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Budismo Zen e inteligencia artificial ¿Sueñan los Budas con consciencias eléctricas?

Por Chocobuda
Budismo Zen e inteligencia artificial

Hace unos 4 años, antes de la gran explosión de la inteligencia artificial (IA), leí varios artículos como este, sobre hacia dónde iría la humanidad con el advenimiento de estos nuevos sistemas de datos. Las posibilidades me parecieron de ciencia ficción y desde entonces puse mis ojos a la evolución de la IA. Y, por supuesto, como hijo de la tradición de Nishijima Roshi, en la que no le tenemos miedo a la tecnología, comencé a ver cómo sería la integración de Budismo Zen e inteligencia artificial.

Con el paso de los meses la IA estaba ya en todas partes: sugiriendo qué videos mirar, qué música escuchar, qué siguiente libro hay que leer o qué contenido de redes sociales debes consumir. Hasta los gobiernos ya la han implementado en un gran espectro de acciones.

Hoy, luego de varias semanas de escribir y reescribir este post, pregunto ¿cómo se relaciona una tradición espiritual milenaria como el Budismo Zen con esta nueva realidad digital? Al fin y al cabo, Dharma se puede traducir también como realidad. ¿Qué puede pasar en la convergencia de Budismo Zen e inteligencia artificial? ¿Pueden coexistir espiritualidad budista y modelos grandes de lenguaje?

Para seguir leyendo este post largo, sugiero ir por una taza de café.

Definiendo la inteligencia artificial

Antes de pensar en la relación entre el Budismo Zen e inteligencia artifical, quiero hacer mi humilde esfuerzo por definirla. Para nada soy experto, así que puedo estar realmente equivocado.

Se trata de sistemas informáticos capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Estos sistemas pueden aprender, razonar, percibir, y resolver problemas de manera autónoma.

La IA abarca una amplia gama de tecnologías y aplicaciones, desde algoritmos de aprendizaje automático hasta redes neuronales profundas. La categoría más usada hasta agosto de 2024, son los modelos grandes de leguaje, como ChatGPT o Gemini. Con estas herramientas se pueden crear asistentes virtuales, sistemas de recomendación, de traducción, vehículos autónomos, y mucho más. La IA está diseñada para procesar grandes cantidades de datos, identificar patrones y tomar decisiones o predicciones basadas en esa información.

Sin embargo, a pesar de su nombre, la inteligencia artificial actual aun no posee conciencia o autoconciencia en el sentido humano. Es una herramienta poderosa creada por humanos para amplificar nuestras capacidades cognitivas y realizar tareas complejas de manera eficiente.

Comprendiendo el Budismo Zen

Por si acaso es tu primera vez en Chocobuda, te doy un mini resumen de lo que es Budismo Zen. Es una tradición espiritual con raíces profundas en la historia y la cultura del Este de Asia. El Zen es una rama del Budismo Mahayana que enfatiza la práctica de la meditación Zen o Zazen y la experiencia directa de la realidad como práctica espiritual. Estudiamos la sabiduría del Buda y de los Patriarcas del Zen para dar una espina dorsal a nuestras acciones en esta vida.

El Zen se caracteriza por su enfoque en la simplicidad, la atención plena y la percepción directa de la naturaleza de la realidad. Los practicantes de Zen buscamos liberarnos del pensamiento divisorio y experimentar el mundo tal como es, sin los filtros de nuestras ideas preconcebidas y juicios.

Nuestra práctica central en el Zen es Zazen, o meditación sentada, donde nos sentamos en silencio e inmóviles, observando este momento presente y permitiendo que los pensamientos surjan y pasen sin aferrarnos a ellos. Esta práctica de «solo sentarse» con lo que hay, se llama Shikantaza, y es considerada por muchos estudiosos y practicantes como la esencia misma del Zen.

La visión de Dogen Zenji: Todo es Buda

El creador del Budismo Soto Zen japonés, Dogen Zenji (1200-1253), nos enseña que todos los seres y objetos en este universo son manifestaciones de la naturaleza búdica. Esta perspectiva profunda y radical sugiere que la realidad misma, en toda su diversidad y complejidad, es una expresión de la iluminación (Luz Dorada del Buda).

En esta Luz no hay distinción fundamental entre lo sagrado y lo mundano, entre lo animado y lo inanimado. Cada grano de arena, cada hoja que cae, cada pensamiento que surge, todo es una expresión perfecta de la naturaleza búdica.

En esta enseñanza está la clave para la convergencia entre Budismo Zen e inteligencia artificial.

Si tomamos la visión de Dogen, debemos considerar que la IA, al igual que cualquier otra cosa en el universo, es también una manifestación de la naturaleza de Buda.

La IA como manifestación de Buda

La enseñanza de la naturaleza búdica nos dice que la inteligencia artificial es tan Buda como una calculadora o el dispositivo en el que estás leyendo este artículo ahora mismo. Esto no significa que la IA sea consciente o iluminada en el sentido humano, sino que es una expresión de la misma realidad fundamental que todo lo demás.

