Revista Ciencia

Boicot al Senado en 14 tesis

Publicado el 04 octubre 2015 por José Luis Ferreira
Boicot al Senado en 14 tesis
Tras las elecciones autonómicas y municipales y tras las catalanas, pasando por las griegas pero por alguna razón no por las portuguesas, las siguientes que acaparan nuestra atención son las generales. El presidente del gobierno las ha anunciado para poco antes del solsticio de invierno, concretamente, para el domingo 20 de diciembre. Llevo ya varios comicios ejerciendo de ciudadano responsable, votando al Congreso y absteniéndome al Senado.
Esta será mi campaña personal: boicot al Senado. Os invito a que os suméis a ella y a que la extendáis por todos los medios. He aquí las razones:
1. El Senado no sirve para nada. Según la Constitución Española, nunca tiene la exclusividad de ningún tipo de leyes ni la última palabra en su aprobación.
2. Lo más que hace es obligar al Congreso a retrasar entre veinte días y dos meses la aprobación de alguna ley. Esto ocurre porque las leyes que aprueba en Congreso pasan al Senado, que puede aprobar, enmendar o vetar la ley. Si se enmienda o veta pasa otra vez al Congreso, que puede hacer caso omiso de lo que diga el Senado.
3. En la práctica el Senado no ha servido nunca para nada serio o, por ponerlo en perspectiva, no ha servido para nada que no sirva ya una comisión del Congreso.
4. Lo anterior no me le invento yo. Todo el mundo está de acuerdo con que es así.
5. Para ser justos, hay que decir cuál es el argumento más relevante para tener un Senado: debe servir para enfriar las leyes. La segunda lectura y demora que obliga a las leyes debería servir para no legislar en caliente. Si crees que esto ocurre en España y que el Senado ha servido o servirá para eso, adelante, vota. Si te parece un argumento cogido por los pelos, sigue leyendo.
6. Por todo lo dicho, desde que hay autonomías se habla de reformar el Senado para que sea una auténtica cámara de representación territorial. Qué es eso de auténtica, nadie sabe. Qué atribuciones tendría que no dependieran del Congreso, tampoco.
7. No hay ningún principio de acuerdo ni, según parece, ganas de tenerlo sobre qué hacer con el Senado.
8. Una reforma seria tendría que recoger estos elementos: (i) el Senado debería tener la competencia exclusiva o, por lo menos, la última palabra sobre leyes de algún tipo, (ii) el Senado debería elegirse de manera distinta al Congreso y (iii) también de manera distinta a cómo se hace ahora.
9. El punto (i) permitiría que fuera relevante. El punto (ii), que su relevancia fuera resultado de que su representatividad es más adecuada que la del Congreso para esos ámbitos de su exclusividad. Si no se da (ii), no hay razón para que sea también el Congreso quien se encargue de esas leyes.
10. El punto (ii) es, cuando menos, delicado. El Congreso se elige por un sistema más o menos proporcional a la población (distorsionado por el mínimo provincial y por el sistema D'Hondt). El Senado se elige ahora en su mayor parte por un sistema mayoritario y provincial, lo cual ya es distinto que el Congreso y, por tanto ofrece una composición distinta. Creo que todo el mundo está de acuerdo en que siendo la Comunidad Autónoma y no la provincia la base del sistema autonómico, la representación territorial debería estar basada en la Comunidad y no en la provincia (de ahí mi punto (iii) anterior). De hecho, por esta razón se ha concedido que los parlamentos autónomos elijan a unos pocos senadores.
11. El problema es que, además de que no hay plan ni proyecto sobre las competencias del Senado reformado, un acuerdo sobre representación de este posible Senado se antoja imposible. ¿Cada Comunidad Autónoma tendrá el mismo número de senadores? ¿Estarán de acuerdo Andalucía y Catalunya en que sus votos valieran muchísimo menos que los de La Rioja o Cantabria?
12. Yo no me opongo a tener un Senado que funcione tras resolver los problemas anteriores, pero sí a tener uno que no lo haga, y creo que boicoteando el Senado actual mandaríamos un mensaje para que nuestros políticos se pongan a trabajar en ese sentido.
13. Lo bueno de este boicot es que no cuesta nada, absolutamente nada, a quien participe. Alguien puede pensar que si el boicot lo realizan más bien los votantes del partido X, entonces dejamos el Senado en manos de los de Y, y les damos más poder. Como he argumentado antes, dominar el Senado es dominar algo inútil. Ya puede tener mayoría en el Congreso el partido X y el partido Y en el Senado, que el poder legislativo y ejecutivo estará al 100% en manos del X.
14. ¿Y no importará la mayoría en el Senado para reformar el Senado? Pues no, por lo mismo que siempre: la última palabra la tendrá el Congreso. Si acaso, algún referéndum, por aquello de que es una reforma constitucional. Ni siquiera el Senado es relevante para cambiar el Senado.
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