Nuestra compañera Kayena estuvo un poco desaparecida a finales del 2013, casi podríamos decir que su vuelta después de vacaciones ha sido un poco irregular y sus actualizaciones se han hecho cada vez más escasas. Por ese motivo empecé a temer por la edición del bloguero invisible de este año, y puesto que nos une una bonita amistad, decidí interrogarla sobre el asunto.
Sobre todo, porque después de su campaña de acoso y derribo de hace tres años cuando comenzó esta aventura me he vuelto asidua a sus iniciativas y no concebía yo la Navidad sin un libro que saliera de mi casa para acoger a otro.
Parece que fui muy impaciente porque horas después de enviarle mi mensaje y sin respuesta aparente por parte suya, me di cuenta de que la madrileña había convocado la edición del 2013, y más feliz que una perdiz me dispuse a apuntarme, el libro lo tenía más o menos claro, pero curiosee en mis estanterías por si se me cruzaba otro por el camino.
Le comuniqué mi intención de participar y en un aparte le apunté el libro que pensaba regalar, pero me quedaba la parte más importante, reseñar la novela que saldría de mi casa para que la disfrutase otro lector, y es que como las reseñas se me demoran tanto, había disfrutado la historia en verano, pero las notas dormían el sueño de los justos en la libreta en la que hago los esbozos de las reseñas.
Una vez publicado el post, me dispuse a hacer oficial mi participación en el evento que cada vez reune a más gente y que supongo le da un trabajo enorme a nuestra maga particular, que este año tuvo también problemillas con el ordenador el día en que tenía que comunicar a quién le debíamos enviar el libro, y otra vez viendo que el 27 avanzaba y no me llegaba el correo, empecé a morderme las uñas, ¿Se habría olvidado Kayena de mí?...
Pero no, no se había olvidado y sobre las nueve o las diez de la noche conocí la identidad de la bloguera a la que tenía que enviarle mi ejemplar, pero como no siempre sabemos quien se esconde detras de los nicks, pues yo no supe con que bloguera relacionar el nombre que me pasó Kayena, y empecé mi búsqueda de pistas para personalizar un poco más el envío, sin conseguir averiguar a quien le iba a llegar el libro.
Así que preparé un poco a ciegas los regalitos, y escribí una carta en la que manifestaba mi desconocimiento, días después en facebook, descubrí que mi libro había llegado a casa Cartafol, una bloguera a la que sigo desde hace tiempo, y que de haber sabido que era ella hubiera puesto más dulces para las peques.
Cómo soy un poco desastre no se me ocurrió hacer fotos de los preparativos del paquetito, me lo pasé bomba envolviendo y eligiendo que enviaría. Pero la mañana del día 28 amanecí con un fuerte dolor de estomago que me impidió acercarme a Correos a depositar el paquete... ¡me dio una rabia!. Luego recordé que era sábado y que la correspondencia no iba a salir de la estafeta hasta el lunes, así que con poner el envío a primera hora del lunes, por aquello de evitar eventualidades de última hora, solucionado.
Y allí estaba yo a las 8:30 de la mañana en Correos para mandar el paquete con toda la ilusión del mundo y rezando porque llegara antes del día 6 de enero, porque se la ilusión que hace. Comenzó en ese momento el nerviosismo, le llegará a tiempo, le gustará... menos mal que Cartafol por facebook no me hizo la espera muy larga y respiré hondo.
Mi regalito no se hizo esperar, mi cartero particular o sea mi marido, lo trajo a mediodía el tres de enero, cuando llegué de trabajar lo encontré encima de la cama y sonreí como una tonta, supongo que mi cara sería todo un poema, y fui buena y no lo abrí hasta la noche de reyes. En su interior me encontré esto:
Un paquetito rojo que escondía mi libro y que abrí con todo el cuidado que fui capaz, para descubrir en su interior .... Un libro del que he leído muy buenas criticas, que todos los blogueros han alabado y al que le tenía muchas ganas desde que Kayena lo reseñó y tambíén Cay 11 que es mi bloguera invisible.
Además de Escrita en tu nombre encontré una postal dirigida a mí que no se me ocurrió fotografiar pero que era de lo más acertada, por aquello de que una siempre anda con un libro a cuestas y puede pararse a leer donde crea oportuno, y los parques son un lugar donde me suelo sentar a la sombra a disfrutar de una buena historia, y un marca paginas, ambos pintados a mano con un gusto exquisito y con ello no quiero decir que la artista sea la oncena, aunque no dudo que lo sea y mucho.
Pero no fue la única sorpresa que me iba a deparar este envío, y es que Cay compró este libro a la autora expresamente para esta iniciativa y sin saber a quien iría destinado, por lo que Amelia Noguera hizo una dedicatoria al probable lector del ejemplar. Se que la fotografía esta en una posición un tanto incomoda, pero mi cámara decidió tomarse unas vacaciones, y tuve que sacar las instantáneas con el móvil, y por no pasarlas por un programa de edición, han quedado un tanto extrañas. Y ese es también el motivo de haya tardado tanto en hacer esta entrada, a pesar de tener el libro desde los primeros días del mes.
Terminada esta iniciativa ya he comenzado a pensar en el San Jordi bloguero, estoy empezando a elegir libro...