BOLETÍN INFORMATIVO Nº CIII
Noviembre de 2020
In memoriam
Pilar Echechipía +17 de abril de 2020
Fernando Imaz nos avisa del fallecimiento de Pilar comenzando con estas palabras: “era una persona muy especial que se hacía querer por todos los que tuvimos la suerte de conocerla”. Compartí muchas horas con Pilar en mis primeros años en Hospitaleros y me sumo a estas palabras. Y sigue: “entrañable, muy socarrona (tenía el oído un poco “duro” pero decía que para lo que hay que oír...) pequeña y, por su edad, una madre o abuela para todos los peregrinos…siempre dispuesta a cubrir cualquier contingencia”. Falleció Pilar en la soledad que ha impuesto la pandemia que nos ha secuestrado a todos.
María Teresa Outeiral +25 de junio de 2020
De nuevo Fernando cumple con el doloroso cometido de avisarnos del fallecimiento de otra hospitalera: dos meses después, falleció María Teresa, amiga de Pilar; las dos pasados los 90 años. María Teresa fue hospitalera desde 1996, siempre con Pilar hasta 2002.
Isabel Llavador +29 de octubre de 2020
Magda Rubio, una hospitalera amiga de Isabel avisa, desolada, del fallecimiento de Isabel “con la que conecté desde el primer segundo en el momento de conocerla”. Isabel fue hospitalera en León y otros lugares durante algunas ocasiones. Era una mujer extremadamente educada, comprometida con los peregrinos y la recuerdo como el ejemplo de persona preparada para cualquier eventualidad.
Para las tres y por todos los hospitaleros que nos han precedido, hayamos sabido de su fallecimiento o no pedimos una oración por el eterno descanso de sus almas.
HOSPITALEROS EN TIEMPO DE PANDEMIA
Para este boletín pareció interesante tener las impresiones de los hospitaleros que han estado atendiendo peregrinos después del confinamiento. Interesante por saber cómo han percibido el Camino, los albergues y a los peregrinos desde el 1 de julio pero también porque debíamos ser generosos con quienes estuvieron dispuestos -“valientes y disponibles”, dijimos hace algunos años en otro boletín- a salir al Camino y permanecer a la puerta del albergue hasta la llegada de los peregrinos que, en esta ocasión, podían ser un riesgo para la salud de quienes los esperaban.
Pedí también impresiones a los hospitaleros de la segunda quincena de marzo… ellos estaban en el Camino cuando “todo se vino abajo”. Y aunque no estén aquí recogidos, nuestro agradecimiento ha de ir hacia los hospitaleros de las primeras quincenas del año y a los que, en estos momentos, están en los albergues o lo estarán hasta terminar este siniestro 2020.
En una lectura general de los escritos recibidos se pueden establecer tres categorías: las medidas/protocolos para el ingreso en los albergues, el comportamiento de los peregrinos y las reflexiones que la situación provoca en los hospitaleros.
De lo primero que hablan es de la funcionalidad de las medidas tomadas para el ingreso y estancia de los peregrinos, de lo pesadas que pueden llegar a hacerse pero que garantizan las cosas bien hechas: …los protocolos de desinfección y limpieza, con toda su complejidad, vinieron a dar en una intensificación de la natural limpieza y podríamos decir que dejarán huella en la manera posterior de mantener, más exquisita que de ordinario, la higiene de los albergues…
Son protocolos adaptados para los albergues del Camino partiendo de lo que el Ministerio de Sanidad indicó y, en algún punto, readaptándose a la propia idiosincrasia de los peregrinos. Los hospitaleros estaban mentalizados de lo que suponía hacer bien las cosas: …aunque ya era consciente de lo que significaba salir de casa para llevar un albergue, la insistencia de no bajar jamás la guardia por nuestro bien y el de los peregrinos me hizo estar siempre alerta…
El funcionamiento ha sido ejemplar y, al momento de la redacción de este boletín, no hay noticia de contagios en los albergues. Una hospitalera extranjera y novata concluye: …el protocolo más importante permaneció para dar una cálida bienvenida y explicar con una sonrisa –invisible- cuáles y porqué eran los protocolos…
Sobre el comportamiento de los peregrinos también se extienden los hospitaleros: …un diez… Coinciden en señalar que casi todos eran disciplinados en el cumplimiento de las medidas de seguridad sanitaria, conscientes de la situación y no atemorizados aunque algún caso se dio de caminantes que no le daban importancia a la pandemia y que fueron los se quejaban del cierre de los albergues; por el contrario, hubo más peregrinos: …que agradecían enormemente que el albergue estuviera abierto…
En su mayoría los hospitaleros encontraron peregrinos muy dispuestos a colaborar y …con excelente espíritu… Han encontrado los hospitaleros acrecentado el sentido de gratitud de aquéllos con respecto a otros años, conscientes de que su presencia en los albergues atendía a una decisión personal: …la expresión generalizada era “gracias” por encontrar un verdadero albergue con espíritu de Camino, entregado a los que estamos peregrinando y “gracias” a los que estáis esperando nuestra llegada… Varios han hecho una reflexión muy interesante en relación a qué tipo de peregrino se iban a encontrar este año y aunque a priori pensaron en gente que hacía el Camino por no tener otras opciones en esta ocasión, la realidad les ha mostrado: …que el Camino les seguía aportando mucho…
En tercer lugar, los hospitaleros -durante sus quincenas- han tenido toda clase de sensaciones. Desde las que se presentaban aún en casa: … ¿a dónde voy?, me necesitan…; …tuvimos nuestras reservas antes de decir sí…, a las que directamente aluden a su relación con los peregrinos. Todos los voluntarios coinciden en: …una mayor responsabilidad por la situación… Algunos hospitaleros se duelen por no haber podido tener un contacto más cercano con quien se hospedaba esa noche con ellos: …no poder compartir un abrazo o una sonrisa me ha causado honda decepción… pero son más los que han sentido un contacto más estrecho por el simple hecho de tener más tiempo para cada uno de ellos al haberse reducido drásticamente el número de peregrinos en el Camino.
