Esta será mi última publicación hasta que pase, son muchos los preparativos: planchar trajes de flamenca, hacer comidas con antelación para no tener que pisar la cocina, la casa, compras... Un sin fin de cosas que hay que organizar para "Que no te falte un perejil". Todo listo para pasarlo lo mejor posible.
La receta de hoy es de reciclaje. Como bien imagináis, se va directamente al proyecto de mi amiga Marisa G. 1+/- 100, desperdicio 0. Aprovecho el resto de un potaje de habichuelas que hice según la receta que ella publicó hace unos meses. Fue amor a primera vista: Fesols de Santa Pau con sabor a mar (yo utilicé judías blancas que tenía en casa). Enlazo a su receta original pues la hice exactamente igual. Merece la pena verla y más probar un exquisito plato lleno de buenos productos. El resto que quedó me sirvió para elaborar estas bolitas crujientes, muy sencillas y sin añadir casi nada pues quería que conservaran el sabor a mar tan exquisito.
Brindaré por vosotros, por tí Marisa, por la salud de todos y por muchos años más juntos.
INGREDIENTES
- resto de potaje de habichuelas según la receta de Marisa
- 1 taza de miga de pan del día anterior
- 1 yema de huevo
- 1 huevo entero
- pan rallado para rebozar las bolitas
- mahonesa, lactonesa o ali-oli para acompañar
- hojas de espinacas para ensaladas
- aceite de oliva suave para freír las bolitas
PREPARACIÓN
En un bol pon el resto de potaje. Añade la miga de pan y la yema de huevo. Remueve para que quede una mezcla homogénea, lo suficiéntemente consistente para hacer las bolitas. Rectifica de sal y pimienta a tu gusto. Deja reposar en la nevera un par de horas tapada con papel film. Pasado este tiempo haz las bolitas, pasa por huevo batido y pan rallado dos veces.
Fríe las bolitas en abundante aceite caliente, ponlas sobre papel de cocina para quitar el exceso de aceite. Sirve sobre una hoja de espinaca fresca y un poco de mahonesa o ali-oli.