Revista Espiritualidad

Budismo Zen y política: una relación incompatible

Por Chocobuda
Budismo Zen y política: una relación incompatible.

Son tiempos candentes en México porque en unos días habrá elecciones presidenciales. Es muy cansado escuchar y ver el estira y afloja de los mensajes políticos, además del odio que fluye por todos lados. Los Tres Venenos de la Mente rigen sobre mente-corazón de todos. Resulta triste ver cómo las víctimas más grandes de todo esto son la compasión y la paz interna. Zen y política es un tema interesante para este blog porque es la primera vez en casi 20 años que escribo al respecto. Y hay razones importantes por las que evito el tema.

Y aunque sean momentos políticos en México, la política es siempre toca mente y corazón de los humanos, por lo que este post aplica para cualquier país, en cualquier momento del tiempo.

Como ya sabrás, el Budismo Zen es una escuela del budismo que ha influenciado profundamente las culturas de China y Japón, y su enfoque en Zazen y la práctica diaria ha capturado la atención de personas en todo el mundo. Sin embargo, cuando se trata de Zen y política, surge una pregunta crucial: ¿son compatibles? La respuesta, como discuto en este artículo, es un resonante no.

Es cierto que ha habido momentos en la historia donde el budismo se ha mezclado con los gobiernos de distintos países, pero son excepciones que no definen una postura oficial del budismo sobre política. En su mayoría, los maestros del Budismo Zen han mantenido una visión clara sobre la incompatibilidad entre Zen y política, y se mantienen separados de ella. Aún más después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los intereses de las empresas y los bancos comenzaron a controlar a los gobiernos del mundo.

Zen y política son altamente incompatibles

El Budismo Zen y política son como el agua y el aceite, no se mezclan. Desde sus orígenes, el Budismo Zen ha enfatizado la importancia de la pureza espiritual y la práctica desapegada de las influencias mundanas. La política, por otro lado, está intrínsecamente ligada al poder, la ambición y, a menudo, a la corrupción. Esta naturaleza de la política es totalmente contraria a los principios fundamentales de las enseñanzas del Buda y de los patriarcas del Zen.

Por definición, la política y todos los políticos violan los preceptos del Buda. Los preceptos budistas, como la no violencia, la honestidad, la vida humilde, el autocontrol y la conducta ética, son difíciles de mantener en el ámbito político, donde las decisiones a menudo implican compromisos y acciones que pueden ser moralmente cuestionables. La política requiere un grado de manipulación, persuasión y, en muchos casos, engaño, lo cual está en directa contradicción con la enseñanza de vivir una vida pura, compasiva y ética.

He conocido personas que se dicen practicantes de Budismo Zen, pero que no han estudiado profundamente a Dogen o al Buda, y terminan tomando posturas polarizadas ante los conflictos políticos del mundo. Esto solo trae sufrimiento porque se provocan confusión interna y una autoengañada aplicación del Dharma a su causa. El Budadharma y el Zen, por definición, están muy por arriba de cualquier interés personal o político.

Las enseñanzas de Dogen sobre no mezclarse con políticos o ricos

Eihei Dogen, el fundador de la escuela Soto del Zen en Japón, recibió enseñanzas en China que reforzaron la idea de mantenerse alejado de los políticos y la gente rica. En su obra Shobogenzo Zuimonki, Dogen relata cómo su maestro chino, Rujing, le enseñó a evitar la política y a no involucrarse con individuos poderosos y adinerados. Dogen aprendió que la búsqueda de la pureza espiritual requería evitar las influencias corruptoras del poder y la riqueza, que podían desviar a los practicantes del verdadero camino del Dharma.

En Shobogenzo Zuimonki, Dogen nos dice:

«Un monje debe vivir en un lugar tranquilo y dedicarse únicamente a la práctica del Dharma. No debe buscar la compañía de los ricos ni de los poderosos, ya que esto solo lleva a la corrupción de la mente y al desvío del verdadero camino del Zen. El Buda nos enseñó a evitar las asociaciones que puedan poner en peligro nuestra pureza espiritual y nuestra dedicación a la práctica del Dharma.»

Dogen Zenji era firme en su postura sobre asuntos políticos. Jugaba con las reglas del sistema, pero no favorecía a nadie. Aconsejaba a sus discípulos que evitaran las conversaciones políticas y que no buscaran favores de la corte imperial o de figuras poderosas. Para Dogen, la práctica Zen debía ser pura y desapegada de las tentaciones del mundo secular. Creía que el Dharma no debía subyugarse al poder mundano y que los monjes debían contentarse con la virtud de la pobreza y una vida de práctica espiritual en la tranquilidad de las montañas.