Un hospitalero hace esta observación: …a diferencia de otros años, pude conversar mucho más con los peregrinos porque la práctica totalidad eran españoles y es castellano lo que yo hablo… y otro comenta que pudieron dar al albergue el mismo toque espiritual de otros años: … un “buen Camino” sin abrazo pero sí con los ojos, la sonrisa y la palabra… Ese contacto más estrecho: …en un ambiente triste… ha desvelado peregrinos más responsables, cercanos y colaboradores que en otras ocasiones: …como si ahora hubieran descubierto el sentido del Camino de Santiago… Una hospitalera compara este verano: …con la temporada baja por el reducido número de peregrinos y, como si fueran de pleno invierno, dispuestos a enfrentar desafíos y desechar temores. Esto que digo vale para los peregrinos y también para los hospitaleros. Ha sido, después de tantos años, la mejor de mis experiencias… Incluso entre quienes han sentido decepción: …por no poder desplegar todo nuestro repertorio, la experiencia ha valido la pena…
Hay, además, otros comentarios. La relación entre hospitaleros ha sido fantástica, quizá por estar muy concienciados de la importancia de su labor y, por lo tanto, alejando de sí mismos todo perfil antagónico. Hasta donde sabemos, los voluntarios de estos meses han trabajado como nunca codo con codo. Una hospitalera muestra su incertidumbre ante los gastos nuevos que la pandemia genera y ella misma declara: …este tipo de albergues deben estar abiertos mientras dure esta situación…
Un hospitalero ya muy experimentado dice: …ellos me necesitan. ¿Para qué? Pensar es lo tuyo, tú sabrás. Me necesitan. ¡Si ellos ya saben caminar! ¿Y nosotros? ¿Ya sabemos amar?... Otra dice: …me aferro a la confianza, a la valentía, a seguir trabajando para que el Camino esté abierto. Digo no al miedo, a la pereza… Dos hospitaleros novatos salidos del único curso que se pudo hacer este año en España narran su experiencia. Frente al carácter más informativo de sus compañeros veteranos, ellos dos trasladan la ilusión que tenían por ser hospitaleros, el agradecimiento por haber podido cumplir su deseo de serlo, la satisfacción por ayudar y el convencimiento de volver al Camino a ser hospitaleros voluntarios. Y en todos: …la esperanza de una vacuna que nos devuelva el Camino…
Mencioné al principio que pedimos el concurso de los hospitaleros de la primera quincena de marzo. Algunos de ellos eran novatos, algunos extranjeros. Todos narran la experiencia de ir sabiendo cada día un poco más de lo que estaba por llegar sin lograr tener respuestas precisas para los peregrinos y para ellos mismos: …las noticias eran confusas...; …empezamos a protegernos con guantes, racionando el hidroalcohol y separando a los peregrinos…; …el Covid19 se hizo presente en todas las tertulias de los peregrinos…
Su misión se centró en informar a los caminantes de que debían volver a casa, facilitar esos regresos: …tuvimos que improvisar y convertirnos en una agencia de viajes…, cerrar los albergues y volver ellos mismos a sus lugares de origen: …el 12 de marzo hubo un silencio inquietante en la ciudad y no supe porqué… El único novato de esa quincena relata: …en el salón solo quedábamos la responsable del albergue, mi hermano y yo (recién salido del cursillo); había que cerrar. Para despedirnos escribimos en el libro “cerrado por coronavirus; volveremos pronto” y los tres hicimos un encuentro en el coro alto de la iglesia como el que hacíamos cada noche pero esta vez a modo de despedida y acción de gracias…
Tras la lectura de todas las aportaciones que hicieron los hospitaleros de estos meses pasados se puede concluir que el principio fundacional de Hospitaleros hizo posible estar presentes en el Camino. Hospitaleros está para la atención a los peregrinos; lo estuvo hace 30 años cuando el soporte para ellos era muy reducido y debíamos estarlo ahora, cuando todo está oprimido por esta enfermedad.
