OBRAS
BODEGA MONT-RAS · 13/01/2017
La construcción de una bodega y la formación del vino están ligadas a una experiencia con la tierra. El vino es olor, color, sabor, cuerpo y esencia de la uva. Esta formación de sentidos y percepciones debe ir acompañada de un lugar capaz de enfatizar este proceso de transformación.
Fotografía: © José Hevia
El programa de la bodega, en Girona (España), responde a la necesidad de producir vino y organizar una relación con la masía existente. Para la producción de vino se disponen cuatro naves con espacios intermedios servidores que contienen las instalaciones. En la primera nave, empezando por el lado derecho, se almacenan los útiles del desarrollo agrícola de las viñas junto con los laboratorios, áreas de embotellado y cámara frigorífica. La segunda de las naves está destinada a las tinas de maceración del mosto. La tercera nave almacena durante largos periodos las barricas y las botellas en reposo. Por último, la cuarta nave está destinada al área de catas, disfrute y almacenaje de las botellas de descorche. Un acceso en forma de túnel desde la parte superior de la Masía hacia la nave de catas organiza el recorrido de los propietarios. El acceso a las otras tres naves se realiza directamente desde las viñas.
La humedad de la tierra ayuda a la conservación. Enterramos la bodega para mantener la temperatura ideal y definir la plataforma de la Masía. Además, la profundidad del espacio absorbe el sonido, ofrece vacío y sombra. La luz organiza el espacio que va desde la claridad a la oscuridad y viceversa.
El edificio es una plataforma enterrada. Su cubierta jardín descarga el peso de la tierra por medio de bóvedas de hormigón cuyo cálculo óptimo dibuja una sección de arcos hiperbólicos. La plataforma se transforma en un captador y receptor de agua que es enviada a un depósito para su posterior reutilización. Los muros de contención perimetrales responden a la mejor geometría para descargar los esfuerzos de comprensión de la tierra. Se resuelve por bóvedas de ladrillo colocadas en vertical que permiten la entrada de luz cenital.
Fotografía: © José Hevia