
Es la típica prenda que ves varias veces al pasar por allí y te resistes porque piensas: 'no lo necesito' (buen argumento... cuando el término 'necesidad' en este contexto no encaja :-))). Pero volvía a verlo una y otra vez; lo cogía; me miraba en el espejo; me imaginaba con varios looks diferentes y, sin pensar mucho, lo volvía a dejar en su sitio.
Al final se vino conmigo y ¡¡no he podido sacarle más partido!! Me lo pongo con casi todo. La ventaja que tiene, para mí, es su capacidad: cabe de todo, y tiene una organización estupenda: dos bolsillos laterales amplios y todo el centro con capacidad y resistencia para poder llevar mi agenda, mis cuadernos, etc.

Al tener asa corta lo puedo llevar en la mano si pesa mucho, o colgarlo del hombro si lo necesito.
Habría sido perfecto, tal vez, si le hubiesen añadido un asa más grande para llevarlo también como bandolera pero Amancio no ha caído en ese detalle...





(Por cierto que gracias a mi actividad bloguera estoy volviendome más 'ecléctica' y he abandonado después de años la tendencia a llevar el bolso del mismo color de los zapatos. Antes era incapaz _a pesar de saber que es una moda anticuada_, pero con mi bolso-todoterreno y las ideas que me dais las otras blogueras en vuestras fotos, ahora mezclo más y ¡me encanta!)