Soy nuevo escribiendo en esta maravillosa página de cine, y pensé bastante sobre qué empezar a escribir, algo que dejara muy claro mi punto de vista. Vino a mi mente uno de los factores más volubles e intensos que tiene la realización del Séptimo Arte, después, claro, del Cine Mudo, ese que tanto pregonó Buster Keaton y los creadores eternos, los Hermanos Lumiere. El cine, es una dimensión desconocida por más que la investiguen y fragmenten en teorías. Es un espectáculo, en el que te sumerges inmediatamente en vidas privadas, el logro del director, es que te olvides de ti mismo, y te identifiques con los personajes que están viviendo una obra escrita por un creador constante (guionista), el poder de todo esto, está en la atmosfera, esa caracterización del fotógrafo o cinematógrafo, a la hora de calcar la idea del libreto y plasmarlo en un entorno. Y ahí se desenvuelve el escrito visualmente, cociendo nuestra imaginación a través de nuestras dilatadas y atentas pupilas. Esa es la magia del cine, en un resumen poco teórico. Sin duda, el cine es una droga, procesada de la manera más pura, algunos la intoxican con insumos innecesarios (¿alguien dijo 3D?), pero siempre quedaran esas joyas, esos gramos cinéfilos sumamente puros y dramatúrgicos, que atentan contra la disolución del arte.
La idea, es discutir, o más bien, exponerles la importancia y la relevancia que posee la música, dentro de este maravilloso grito de libertad, porque eso es una cámara, un alarido de diferencia y locura. La música esta ligada al misterio del sonido, al movimiento ritualistico que poseen nuestros oídos. El cine incorporó este secreto de atracción y movimiento de emociones combinado con imágenes en el año 1900 en la ciudad del amor, París. Poco a poco se fue introduciendo de la manera más brutal, incidiendo tanto, casi, como la imagen proyectada, podemos decir que la sincronización hecha moda fue en el año de 1919 por un americano, que resolvió varios problemitas que atacaban el consumo de este “dispositivo”, lo convierte pues en un aliciente para el publico de aquella época. No quiero hacer mucho énfasis en la parte técnica, pues ya se ha hablado aquí y en China mucho de eso.
La ola enfurecida, la Banda Sonora se hace, no nace
La majestuosidad de la B.S.O es sin duda la extinción del actor, puede sonar pesado y crudo, pero es lo más sincero que puedo decirles, cuando una B.S.O es poderosa, por más bestial que sea la interpretación, la opaca en su duración, es como una ola, de alza sobre toda la escena, o los pocos minutos en los que entre, marchitando al actor, y activando la apreciación del publico de cada aspecto visual, los ojos del personaje, las frases, es como un vino que dan a beber en los puntos cumbres, para que disfrutes mucho más de la obra. La música se conjuga con el momento, con el minuto, y define la personalidad del autor. La música, es la mejor arma de la escenografía para ser potente. La música es uno de los artes más magistrales del ser, después del cine, pues el cine reúne todas las artes, sí, todas, absolutamente todas.
Entraré ahora a hablar de las B.S.O mejor producidas de todos los tiempos, se preguntarán ustedes el por qué estoy utilizando tantas referencias a las realizaciones de las obras de Mel Gibson como ‘La pasión de Cristo’ y ‘Braveheart’. Obvio, no es el mejor de todos, no podemos olvidarnos del inolvidable trabajo de Tim Burton junto a su compositor favorito Elfman, ese mismo que logró musicalizar la tristeza y la fantasía en un ‘Eduardo manos de tijeras’. También, están esos autores que a todos encantan como John Williams y Hans Zimmer, de los cuales, no se nos ira ni un detalle, o por lo menos eso intentará este servidor.
Haciendo música con imágenes
El músico, aquí, en el cine, tiene que centrarse en los momentos, es decir, no puedo sólo sentarse a hacer lo que sabe basado en su si mismo; tiene que actuar en un referente, inundarse de los personajes y de la historia, y la premisa del director. Por eso, podemos ver que hay varios directores que recurren mucho a un mismo músico, ¿por qué?, puede que sea de los pocos que les entienden, de los pocos que logran sincronizar ese deseo de perfección que posee el cineasta. El caso más certero es el de Ridley Scott con una de sus joyas ‘Gladiador’, donde emplea a un Zimmer con una identidad en auge, contando con una Lisa Gerrard que perpetua una voz inefable en el marco final de la película, predispuesta, como si ya supieran que sería una referencia eterna del cine épico. Ver esa muerte de un personaje tan tatuado a un film, como Máximo, interpretado por un monstruo de la actuación, que ha bajado un poco su nivel, Russel Crowe, acompañado por una música que te deja absorto e inaudito, con ganas de luchar en esa misma batalla, es sin duda algo mágico, un gran momento del cine. Después vienen cosas que realmente marcan etapa, y no es que nos olvidemos de los clásicos del antaño puro, si no que pretenderé ser mucho más contemporáneo.
Hay películas que incluso llegan a decaer en lo importante que es un argumento, pero si conjugan bien un ritmo, una trama y una música, pasa por desapercibido, es el caso de las nuevas modernidades del cine, películas como ‘El efecto mariposa’, ‘El fuego de la venganza’, ‘Crash’ y demás obras disimuladas, que pueden pasar por infravaloradas. Ante todo esto, no es disparatado amarles por sus B.S.O, pues es un elemento que las levanta en muchos momentos, incluso en el ‘Spiderman’ de Raimi se puede percibir ese estado de resurrección musical del que les hablo. Queda claro, que la música en un film lo puede terminar de maximizar o volverlo algo mínimo y pésimo.
Para finalizar, quiero dejarles a mi parecer, la mejor B.S.O de todos los tiempos, es a mi gusto claro, obvio hay piezas muy brutales, mucho más nítidas; igual para mi, esto es para quitarse el sombrero, muchas gracias, salud y cine. Recomienden bandas sonoras a través de los comentarios.