Revista Cultura y Ocio

Breve historia del Judaísmo

Por Joaquintoledo

El pactó que Dios selló con Abrahán no fue cumplido sino hasta la llegada de Moisés, cuando los judíos ya eran esclavizados en Egipto. En Éxodo se narra las peripecias del pueblo liberado por éste último de las garras del faraón, cumpliendo el profeta los designios de su señor, para así conducir su pueblo hasta la Tierra Prometida en Canaán. Camino a ella, según la tradición, en el Monte Sinaí, Dios le encomendó a Moisés muchos escritos y tradiciones del pasado del pueblo, alrededor de 600 leyes para regir la vida cotidiana de los judíos, y por sobre todo lo demás: Las Diez Palabras o Diez mandamientos.

Así entonces este pueblo, fue llamado el escogido por sobre todos los demás ya que era el más cercano y el dedicado a alabar al único Dios verdadero en épocas donde abundaban eminentemente las tendencias mitológicas y politeístas. Ahora bien, después se creó una especie de sacerdocio en base a la línea del hermano de Moisés, Aarón. Al final llegaron a Canaán y con el trascurrir de los siglos, la nación judía prosperó, venciendo a vecinos hostiles y estableciendo un linaje y un reino. Entre los soberanos más importantes está David, quien gobernó alrededor del 1077 a.n.e., y era descendiente de la tribu de Judá. La capital del reino de Israel, era ya por entonces Jerusalén, y alcanzó su máximo apogeo durante el gobierno del hijo de David, llamado Salomón quien construyó un templo. Tal parece que Dios había hecho un pacto con este linaje, el que iba a ser mantenido para siempre por sobre todos los demás, al dar vida a un rey ungido, el Mesías, quien mantendría a Israel y todas las naciones bajo una gobernación perfecta.

Los profetas

Pese a que muchos judíos, en especial los profetas tales como Isaías, Jeremías y Ezequiel, mostraron ser fieles a los designios de Dios, al mismo tiempo también advirtieron que de tomar el camino de la idolatría, el pueblo sería castigado.

En efecto, muchos judíos se desviaron de los designios originales de su Dios verdadero. Pero esto no quedó impune, pues tal cual narraban las profecías, en el año 607 a.n.e., siendo la causa la apostasía de Israel, Babilonia toma Jerusalén tras un arduo asedio de 16 meses, destruyendo la ciudad y llevándose el cautiverio a todos los judíos. Fueron casi setenta años de suplicio hasta que en el 539 a.n.e., Persia derrotó a Babilonia y el rey triunfante, Ciro, permitió que la nación judía retorne a su tierra y reconstruya su templo. Aquí, la mezcla de culturas se hizo evidente.

Algunos judíos se hartaron de esperar al Mesías, otros perdieron su fe, y un puñado retornó a Jerusalén, donde también se cayó en el escepticismo. De todas maneras, a lo largo de Persia, los judíos se expandieron llevando su religión a varias partes o bien mezclándose con otras. A este inicio del esparcimiento de los judíos se le llama Diáspora.

Siglos después, cuando los persas fueron conquistados por los helenos, los judíos no pudieron evitar caer bajo la influencia de esta cultura impulsada por Alejandro. Inclusive se llegó a crear una traducción al griego de las Sagradas Escrituras judías, llamada Septuaginta. De todas maneras, hay que reconocer que un puñado de judíos ortodoxos mantuvo sus tradiciones más antiguas resistiendo a cualquier influencia cultural de la época. Pero eran lo menos, pues los judíos inclusive se inclinaron por la filosofía (representando un hito en la historia) tal cual es el caso de Filón I de Alejandría. Pero si el helenismo había derivado en una gran mezcla con gran parte de la comunidad hebrea implicada, los romanos fueron más allá de todo. Según el autor judío Max Dimont, durante el primer siglo d.n.e., el judaísmo estaba entre “la mente de Grecia y la espada de Roma”.

Dentro de la comunidad había ya varias divisiones, así por ejemplo, los fariseos resaltaban la Ley Oral; los saduceos daban importancia al templo y el sacerdocio; y entre muchos otros podemos citar a los herodianos, celotas, esenios, etc. Los únicos que consiguieron gran admiración fueron los rabinos o maestros, personajes con profundo conocimiento de las tradiciones y leyes judías, que pronto se ganaron un nuevo tipo de posición como líder espiritual. De todas maneras, no alcanzaron a derrotar a la decadencia en la que se habían sumido entre la nación.

Estaban hartos de esperar al Mesías, y por otra parte, el cristianismo, una nueva religión que iba ganando muchos adeptos, los acusaba de ser los culpables de haber crucificado al hijo de Dios, al Mesías de quien los judíos renegaron. Obviamente, tales situaciones, sumada a la dominación romana arbitraria en Judea, hicieron que estalle una rebelión en el 70 d.n.e., la cual terminó con la destrucción de la ciudad y el aniquilamiento del templo. Los judíos entonces volvieron a dispersarse. Además, los romanos les prohibieron habitar la ciudad de Jerusalén. Finalmente, con la destrucción del templo también se fue la Ley Oral, la cual tuvo que ser transcrita por los rabinos. Agregaron comentarios y comentarios de los comentarios, lo que en conjunto más tarde pasaría a ser conocido como el Talmud.

