Revista Ciencia

Boletín de Hospitaleros Voluntarios,

Por Daniel Paniagua Díez
Boletín de Hospitaleros Voluntarios,
BOLETÍN INFORMATIVO Nº94
Marzo de 2019
IM MEMORIAM
Elidio Trapiello +15 de febrero de 2019
A mitad de febrero supimos del fallecimiento de Elidio en su Asturias natal. Era un hombre joven aún pero la enfermedad que a todos nos acongoja se lo ha llevado a pesar de su titánica pelea.
Hizo su curso para ser hospitalero en Logroño hace ya algunos años y luego fue hospitalero en varios albergues. Como nos recuerdan de él, el Camino y la hospitalidad eran el motor que le hacían continuar entre ciclo y ciclo de quimioterapia manteniendo siempre la sonrisa mientras atendía a los peregrinos.
Descanse en paz.
·.-_o_-.·
A veces rebuscamos entre lo ya publicado en el Boletín y en esta ocasión nos parece acertado volver a poner en circulación un texto antiguo porque creemos que no está demás que los “viejos” hospitaleros lo tengamos o lo sigamos teniendo presente y que los “nuevos” hospitaleros que se unieron a nosotros más tarde de la fecha de su publicación, lo tengan en consideración. Lo que sigue salió publicado en el Boletín de septiembre de 2012 pero sigue de actualidad.
SOBRE LO EXCESIVO
Lo reconozco: pienso en el Boletín de Hospitaleros cuando se acerca el momento de tener que prepararlo y enviarlo. Pocas veces –salvo los tristes anuncios de amigos hospitaleros que se han ido y la agenda de convocatorias- tengo preparado de antemano lo que va a ir en esta hoja volandera.
Esta vez, tampoco ha sido distinto. Así que, sólo en los últimos días, se presentó ante mí el tema para el número de septiembre: lo excesivo.
Fue viendo el exceso de algunos hospitaleros cuando intuí que este podía ser el tema y que puede dar para un rato de reflexión. Y recordando que a lo largo de este verano he visto el exceso en lo que estamos haciendo, me lancé a ello.
Exceso en lo que se ofrece olvidando un básico principio de austeridad: llevados, estoy segura, por la ilusión de ser hospitaleros, el sentido del deber y el del compromiso –por otra parte tan distante en otros “hospitaleros” que no han entendido qué es esto del compromiso- algunos de
entre nosotros construyen una acogida que termina midiéndose casi en exclusiva en lo material: cenas compartidas que parecen las de las bodas de Camacho, ambientes supercargados de información, adornos desmesurados…
Exceso en el comportamiento de los hospitaleros que equivocan acogida y calidad con hacer del albergue un resort TI (ya sabéis: todo incluido) en el que el peregrino tiene que estar ocupado con todo lo que para él se ha preparado mientras esté en el albergue.
Todo eso es excesivo. Los peregrinos necesitamos un lugar donde descansar. Un sitio donde “abandonar” por unas horas nuestras pertenencias; un lugar seguro. Un espacio para compartir vivencias y emociones. Y tiempo también para el silencio y para la oración.
Eso es lo que deben procurarnos los hospitaleros.
Pero ideas equivocadas de cómo se ha de proceder llevan como resultado que el lugar para descansar está limpio pero no lo suficiente porque ya desde pronto por la mañana las energías están muy gastadas o porque no se ha dormido bastante al no ser capaces de racionalizar la fuerza de trabajo. Que el espacio y el tiempo para compartir entre los peregrinos están tan organizados y normalizados que hay poco espacio para la espontaneidad.
El Camino siempre tuvo hospitaleros (gente hospitalaria, en verdad) que facilitaron a los peregrinos llegar a Santiago y hasta hace relativamente poco tiempo no era posible asistir a estas “ceremonias de la acogida” en ocasiones muy alejadas de la tradición. Sal y fuego eran ofrecidos, junto a un techo, a los peregrinos. Y era suficiente aunque no pretendo yo que volvamos a tal cosa. Pero ahora si no hay para cenar una ensalada no sé cómo, una pasta a la no sé qué o exquisiteces culinarias varias, los hospitaleros no se sienten tales y resulta que la acogida pasa solamente por ahí y no por procurar tener la sonrisa ancha y la voluntad de servir.