La postura de Sawaki Kodo sobre Zen y política

Sawaki Kodo Roshi, otro influyente maestro Zen del siglo XX y patriarca de Grupo Zen Ryokan, compartía la visión de D?gen sobre la incompatibilidad del Zen y la política. El maestro insistía en que los practicantes de Zen no debían involucrarse en asuntos políticos, ya que esto desviaría su atención de la práctica y la enseñanza del Dharma.

Sawaki Roshi pensaba que todos los bandos en pelea política por el poder estaban en un error fundamental y jamás buscaban el bien público, solo el beneficio personal. Además, veía a los políticos como niños ignorantes peleando por juguetes. Y justo por esta desviación del ser, había que evitar involucrarse en estos temas.

Para Kodo, la verdadera práctica del Zen requería un compromiso total con la meditación y la vía del Buda, libre de las distracciones y corrupciones de la política.

Enfocarse en la práctica del Zen

La práctica del Zen, con su énfasis en Shikantaza y la vida simple, es la mejor manera de mantenerse alejado de las influencias corruptoras del poder, riqueza y fama. Al enfocarse en la meditación y la práctica diaria, los practicantes de Zen pueden cultivar una mente clara y un corazón puro, libres de las distracciones y tentaciones del mundo político. La práctica constante y dedicada del Zen ayuda a desarrollar una profunda comprensión de la naturaleza de la mente y la realidad, lo cual es el verdadero objetivo del Zen.

Compasión y humildad: poderes para mejorar la sociedad

La práctica de la compasión y la humildad son más poderosas para mejorar las sociedades que cualquier acción política. Los maestros Zen enseñan que, a través de la compasión y la humildad, los individuos pueden influir positivamente en su entorno y en las personas a su alrededor. Estas cualidades, cultivadas a través de la práctica del Zen, tienen un impacto duradero y profundo en la sociedad, mucho más que las políticas y los programas gubernamentales.

Por esta razón, los maestros del Zen nunca paramos de enseñar y propagar el Dharma. Quizá entre las sanghas que practican Zen, estemos cultivando al primer político compasivo y ético. Pero hasta entonces, nos mantenemos alejados de cualquier asunto político.

¿Deben los practicantes de Zen votar?

La cuestión de si los practicantes de Zen deben votar es una decisión personal. No hay una regla estricta en el Zen que prohíba la participación en las elecciones. Sin embargo, cuando los practicantes de Zen deciden votar, no lo hacen por partidos o personas específicas, sino por seres compasivos. La decisión de votar debe basarse en la consideración de quién es más probable que actúe con compasión y en el mejor interés de todos los seres, en lugar de intereses egoístas o de poder.

Si un político demuestra no estar en control de sus impulsos, su avidez, sus palabras o su propia salud, no es alguien que pueda cuidar de una población.

Un practicante de Zen y las preferencias políticas

Un practicante de Zen no tiene preferencias sobre candidatos políticos y no toma posturas fuera de equilibrio. La práctica del Zen enseña a ver más allá de las divisiones y dualidades, buscando siempre el equilibrio y la armonía. Nos esforzamos por mantener una mente clara y ecuánime, sin dejarnos llevar por las pasiones y conflictos que a menudo caracterizan el ámbito político.

También es nuestro deber ver más allá de los ataques y el odio entre bandos, que nublan la mente. Esta actitud nos permite participar en la sociedad de manera consciente y compasiva, sin quedar atrapados en las luchas de poder y las divisiones partidistas.

Conclusión

En resumen, el Zen y política son conceptos fundamentalmente incompatibles. El Budismo Zen, con su énfasis en la pureza espiritual, Shikantaza y la práctica desapegada, choca directamente con la naturaleza de la política, que está intrínsecamente ligada al poder, acumulación de riqueza y la ambición. A través de las enseñanzas de maestros como Dogen Zenji y Sawaki Kodo, queda claro que la mejor manera de seguir el camino del Zen es mantenerse alejado de las influencias políticas y enfocarse en la práctica diaria y la realización del Dharma.

La compasión y la humildad, cultivadas a través del Zen, son herramientas poderosas para mejorar la sociedad, más allá de cualquier acción política. Por lo tanto, los practicantes de Zen debemos seguir nuestro camino con claridad y compromiso, recordando siempre la incompatibilidad esencial entre el Zen y la política.

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