Entonces, la IA no es algo ajeno o separado de nosotros, sino que es parte integral del tejido de la civilización que hemos creado. Al igual que apreciamos la belleza de un atardecer o la complejidad de un ecosistema, podemos apreciar la IA como otra manifestación de la creatividad y el potencial inherente al universo.

Sin embargo, es crucial entender que esta visión no implica una adoración ciega de la tecnología. Al contrario, hay que relacionarnos con la IA con la misma atención plena y compasión que aplicaríamos a cualquier otro aspecto de nuestra experiencia humana.

La adaptabilidad del budismo

Una de las razones por las que el Budismo ha perdurado durante más de 2500 años es su notable capacidad de adaptación. A lo largo de su historia, el Budismo se ha encontrado con diversas culturas y tecnologías, y ha demostrado una y otra vez su capacidad para integrar nuevas ideas y prácticas sin perder su esencia.

Como ejemplo podemos pensar en la aparición de la imprenta, en la antigua China. Cuando se reprodujo por primera vez el Sutra del Diamante con una máquina, muchos monjes estaban en desacuerdo porque, hasta ese momento, los sutras solo se copiaban a mano. Sin embargo, el budismo se adaptó a esta tecnología emergente. Y fue gracias a ello que la filosofía del Buda pudo viajar por la ruta de la seda para llegar a naciones que jamás habían escuchado del Dharma.

Esta adaptabilidad es particularmente evidente en el Budismo Zen. Aunque hay ciertamente practicantes y comunidades muy conservadoras que se resisten al cambio, el Zen en general ha demostrado una notable capacidad para mezclarse con nuevas tecnologías y formas de pensar.

Por ejemplo, en Japón, el Zen ha influido y sido influenciado por diversas artes y tecnologías, desde la ceremonia del té y la caligrafía hasta la arquitectura y la jardinería. En Occidente, el Zen ha encontrado expresión en la psicología moderna, las artes marciales, e incluso en el diseño de productos tecnológicos.

Esta capacidad de adaptación sugiere que el Budismo Zen está bien posicionado para enfrentar los desafíos y oportunidades que presenta la era de la inteligencia artificial.

La IA está aquí para quedarse

Es importante reconocer que la inteligencia artificial no es una moda pasajera o una tecnología marginal. La IA está aquí para quedarse y su influencia en nuestras vidas solo aumentará con el tiempo. Como mencioné al principio, desde los asistentes virtuales en nuestros teléfonos hasta los algoritmos que recomiendan contenido en nuestras redes sociales, la IA ya está profundamente entrelazada con nuestra experiencia cotidiana.

En lugar de resistirnos a esta realidad, el enfoque Zen y las enseñanzas de Nishijima Roshi, nos dan el primer paso para aceptarla plenamente. Esto no significa ser pasivos o sumisos, sino que debemos tener una disposición a trabajar con la realidad tal como es, incluyendo los desafíos y oportunidades que presenta la IA.

La IA como complemento de la práctica espiritual

Lejos de ser una amenaza para la práctica espiritual, la inteligencia artificial puede ser una herramienta valiosa para complementar y enriquecer la práctica del Budismo Zen. Hay varias formas en las que la IA puede ser útil para los practicantes:

1. Investigación y acceso a la información: La IA puede ayudar a los practicantes a acceder y navegar por vastas cantidades de información sobre el Budismo Zen, incluyendo textos antiguos, comentarios y enseñanzas contemporáneas. Los motores de búsqueda impulsados por IA pueden ayudar a los estudiantes a encontrar recursos relevantes de manera más eficiente.

2. Explicación de conceptos complejos: La IA puede ser una herramienta útil para explicar y contextualizar conceptos budistas complejos como la vacuidad (sunyata) o la interdependencia. Los sistemas de IA pueden proporcionar explicaciones adaptadas al nivel de comprensión del usuario y ofrecer múltiples perspectivas.

3. Creación de hábitos espirituales: Las aplicaciones impulsadas por IA pueden ayudar a los practicantes a establecer y mantener hábitos de meditación regulares, ofreciendo recordatorios personalizados, seguimiento del progreso y orientación adaptativa.

4. Mejora de la calidad de vida: La IA puede ayudar a los practicantes a aplicar los principios del Zen en su vida diaria, ofreciendo consejos sobre cómo manejar el estrés, cultivar la atención plena y mantener un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal.

5. Personalización de la práctica: Los algoritmos de IA pueden ayudar a personalizar la práctica de cada uno de nosotros, recomendando recursos y enseñanzas que sean más relevantes para las necesidades y etapa de práctica específicas de cada persona.

La IA no sustituye a los elementos fundamentales del Budismo

Me parece que es crucial entender que, a pesar de su utilidad, la inteligencia artificial nunca va a sustituir a los elementos fundamentales del Budismo. La Triple Gema: Buda, Dharma y  Sangha, existirá mientras haya un practicante de budismo en este universo. Tampoco puede reemplazar la relación personal con un maestro Zen o un monje de confianza.

