Título: Bodas de sangre Autor: Federico García Lorca Editorial: Voces críticas Público Año de publicación: 1933Páginas: 140ISBN: B373852010
No leía teatro desde diciembre, cuando tuve que releer en la universidad La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Ahora el motivo es el mismo, los exámenes, pero no es una lectura obligatoria, sino voluntaria. Mi madre me ha regalado varios libros de autores españoles y he decidido leerlos para disfrutar y a la vez estudiar.
Hasta ahora no había leído nada de Lorca, y ni siquiera he visto ninguna de sus obras de teatro. Sí, ya sé que no tengo excusa, prometo solucionar este pequeño gran fallo lo antes posible. Así que Bodas de sangre ha sido mi estreno con este autor. Y tengo que decir que no podía haber sido mejor. Aunque sé que el teatro hay que verlo y no leerlo, la lectura de esta obra me ha encantado.
Lorca estrenó Bodas de sangre el 8 de marzo de 1933 en el Teatro Infanta Beatriz de Madrid. A pesar de los casi ochenta años transcurridos, creo que esta obra no ha perdido actualidad y hoy en día, en pleno siglo XXI, se puede leer y disfrutar mucho de ella. Yo me he acercado a esta tragedia sin saber nada o casi nada de ella y creo que ese desconocimiento, al menos en este caso, ha sido positivo. La obra me ha sorprendido, me ha impactado, me ha seducido y me ha atrapado.
Se trata de una obra de teatro, de una tragedia que, a primera vista parece simple, con pocas localizaciones y tan sólo catorce personajes. Pero no hace falta más, no son necesarios más escenarios, más personajes o más complejidad. La obra ya es de por sí compleja, intensa. Porque los personajes van vestidos con las ropas del amor, del odio, de los celos, de la violencia, del rencor, del olvido, del recuerdo y, sobre todo, van vestidos con sangre.
Con su propia sangre pero, ante todo, con la sangre de sus antepasados, de sus padres, sus maridos, sus hijos asesinados. La sangre de su familia, de los suyos. Y eso es algo que no se puede olvidar. Por mucho que pase el tiempo, ni se olvida ni se perdona. El rencor, el odio cada vez se hacen más fuertes.
Como también se hace más fuerte el amor, la pasión. Esos sentimientos que no atienden a razones, que no se pueden explicar ni ocultar, por mucho que se intente y se luche. Esta obra nos cuenta una historia pasional, un enfrentamiento entre dos familias que se debaten entre el odio y el amor, entre el dolor y la esperanza, dos familias condenadas a encontrarse, a convivir en un pueblo andaluz. Dos familias que son incapaces de evitar, de escapar y de huir de su destino, de la muerte y de la sangre. Porque no pueden o, quizá, porque no quieren.
Pero al margen del argumento y la trama de esta obra de teatro, creo que Bodas de sangre es también un conmovedor alegato contra el miedo y la intolerancia, esa intolerancia que justo tres años después del estreno de esta obra acabó con la vida de su autor. El enfrentamiento, el odio, el rencor que existe entre estas dos familias es un fiel y triste presagio de lo que ocurrió en muchos pueblos de España durante la Guerra Civil tres años después de que se estrenase esta obra. Por mucho que el amor intente imponerse, buscar la esperanza, la felicidad, la celebración de una boda, un matrimonio, una unión, un camino común que empieza, nada puede hacer frente a la rabia, el horror, el resentimiento, el fanatismo y la sangre, esa sangre que llama, que grita, que recuerda y que no olvida ni mucho menos perdona.