
Cobertura de Espectadores.
Junto con Arriba y abajo de Nicolas Steiner, Tierra rota o Broken land amplía nuestro (limitado) conocimiento de la escuela documentalista suiza más allá de la figura de Fernand Melgar. A la par del colega oriundo de la Deutschschweiz que también presentó su trabajo en el 17º BAFICI, Luc Peter y Stéphanie Barbey se revelan como agudos retratistas de un Estados Unidos en las antípodas de la presunta tierra de libertad que encumbran los grandes medios de comunicación.
Peter y Barbey se instalaron en la frontera con México para documentar la vida cotidiana -y las opiniones- de los norteamericanos que habitan en las inmediaciones del muro construido para combatir la inmigración ilegal. “En realidad es una excusa para aumentar la vigilancia sobre nosotros mismos” asegura una entrevistada, a contramano de los compatriotas que se sienten (sólo un poco) más protegidos del peligro de invasión tercermundista.
A través de los testimonios recabados, los realizadores abren un catálogo de interpretaciones y hábitos diversos. Por un lado, la mencionada mujer advierte que el Estado de USA recurre a la muletilla de la seguridad nacional para controlar (si es necesario reprimir) a sus propios ciudadanos. Por otro lado, unos lone rangers acusan de pusilánime a la misma administración pública y se arman hasta los dientes, listos para actuar “en legítima defensa”. Entre ambos extremos, la cámara revela más modos de entender -y de convivir con- las patrullas, las cámaras ocultas, el enorme paredón.