Me declaro absolutamente culpable de lo que arriba expongo porque formo parte de los cursillos de nuevos hospitaleros y, entiendo, que no transmitimos bien qué debe hacer un hospitalero: sin pasarnos de la raya, haciendo una acogida normal, sin alharacas, porque no estamos obligados a más de lo que ellos –los peregrinos- puedan esperar.
Y de nuestro modo de hacer dependerá que los caminantes elijan en qué albergue parar porque así se lo han recomendado en lugar de dejar al camino que les haga el Camino.
Tenemos un material precioso con el que trabajar –por el que trabajar- pero estamos a punto de pervertir todo lo que nos animó a ser hospitaleros porque lo encontramos por el Camino: fraternidad, calidez, espiritualidad, austeridad, humildad…; he oído comentar a un hospitalero tras anunciar lo que había para cenar y, ante mi sorpresa por lo pantagruélico, que lo hacían porque los peregrinos se lo merecen ¿? No creo que se trate de dar un premio por haber llegado hasta esa meta sino de procurar el descanso para alcanzar otra meta más, hasta la pensada por todos.
Tanto exceso, ¿tendrá que ver con no saber medir la emoción de ser hospitalero? o ¿no será que queremos perdurar en gente que no veremos más? En los cursillos de novatos decimos siempre que el mejor albergue es ese que funciona sin que parezca que alguien lo dirija; y que cuando el peregrino recuerde esa jornada, a sus compañeros, al albergue, también recuerde al hospitalero pero se pregunte ¿cómo se llamaba?
Esta estrofa de “El caso es andar” de Cecilia viene al pelo de esto último que comento:
No dejo rastro ni huella. Por no ser ni soy recuerdo. Yo paso haciendo silencio, sin ser esclavo del tiempo.
El caso es andar.
El caso es andar.
Y el caso es que hablo de novatos y de sus cursillos y, por esta razón, quizá algunos piensen que me estoy refiriendo a nuevos hospitaleros: no. Hemos observado que hay veteranos que ya han “hecho callo” y que no piensan cambiar su manera de actuar porque saben que generan dinero en el albergue y por eso saben –lo saben, están seguros- que su modo de proceder es el pertinente cuando no debería ser esa la motivación de un hospitalero de Hospitaleros.
Pero hay otros excesos, justo por el extremo contrario: hospitaleros que no hacen nada de lo que se les ha encomendado. No acogen: sólo indican dónde dormir; no acompañan: están en su habitación o no se mueven de la recepción; no limpian: y después los siguientes hospitaleros te muestran cómo dejaron el albergue o te lo afean los responsables del albergue; no se interesan por los peregrinos salvo para saber el número de ellos, por lo de la paella que harán para ser admirados…; no son capaces de acoger a sus compañeros, los que les van a suceder porque aún no es día 16.
Desde luego este exceso en dejarlo todo al devenir no es admisible porque con su recuerdo, con la imagen que dejan –la suya- va la imagen de Hospitaleros. Y puede que aquí, en este caso, tampoco se acuerden del nombre del hospitalero porque tiene un sobrenombre: el pasota, el sobrado, el aburrido de ser hospitalero, el que no tiene interés por los peregrinos (y alguno más menos delicado)
ASMBLEA ANUAL DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE ASOCIACIONES DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO. ORENSE, marzo de 2019.
Como cada año, las asociaciones que integran la Federación Española de Amigos del Camino de Santiago, a la que Hospitaleros voluntarios pertenece, se reunió en Asamblea ordinaria y, este año, extraordinaria al tener que elegir un nuevo presidente.
Hospitaleros presentó su informe anual (el de 2018) que en un resumen es el siguiente:
Fueron hospitaleros gestionados por la oficina de Logroño y la coordinación de Hospitaleros 545 voluntarios, de los cuales 300 eran veteranos. De todos ellos 306 eran españoles. Hubo 237 hospitaleras. Se cubrieron 603 destinos.
Se hicieron cursos para nuevos hospitaleros en Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Estados Unidos de América, España, Francia, Holanda, Italia y Sudáfrica. Se formó a 441 personas pero no todos fueron hospitaleros en 2018.