El judaísmo en la Edad Media

El Talmud cobró entonces una tendencia legalista y se vio muy influenciado por la filosofía griega; y así, bajo este contexto, algo divididos y dispersos por el mundo, los judíos se mantuvieron el resto de la Antigüedad para después ingresar a la Edad Media. En los mil años que conforman esta etapa surgieron dos comunidades de judíos importantes: los sefardíes, quienes crecieron en la España musulmana; y los askenazíes, los cuales se ubicaron en la Europa central y oriental. Pronto, los hijos de Israel cobraron gran prosperidad en los lugares donde se asentaron, y se dedicaron a los grandes negocios, al comercio y los tratos con la nobleza, siendo parte de una poderosa burguesía. Esto, a pesar de que los judíos cumplían con las leyes de los países que habitaban, generó grandes envidias y a partir del siglo XII, el anti-judaísmo, mal llamado anti-semitismo, empezó a cundir a lo largo y ancho de Europa (si es que ya antes no se había manifestado).

En los países musulmanes, los judíos mediante el pago de un impuesto se salvaron de correr la suerte que sus pares en el Viejo Continente, pues la Iglesia Católica también ordenó la persecución de muchos de ellos. Los reyes y emperadores, usando la usura como excusa, discriminaron a los judíos a tal punto que fueron confinados a determinados territorios, y así nacieron los guetos. Sobre todo en España y Portugal, los judíos fueron rechazados y expulsados del territorio sin reivindicarles sus propiedades o bienes. Para finales del siglo XV, casi no había judíos en la Europa occidental, pues se habían visto en la necesidad de huir a otros lares menos hostiles.

El judaísmo en tiempos modernos y contemporáneos

Hartos de ser discriminados y perseguidos por todas partes, y fieles a sus tradiciones, los judíos se comportaron como en antaño y sobrevivieron, manteniéndose unidos, lo que  quizá exasperó más  a las naciones y etnias con las que vivían. Así, los judíos empezaron a planear reformas que viniesen desde ellos mismos. Los tiempos pasaron y hacia el siglo XVIII surgió el hasidismo, algo así como una mezcla de lo místico y la religión, basadas en una extrema devoción. También, valieron la pena las pronunciaciones del judío Moses Mendelssohn, el cual sugería a sus pares, que su religión debía ser un poco más flexible y amoldarse al mundo occidental. Pero Europa siguió siendo anti-judía, y por si fuera poco, enviaron ese odio a América y otros continentes. Por ejemplo, durante el siglo XIX, las persecuciones contra la comunidad hebrea se hicieron cotidianas en Rusia. Parecía entonces que esta nación estaba condenada a permanecer por siempre sin un territorio.

Sin embargo, en ese mismo siglo surgió un importante movimiento nacionalista judío impulsado por Theodor Herzl, llamado sionismo, el cual abogaba por una tierra para su pueblo nada más y nada menos que donde estaba ubicada la Israel antigua, en Palestina.

El sionismo pronto cobró muchos adeptos, inclusive en personas no judías, como los ingleses, los cuales buscaron un territorio para que el pueblo escogido, pueda asentarse. Luego de la Primera Guerra Mundial, la zona de Palestina fue ocupada por los británicos, y se les prometió a los árabes que este territorio pasaría a formar parte de un nuevo gran imperio, lo cual nunca se cumplió. Con Medio Oriente dividido políticamente, llegó la Segunda Guerra Mundial, posiblemente el peor de los episodios para los judíos en su historia, pues casi 6 millones de ellos fueron exterminados por los nazis en cámaras de gas, sin contar la expropiación de sus riquezas y el daño psicológico que trajo para esta nación.

Tras la destrucción del III Reich, la cuestión sobre un territorio judío volvió a ser tema de debate. Finalmente, tres años después del fin de la contienda, en 1948, las Naciones Unidas acuerda establecer el Estado de Israel en la zona de Palestina, solicitando a los británicos retirarse. Así nació este nuevo país el cual pasó por más de cuatro guerras de enfrentamientos directos para poder mantener su posición frente a sus hostiles vecinos musulmanes.

Actualmente el conflicto árabe-israelí no da tregua y continúa en mayor o menor medida, con agresiones y actos inhumanos por ambas partes. Y es que los musulmanes, reclaman Palestina como suya, y acusa a los judíos sionistas, la mayoría en el mundo hoy en día, de perpetrar grandes genocidios y de haberles robado tierras pertenecientes a los mahometanos. Para finalizar, es necesario aclarar que a pesar de que la mayoría de judíos en el mundo son sionistas, siguen existiendo muchas otras ramas más como las ya mencionadas. Además de divisiones dentro de la misma interpretación de sus costumbres y creencias como el judaísmo reformado, el conservador, o el mesiánico. Este fue un breve repaso de la historia de los hebreos o hijos de Israel, pueblo que sigue continuamente siendo un protagonista antológico.


Volver a la Portada de Logo Paperblog