Revista Belleza

¡boom!

Por Itwoman

Según la conocida clasificación por año de nacimiento, pertenezco a la generación boomer.

Cuando descubrí que era boomer, creí que se referían a una marca de chicles y me preocupé. ¿Soy como un chicle gordo, cargado de azúcar, que te ahoga y que no puedes masticar con normalidad? No creo, ¿no?

Recurrí a mi amado Google y descubrí que se refieren a un baby boom que tuvo lugar durante los años en los que vimos la luz los susodichos boomers

A mí, de adolescente, me gustaban más los chicles Cheiw: de fresa ácida o de canela. Sofisticada que ha sido una siempre. Nací muy dispuesta a ser princesa Disney, pero creo que estoy mutando en Úrsula, el personaje malvado de la película “La sirenita”.

En verdad, de lo que me gustaría hablar es sobre la vida de algunas aspirantes a princesas boomer.

La vida. Un concepto demasiado trillado en la literatura, en la música, en todo. La vida. 

¿Por qué en vez de hablar tanto de la vida no nos dedicamos a vivirla lo mejor que podamos?

Porque no sabemos y a veces no nos dejan.

La vida a veces te destroza. Te deja el alma llena de cristales que pinchan y duelen, pero que no se ven porque son transparentes

Dicen que los pertenecientes a la generación boomer lo hemos tenido muy fácil. Dicen. Yo no lo creo.

No hemos vivido en una dictadura, pero tampoco en una democracia plena. Las mujeres boomer hemos sido la primera generación supuestamente libre; pero como en el fondo nos querían con vocación de princesas (inútiles y subvencionadas), no nos lo han permitido.

Por desgracia, algunas boomer nos hemos visto obligadas a “codearnos” con hombres con un nivel cultural bajito, muy bajito (catetos, para entendernos) que no estaban dispuestos a consentir que su bajeza diera la cara.

¡Boom! Y no de baby ni de chicle. ¡Boom!, porque a poco que seas simpática, espabilada, guapa y trabajadora te conviertes en una molestia a la que dinamitar a toda costa. Como no quieres ser princesa dócil te conviertes en incordio.

¡Boom!

Si encima atraviesas una mala racha en tu vida personal y eres tan tonta que lo cuentas, aprovechan esa debilidad para aplicarte el apelativo perfecto: “Está loca” o “es problemática”.

Luego resulta que hay algún que otro hombre (boomer o no) que sí lo es (problemático y malvado) pero como pertenece al género masculino y vive en su mundo de machos se le considera culto, intenso o buen dinamizador. 

¡Boom!

No olvidemos que muchas mujeres han sido cómplices de estos malvados porque les convenía, porque las tenían arrinconada por otro lado, por ignorancia, por envidia o simplemente por mala leche.

¡Boom!

Resumiendo. Las verdaderas baby boomers hemos decidido que a nosotras no nos arrincona nadie, por eso hemos seguido luchando para demostrar que valemos un potosí (me encanta esta expresión tan vintage), que queremos trabajar y que somos eficaces. 

A pesar de que nos quieran seguir llamando locas o problemáticas. Porque sigue siendo útil para el interés de algunos, de generaciones posteriores, no reconocer los errores (o delitos) de sus predecesores o porque a lo mejor les gustaría repetirlos.

Las mujeres boomer (algunas) seguimos teniendo que demostrar lo que somos y valemos, aunque ahora estemos calculando los años que nos quedan para la jubilación. No es justo, pero es lo que hay. 

Me despido con una gran verdad: si eres una de esas mujeres boomer seguro que sabes que no hay nada más satisfactorio que ese momento en el que demuestras (con tu trabajo) que tenías razón. Te siguen tomando por loca, porque hay ideas que a algunos les interesa mantener, pero … Joder … ¡Qué felicidad más grande!

Esta es la historia de una princesa que se salvó sola. 


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