Hubo hospitaleros de Alemania, Argentina, Australia, Bielorrusia, Brasil, Canadá, Chequia, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Japón, México, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Suiza, Ucrania y Venezuela.
Además de estos hospitaleros se hizo mención de los hospitaleros voluntarios que prestan su servicio en los albergues que asociaciones de Astorga, Burgos, Estella, Guipúzcoa, Madrid y Vizcaya mantienen o gestionan; fueron en total de 313 personas/turnos.
Desde la oficina de Logroño y la coordinación de Hospitaleros se gestionaron los turnos para 19 albergues, siendo el número de pernoctaciones de 79.052 aunque este número no es definitivo puesto que no se contabilizan los peregrinos que se alojan en el parroquial de Logroño. El total de pernoctaciones de todos los albergues atendidos por Hospitaleros voluntarios y los hospitaleros voluntarios de las asociaciones mencionadas ascendió en 2018 a 169.502 peregrinos.
La presidencia recayó, para otros tres años, en Luis Gutiérrez Perrino, de la Asociación de León y hospitalero voluntario al que muchos de nosotros conocemos.
Convocatorias Cursos para hospitaleros veteranos. Explorando las huellas Este curso tiene dos objetivos. Por un lado se trata de profundizar y tomar conciencia de las huellas interiores que nos ha dejado nuestra experiencia como hospitaleros voluntarios; para ello nada mejor que compartir estas huellas con otros hospitaleros, sintiéndonos acompañantes y acompañados, sabiendo que al escuchar otras experiencias, puedo percatarme y poner nombre a mis propias huellas, de las cuales no era consciente. Un segundo objetivo será trabajar y poner en común ciertas técnicas y propuestas para practicar en los albergues, fomentando la espiritualidad y el camino interior entre los peregrinos.
El lugar elegido será la Ermita de Nuestra Señora del Villar en Igea (La Rioja), pueblo conocido por albergar huellas de dinosaurios. Durante los días 14, 15 y 16 de Junio. Hay 15 plazas. El precio es de 50€ y lo organizan Marina Saiz Hoz, Jesus Ángel Osta Jiménez y Luis Garcia Loro. Si estás interesado contacta con Marina en [email protected]
Boletín de Hospitaleros Voluntarios,
"Un Camino DiVino”. El vino en el Camino de Santiago.
Presentación:
¿Y si cada etapa del Camino fuera un vino? Un vino para ayudar a experimentar ese mundo de compañerismo, libertad, amistad, belleza, gentes, paisaje, bienestar...
Un Camino singular para acercarnos al fascinante mundo de la enología, a través de su historia, la arqueología vitivinícola, los monasterios, las bodegas, las catas, el terruño y el viticultor.
La historia del vino va unida a la historia de las actividades humanas y al devenir del hombre mismo.
El Camino de Santiago guarda una relación muy estrecha y antigua con el vino ya que su recorrido transcurre por diferentes regiones vitivinícolas donde se cultiva la vid y se elabora vino desde hace siglos.
Desde La fuente del vino en Irache (Navarra) los campos de viñedos acompañarán al peregrino
hasta adentrarse en La Rioja, cuna de míticas cepas y grandes vinos. Más tarde, tras muchos kilómetros, pensamientos y días de cansancio, encontrará en León y la Comarca del Bierzo un renovado paisaje de viñedos. Antes de adentrarse, pasada Villafranca, por el difícil paso a Galicia, el caminante podrá disfrutar de los Mencías y Pietro Picudos o Godellos que ofrece León. Al final, si las fuerzas no le han abandonado, el peregrino experimentará ese momento de gozo que es la llegada a Santiago de Compostela, momento de celebración y brindis con blancos gallegos principalmente.
Por tanto, si lo pensamos, bien podría ser que el Camino es el Camino del Vino de Santiago...
A quién va dirigido: Hospitaleros voluntarios veteranos del Camino de Santiago de la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.
Objetivo del curso: El acercamiento a la cultura del vino a través de la Ruta Jacobea.
Lugar: La Rioja. Por determinar.
