Al norte de la Comunidad de Madrid nos encontramos con un auténtico enclave medieval que resiste los siglos resguardado entre sus murallas y bajo la seguridad que debía y sigue debiendo otorgar su Alcázar. Hablamos de Buitrago del Lozoya, una localidad de apenas 2000 habitantes pero uno de esos oasis que el visitante de la populosa y ajetreada Madrid no suele conocer cuando aborda la visita de la capital.
Eterna ciudad de paso
Ya desde el origen, allende los siglos, de este pequeño poblamiento, su carácter "de paso" se hizo evidente, que aún hoy sigue teniendo en la actualidad. Situado en medio del Valle del Lozoya, al pie de las estribaciones meridionales de la Sierra de Guadarrama, Buitrago de Lozoya ocupa una posición totalmente estratégica en la Sierra Norte madrileña, pues controla la vía natural que comunica a ambas mesetas a través del Puerto de Somosierra, el único que permite cruzar con relativa facilidad este punto del Sistema Central. Debido a este carácter estratégico, Buitrago está dotado desde hace siglos de una importante red de vías pecuarias que nos hablan de la importancia histórica de de la zona como un enclave transhumante que ya desde la Baja Edad Media sirvió para unir el norte y el sur en el camino de los pastores hacia los pastos libres de hielo.
Pero lo más curioso es que, aún hoy, Buitrago de Lozoya tiene todavía ese carácter "de paso", pues la autovía A-1 divide el término en dos mitades, tal y como lo dividían las rutas transhumantes o las vías pecuarias que cruzaban la sierra.
Patrimonio histórico español
Buitrago de Lozoya aparece en la historia cuando Alfonso VI aborda la Reconquista de la zona, entre los años 1083 y 1085. Sabemos que su recinto defensivo tiene origen musulmán, lo que quizá nos hable acerca de la importancia que tuvo la localidad como punto estratégico ya en un periodo anterior a la Reconquista. Una vez del lado cristiano, pronto alcanzó una gran importancia en su carácter de pueblo de comunicaciones, por lo que, durante más de cinco siglos, fue hecha señorío. A partir de 1368 se le otorgó a Don Pedro González de Mendoza, familia que levantó la localidad y a la cual se vincula prácticamente hasta el siglo XIX, cuando desaparece el régimen señorial.
Fue en los siglos XV y XVI cuando la villa floreció y se convirtió en cabeza de la Sierra Norte madrileña, siempre bajo el poder sempiterno de los Mendoza, quienes construyeron los grandes edificios y desarrollaron su entramado urbanístico, del que aún hoy queda una fuerte impronta.
La muralla de Buitrago de Lozoya, Madrid
Su muralla, la más importante y la mejor conservada de la Comunidad de Madrid, tiene un origen musulmán. Construida en el siglo XI, fue restaurada continuamente hasta 400 años después, lo que nos habla de la importancia que esta localidad fue adquiriendo con el paso de los años. Esta magnífica muralla guarda un tesoro en su interior, donde destaca el imponente Alcázar, o Castillo de Buitrago de Lozoya, un conjunto arquitectónico gótico-mudéjar del siglo XV de influencia árabe evidente, con planta rectangular, siete torres (todas diferentes entre sí) y un patio de armas central. Se enmarca dentro de la muralla en su esquina sureste, con un foso que lo protegía de las invasiones.
El castillo de Buitrago de Lozoya, Madrid
El otro gran monumento de esta pequeña localidad es la Iglesia de Santa María del Castillo, cuya construcción concluyó en el año 1321 y consta de una sola nave, de planta y alzados góticos. La entrada principal es de estilo gótico flamígero (siglos XV al XVII). La torre, de gran altura y esbeltez, es un bello ejemplar del estilo mudéjar.
Iglesia de Santa María del Castillo, Buitrago de Lozoya, Madrid
Museo Picasso
Pero lo más interesante quizá de este pequeño pueblo de la sierra madrileña es que es, probablemente, el único que posee uno de los más interesantes museos Picasso de la Península. El origen de esta curiosa colección está en Eugenio Arias Herranz, peluquero de Picasso e íntimo amigo de éste, que nació en esta localidad. El artista regaló a su amigo multitud de las obras que hoy conforman el museo, inaugurado el 5 de marzo de 1985 con un total de 60 obras del genio, casi todas con dedicatoria especial para el peluquero.