Recelosos, ellos quieren continuar ocultando los secretos de un pasado vergonzoso.
Una asociación de militares inactivos de Brasil está intentando censurar a la telenovela “Amor e Revolução” (en español: “Amor y Revolución”), de la emisora SBT, que ha estrenado recientemente y que narra una historia basada en el periodo de la dictadura (1964 a 1985) de dicho país. La entidad promueve una petición online y va a entregarla “urgentemente” a la Fiscalía, instándole que cierre la programación. Los militares dicen que se trataría de un presunto acuerdo entre el Gobierno Federal y el dueño del canal, Sílvio Santos, para que sea exhibida, a causa de la Comisión de la Verdad, creada hace poco tiempo. En cambio el empresario tendría su deuda liquidada en el Banco Panamericano (que era de su propiedad, pero ha sido vendido recientemente), cuyo desfalco llegó a 4.000 millones de reales (cerca de US$ 2.521 millones de dólares).
Hasta la publicación de esta noticia, al menos 385 personas ya han firmado la petición. El autor de la telenovela, Tiago Santiago, se ha pronunciado sobre el tema y rechazó la idea de cambiar la historia en favor de “criminales, torturadores y asesinos”.
El hecho de se tener una presidenta (Dilma Rousseff) víctima de la dictadura, una Comisión de la Verdad, la condenación de militares argentinos (incluso la de un presidente), por crímenes así, más allá de una telenovela que va alimentar la indignación de su gente, contribuyen para que ciertos militares se sientan recelosos.
Recientemente, la Justicia argentina ha iniciado el juicio de militares que tendrían participado de la dictadura en su país (1976-1983), por crímenes, como: el robo, la desaparición y el cambio de identidad de bebés que eran hijos de los prisioneros. Entre los sentenciados está el primer presidente del régimen, Jorge Videla, de 84 años, a cadena perpetua.
En Brasil esos juicios todavía no ocurrieron debido a la Ley de Amnistía, del entonces presidente Figueireido, que concede el perdón a crímenes políticos. Además, la gente de ese país tendría que poseer el mismo espíritu de lucha y perseverancia de las “Madres” y “Abuelas” de mayo, que nunca han desistido de procurar a sus familiares desaparecidos ni de hacer justicia. Un ejemplo de éxito en la Argentina es el de Gabriel Matías Cevasco, que fue secuestrado cuando tenía tres meses, en los brazos de madre, y apenas reencontró a su familia biológica a los 24 años, de acuerdo con el sitio web “Abuelas”.
“Sabía que no era hijo biológico pero por años no me animé ni siquiera a tocar el tema. A los 21 me animé, fui a la CONADI [Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad] y luego a Abuelas. No podía soportar más desconocer mis orígenes y, sobre todo, la verdad. (…) Mi vida, ahora, transcurre normal. Me siento una persona completa. Siempre me sentí incompleto, hasta el día en que conocí a mi viejo, me conocí a mí, descubrí quién era, cuál era mi verdadero nombre”, concluyó Gabriel.