Continuando con nuestras prácticas, la receta que os traigo esta semana, al igual que el de la semana pasada, no se elabora técnicamente como una masa batida pesada, como las magdalenas o los plum cakes. Pero el resultado es un bizcocho compacto y húmedo que me gusta incluir dentro de este tipo de elaboraciones. Me refiero a los Brownies.
Recetas de Brownies hay miles. Podemos jugar con los ingredientes que contienen, haciéndolos más o menos dulces, más o menos ricos en grasas o más o menos chocolateados, dependiendo de la cantidad de cacao y cobertura que utilicemos y de su contenido en chocolate. Y también podemos variar el "Estilo" de Brownie que preparemos. Hay algunos que se elaboran y hornean de forma que el resultado es más parecido a un bizcocho. Otros más cremosos, con una textura parecida a la de un caramelo blando ( fudge). Otros muy húmedos, conteniendo gran cantidad de mantequilla, etc.
He elegido esta receta, porque para mí es uno de los mejores Brownies que he comido jamás. Es un " Brownie super cremoso de chocolate y nueces", con una textura muy húmeda y jugosa, super chocolateado y lleno del contraste que aportan las nueces crujientes.
Existen numerosas leyendas sobre el origen de los Brownies. Desde un chef que se equivocó y añadió chocolate derretido a una receta de cookies, hasta la de un cocinero que estaba haciendo un bizcocho pero no tenía suficiente harina, pasando por la de un ama de casa de Bangor (Maine), que estaba haciendo un bizcocho de chocolate, se olvidó de añadir el impulsor y aún así sirvió las porciones del bizcocho plano.
Sin embargo, la teoría más aceptada es que Bertha Palmer, esposa del propietario del Palmer House Hilton Hotel (Chicago), le pidió al chef pastelero que hiciera un pastel para las damas que acudirían a la Expo de Chicago (1893), de forma que pudiese guardarse en cajitas para el almuerzo y comerse mientras se visitaba la exposición. El resultado fue el "Palmer house brownie", un bizcocho compacto y cremoso, muy rico en chocolate y cubierto por nueces y glaseado de albaricoques, receta que hoy en día se sigue sirviendo en el hotel.
La primera receta publicada conocida de un Brownie la podemos encontrar en el " Boston cooking-school cook book" de Fannie Farmer (1896), aunque es curioso que haga referencia a pasteles de melaza sin ningún contenido en chocolate. Sin embargo, a partir de 1904, empezaron a aparecer recetas más cercanas al Brownie de chocolate que conocemos hoy en día.
Brownie super cremoso de chocolate con nueces
Ingredientes (12-16 porciones)
Elaboración
Pesamos y medimos todos los ingredientes y dejamos que se atemperen a la temperatura ambiente.
Precalentamos el horno a 180 ºC, con el calor arriba y abajo.
Engrasamos con mantequilla o aceite de girasol un molde cuadrado de unos 20 cm de lado. Cubrimos el fondo y 2 laterales con una tira de papel de horno, dejando que sobresalga unos centímetros. Engrasamos el papel y reservamos.
En un bol, juntamos la mantequilla y la cobertura. Las derretimos al baño maría o en el microondas, en tandas de 30 segundos, removiendo bien entre tanda y tanda. El microondas calienta de dentro hacia fuera, así que aunque al principio parezca que el chocolate no se ha calentado, es conveniente removerlo bien para que no se recaliente y se queme. Esta cantidad necesita menos de 2 minutos para mezclarse completamente.
Una vez homogeneizada la mantequilla con la cobertura, añadimos el azúcar y removemos bien. Después los huevos, todos a la vez. Ten cuidado de que estén bien atemperados, si están fríos, enfriarán el chocolate y se nos formará un bloque duro en el bol.
Incorporamos todos los secos tamizados: harina, cacao, levadura y sal. Removemos lo justo hasta que se humedezca la harina, teniendo cuidado de no batir en exceso. Agregamos las nueces sin picar. Podemos simplemente estrujarlas entre las manos antes de echarlas al bol, lo justo para que se desmenucen un poco.
Vertemos en el molde que hemos preparado al inicio. Es una masa muy firme que hay que extender con una lengua, alisando la superficie. Horneamos unos 45-50 minutos o hasta que un palillo pinchado en el centro, salga con unas pequeñas migas adheridas.
Sacamos del horno y dejamos que enfríe unos 30 minutos dentro del molde. Después extraemos el brownie ayudándonos del papel de horno y lo colocamos sobre una rejilla hasta que enfríe completamente. Finalmente, retiramos el papel y lo cortamos en porciones, sobre una tabla de cortar y usando un cuchillo de sierra.
Se puede conservar varios días en un recipiente hermético, a temperatura ambiente, y también se puede congelar. El día que queramos servirlo, sólo hay que sacarlo unas horas antes para que se descongele y estará como recién hecho.
Podemos servirlo en porciones pequeñitas a modo de bocaditos o petit fours para acompañar a un café o liarnos la manta a la cabeza y subir la ingesta de calorías al máximo, preparando un postre delicioso de brownie caliente con helado y salsa de chocolate.
Para mí, aunque ya lo he dicho, la mejor receta de Brownie que he comido jamás. Espero que os guste y que la disfrutéis en compañía de vuestros seres queridos.
¡Un besote y hasta la semana que viene!