Todos somos conscientes de que sin la intervención de los responsables de albergues que decidieron volver a abrir sus puertas (Alfaro, Arrés, Ponferrada y Zamora) no hubiera sido posible cumplir nuestra tarea –y por eso les damos las gracias- como seguro que comprendemos que sin la intervención de cada uno de los voluntarios que dijo sí, Hospitaleros no hubiera podido cumplir con el compromiso adquirido. Estos hospitaleros nos representan a todos, hacen posible que nosotros, los voluntarios, estemos presentes en el Camino en estos tiempos. Por eso, este espacio en el Boletín de Hospitaleros había que ocuparlo con quienes levantaron la mano para representarnos a todos en este desdichado 2020.
De un tiempo a esta parte (A las gentiles gentes del Camino)
Del Grañón riojano frío pero acogedor de principio de invierno en el Camino francés con la felicidad eterna que le caracteriza, a la Zamora castellana templada y húmeda del Duero de principios de otoño en el Camino de la Plata con su señorío, su historia y su románico. Invierno, primavera y verano quedan por medio.
Y la mala ventura también. Ya sabéis.
De un tiempo de alegría a uno de tristeza, de resignación y de esperanzas. De peregrinos de antes a peregrinos de ahora. De albergues de antes a albergues de ahora.
No queda más remedio que seguir dejando huella en el Camino que siempre nos acogió y más. Los recuerdos quedarán para siempre pegados a él y el tiempo por delante. ¡Animo inquietos! ¡Vamos! ¡Que Santiago nos proteja como él sabe! ¿Hicimos algo mal? Pues se pide perdón, borrón y cuenta nueva.
Habrá que seguir hospitaleando. Aquí seguimos. Amén.
Fernando Vega
Convocatorias
No se apagaba nunca Su voz
Hace unos días iba para Grañón para ver cómo siguen las obras de los baños y en el camino escuché una canción de Mocedades: “El vendedor” y, no sé por qué, me quedé con la letra: “En la plaza vacía nada vendía el vendedor y aunque nadie compraba no se apagaba nunca su voz”; y pensando en el albergue parroquial de Grañón, que sigue cerrado, sentí que no podíamos dejar que esa voz se apagara. Me acordé del curso virtual de canto de Tom Friesen, y ampliando la idea, se me ocurrió que podríamos hacer un momento de oración entre hospitaleros por internet, al estilo de la oración que es tradicional en el coro de Grañón. Se trata de vernos las caras, leer entre todos un texto, comentarlo por pequeños grupos, y por último, pasamos “la vela peregrina”. Si conseguimos “vender esperanzas” y “un tiempo de estarnos queriendo”, como dice la canción, ya habrá merecido mucho la pena. Nunca se sabe, una pequeñita vela encendida en nuestras casas cada jueves puede ayudar a que se enciendan muchos corazones, ahora que necesitamos tanta luz.
Hora: Todos los jueves, a partir de las 22:00 (hora peninsular española) Comienzo: a partir de noviembre. Plataforma: Zoom. Duración: unos 40 minutos, depende de los asistentes. Inscripción: en [email protected] No se trata de comprometerse todos los jueves, sino de que el que quiera o lo necesite, en un determinado día, se apunte. Participantes: en un primer momento, destinado a los hospitaleros, pero con el tiempo y si se puede, intentaremos abrirlo a más peregrinos.
Encuentro anual de Hospitaleros voluntarios
Hagamos un encuentro anual de Hospitaleros. Como cada año; que éste en el que hemos cumplido 30 de trabajo en el Camino no se quede sin reunión de Hospitaleros. Pero esta vez como no puede ser presencial, hay que aprovechar las ventajas que la tecnología nos sirve para una reunión virtual. Los días: 19 y 20 de diciembre (sábado y domingo); hora: a las 5 de la tarde (hora peninsular española) vamos a saludarnos vía Zoom; la duración de cada sesión será de unas 2 horas.
Para inscribirnos hemos de hacerlo a través de este enlace donde encontraréis un formulario muy sencillo.
https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeSDPq1ybEB6Lvypz9aokDgrcA_m-4Y18S0ZHhLjuDcdUIN_g/viewform?vc=0&c=0&w=1&flr=0&gxids=7757
Enviaremos más información a quienes quieran participar.
En principio, no hay más limitación que la aplicación nos permita (será un número grande). El límite para la inscripción es hasta el día 10 de diciembre.
Los hospitaleros que se inscriban recibirán otras informaciones; vigilad vuestra bandeja spam.
Daniel Paniagua Díez