Fechas: del 31 de Mayo al 2 de Junio (Sin cerrar)
Plazo de Solicitud: Del 15 al 22 de Mayo de 2019, ambos inclusive. (Ni antes, ni después) Plazas limitadas. Correo de inscripción: [email protected]
Santo Domingo de la Calzada. Es de suponer que todos los hospitaleros, seamos o no creyentes, en nuestra calidad de antiguos peregrinos hemos oído hablar de Santo Domingo de la Calzada. Pero no me refiero a la localidad riojana de enorme y vieja tradición en la hospitalidad y donde la gallina cantó después de asada; el Santo Domingo de la Calzada que menciono es el Santo… Pongo en este Boletín unas pinceladas sobre el personaje. Domingo es ejemplo de virtudes y en especial de caridad y solidaridad. Vivió 90 años y fue gran impulsor del Camino de Santiago al desbrozar montes, abrir caminos, tender puentes que facilitaron el paso de los peregrinos hacia la tumba del Apóstol, construir hospitales, iglesias (aquí con la ayuda de su discípulo Juan de Ortega) y fuentes donde beber; por esta razón fue conocido como Domingo de la calzada. Y tras su fallecimiento, se relataron milagros que obró sobre los peregrinos siendo el más conocido el de el gallo y la gallina. Este 2019 ha sido considerado conveniente ser declarado Año Jubilar Calceatense porque es cuando se cumplen los 1.000 años del nacimiento de Santo Domingo, fundador de la ciudad a la que dio nombre. Para los creyentes, el Año Jubilar Calceatense reportará indulgencias parciales para cuantos peregrinen al sepulcro del Santo durante el Año Jubilar, avisan desde la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. Lo que sí creo es que no todos los hospitaleros –sobre todo las nuevas hornadas de voluntarios- sabrán que Santo Domingo de la Calzada es nuestro Patrón; el Patrón de Hospitaleros. Así lo “elegimos” en el Año Jubilar Calceatense que se celebró en 2009 con motivo de los 900 años de su nacimiento y que nos llevó, aquel año, a celebrar el Encuentro anual de Hospitaleros en Santo Domingo bajo el lema “Como él, abriendo caminos”. Así que en algún momento de este año 2019 organizaremos algún acto para celebrar este Año Jubilar y peregrinar al sepulcro del Santo. Aún no sabemos cuándo ni qué haremos para esta celebración pero, en todo caso, se avisará con tiempo en siguientes boletines de Hospitaleros.
Boletín de Hospitaleros Voluntarios,
Como sabes, Arrés es uno de los albergues que gestiona directamente Hospitaleros voluntarios de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago. No solamente lo gestiona sino que fuimos parte fundamental de su puesta en marcha, empezando por la reconstrucción del edificio que albergaría después el refugio. De eso ya han pasado 20 años.Pues bien, hace un tiempo, recibimos la llamada de Don Juan Garcés, párroco de Bailo y que dice misa en Arrés cuando comenzamos a enviar hospitaleros cada año, es decir: cuando hay peregrinos. Don Juan avisó que habían empezado unas obras en la iglesia, que están reparando el suelo y que el coro tiene peligro de hundimiento; también que hay problemas en la torre campanario y que la campana está rajada. Realmente el párroco no pidió nada, pues como dicen nuestros amigos hospitaleros Alfredo y Pilar, es hombre discreto pero se sobreentendía que una ayuda no vendría mal.Este es el motivo de este anexo al boletín 94 de marzo de 2019: siguiendo una costumbre ya olvidada, por la que los voluntarios hospitaleros ayudábamos con nuestro trabajo y con nuestra ayuda económica al levantamiento de nuevos albergues, os pedimos desde el Boletín de Hospitaleros colaboración para sufragar las obras empezadas en la iglesia de Arrés. Un pequeño donativo de quien quiera hacerlo sería muy agradecido porque “grano no hace granero pero ayuda al compañero”. Un donativo grande también será bien recibido, por supuesto…Para tal fin ponemos aquí la cuenta de IBERCAJA en la que hacer el ingreso de la donación que estimes oportuna: ES02 2085 2358 9203 3014 0298Parroquia de la Inmaculada Concepción; poniendo en el concepto, OBRAS EN ARRÉS. Muchas gracias a todos los que vayáis a ayudar en esta empresa. La buena acogida que se hizo siempre a los hospitaleros en Arrés hace justo este llamamiento.
Daniel Paniagua Díez

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