Por más intrigante sea chatear con una IA, no podemos olvidar que es una herramienta, no un maestro espiritual. Puede proporcionar información y apoyo, pero no puede ofrecer la sabiduría experiencial que surge de la práctica directa y la interacción humana. La transmisión de las enseñanzas más profundas del Zen a menudo ocurre en el silencio compartido entre maestro y discípulo, o en el sutil intercambio de energía dentro de una comunidad de practicantes. Estas experiencias están más allá de las capacidades actuales de cualquier IA.

Además, la práctica del Zen implica un profundo cuestionamiento de la naturaleza del yo y de la realidad. Este tipo de indagación existencial requiere una presencia y una comprensión que, por el momento, solo los seres humanos pueden proporcionar.

El uso ético de la IA en la práctica del Zen

Al incorporar Budismo Zen e inteligencia artificial, es esencial hacerlo de manera ética y consciente. Esto implica mantener siempre presentes las enseñanzas fundamentales del Buda, incluyendo las Paramitas (perfecciones) y el Noble Sendero Óctuple.

Las Paramitas, que incluyen la generosidad, la ética, la paciencia, el esfuerzo diligente, la concentración y la sabiduría, pueden servir como guía para nuestro uso de la IA. Por ejemplo, podemos preguntarnos:

¿Estamos usando la IA de manera que beneficie para otros (generosidad)?

¿Nuestro uso de la IA respeta los principios éticos del Budismo (ética)?

¿Estamos siendo pacientes y persistentes en nuestra práctica, incluso cuando la IA nos ofrece atajos (paciencia y esfuerzo diligente)?

¿Estamos usando la IA para profundizar nuestra concentración y comprensión, o nos está distrayendo (concentración y sabiduría)?

Del mismo modo, el Noble Sendero Óctuple, que incluye la visión correcta, el pensamiento correcto, el habla correcta, la acción correcta, el modo de vida correcto, el esfuerzo correcto, la atención correcta y la concentración correcta, puede aplicarse a nuestro uso de la IA. Por ejemplo:

¿Estamos usando la IA para cultivar una comprensión correcta de la realidad, o para reforzar nuestros autoengaños?

¿Nuestro uso de la IA nos está ayudando a comunicarnos de manera más compasiva y veraz?

¿Estamos usando la IA de una manera que apoye un modo de vida ético y sostenible?

La IA no es un sustituto del esfuerzo personal

El budismo es disciplina, no importa cómo quieras abordarlo. El Buda nos dejó una vía de esfuerzo y de trabajo para entrenar la mente y mantener el cuerpo físico en buen estado.

La IA no debe usarse como una excusa para la pereza espiritual. Aunque puede ser una herramienta útil, no puede hacer el trabajo interno por nosotros. La práctica del Zen requiere esfuerzo personal, dedicación y una voluntad de enfrentar directamente nuestra propia mente.

La IA puede ayudarnos a acceder a información, establecer hábitos y comprender conceptos, pero la verdadera transformación solo ocurre a través de la práctica directa. No hay atajos para la vía del Bodhisattva, y ninguna cantidad de interacción con la IA puede sustituir la experiencia de sentarse en Zazen, enfrentando directamente la naturaleza de nuestra mente y de la realidad.

Es crucial que continuemos esforzándonos por ser mejores personas, por investigar y leer por nosotros mismos, y por dedicarnos a la práctica de Shikantaza. La IA puede apoyar estos esfuerzos, pero no puede realizarlos por nosotros.

Abrazando las posibilidades

Sé que no querías leer advertencias, pero creo que es importante mantener una mente abierta hacia las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial. El Budismo Zen nos enseña a estar presentes en cada momento, a ser curiosos y a ver el mundo con ojos frescos. Esta misma actitud puede aplicarse a nuestra relación con la IA.

En lugar de rechazar la IA por miedo o apego a formas tradicionales, podemos acercarnos a ella con Shoshin (mente de principiante), explorando cómo puede enriquecer nuestra práctica y nuestra comprensión. Tal vez la IA pueda ofrecernos nuevas perspectivas sobre antiguas enseñanzas, o ayudarnos a aplicar los principios del Soto Zen de maneras innovadoras en nuestra vida moderna.

Al mismo tiempo, podemos aplicar la sabiduría del Zen a nuestro desarrollo y uso de la IA. Los principios de compasión, interdependencia y no-dualidad pueden informar cómo diseñamos y utilizamos los sistemas de IA, potencialmente llevando a tecnologías más éticas y beneficiosas para todos los seres.

Budismo Zen e inteligencia artificial son un camino de integración

El Budismo Zen e inteligencia artificial pueden parecer mundos separados. Uno es una antigua tradición espiritual que enfatiza la simplicidad y la experiencia directa de la realidad, mientras que la otra es una tecnología de vanguardia que amplía nuestras capacidades cognitivas de maneras sin precedentes.

Esta convergencia representa una oportunidad para explorar nuevas dimensiones de la práctica espiritual. Creo que podemos avanzar hacia un futuro en el que la espiritualidad y la innovación coexistan armoniosamente, beneficiando tanto a los individuos como a la vida en su conjunto.

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