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Bullying: todos somos culpables

Publicado el 19 abril 2017 por Andrea Proenza @FielatuSTILO
No acostumbro a hacer reflexiones en el blog porque no es la temática con la que lo creé, pero sigue siendo mi blog y subo el contenido que me apetece. Una vez hecha esta aclaración, aviso que me he puesto crítica con un tema que me toca mucho las narices y  que tristemente afecta a la sociedad en la que vivimos, el bullying. BULLYING: TODOS SOMOS CULPABLES¿Alguna vez os ha pasado que habéis leído un libro, visto una película o escuchado una canción que os ha marcado de una forma especial? Tanto, que no puedes dejar de pensar en ella. Eso es exactamente lo que me ha pasado a mí con la serie 13 Reasons Why. Si no la conoces te pongo en contexto: Hannah Baker, una chica de 17 años, se suicida y, tras su muerte, varios de sus compañeros de instituto reciben cintas grabadas por la chica antes de morir. En ellas explica los motivos por los que ha hecho lo que ha hecho y de qué forma se han visto implicados sus compañeros en esa decisión. 
Quizá sea porque es una ficción tan real que asusta y porque, al igual que muchos, me he visto reflejada de un modo u otro en la historia que se cuenta. Lo que tengo claro es que esta serie me ha hecho viajar atrás en el tiempo y, lo más triste de todo, es que me ha hecho recordar nombres y apellidos. Multitud de situaciones en las que un grupo de personas se ha sentido superior por burlarse de otras. A lo largo de mis años en el colegio he presenciado cuchicheos, rumores inventados, risas y comentarios por la espalda; y todo porque parecía que eso era lo “guay”. Muchas veces tenemos el concepto, totalmente equivocado, de que el bullying es que te insulten o agredan fisicamente. Sin embargo, no se necesita la violencia física ni verbal para destruir por completo a una persona. Que haya que hacer grupos en clase y nadie quiera ponerse contigo es bullying. Que la gente se ría a tu paso es bullying. Que saluden a todo el mundo y a ti te ignoren es bullying. Y yo, eso, lo he vivido. En mayor o menor medida. A veces en primera persona y otras como una simple espectadora, pero lo he vivido. 

No es que antes no fuese consciente de esta realidad, pero con el paso de los años las cosas mejoran y dejas atrás esa fase de tu vida en la que eres totalmente juzgada. Sin embargo, con esta serie he vuelto a sentir esa impotencia. He recordado la angustia de ver como todo el mundo hacía el vacío a una compañera y que nadie hiciera nada por evitarlo por miedo a sufrirlo también. Me he dado cuenta de lo cobardes que podemos ser las personas en repetidas ocasiones y de lo cruel que es a veces el ser humano. Puedo dar gracias porque yo no he tenido que presenciar ninguna tragedia como la que ocurre en la serie, pero que no haya sucedido en mi entorno no significa que estas cosas no pasen en la vida real. Hay jóvenes que se suicidan. Se suicidan porque nosotros los matamos, y no me importa que suene fuerte porque es la realidad. Muchas veces no queremos escuchar la verdad porque resulta incómoda y dolorosa, pero eso no quita que las cosas sean como son. Les quitamos las ganas de vivir, les hacemos creer que su vida es un agujero negro del que no se puede salir, que no hay ninguna mano amiga que les diga que todo va a salir bien. Y ya seas de los que acosan o de los que no hacen nada para evitarlo, ten una cosa clara, todos somos culpables. Jamás entenderé esa naturaleza cruel que tenían algunas de las personas que conocí en mis años de colegio. Nunca llegaré a entender por qué tenían que pisotear al resto para sentir que ellos estaban por encima. Ni comprenderé por qué tenían que meterse en vidas ajenas que no les incumbían con el único propósito de destruirlas. Para mí estas personas tienen nombre y apellido, pero para ti seguro que es otro diferente. Todos tenemos nuestros propios demonios contra los que hemos tenido que luchar. Me alegro mucho de que esta serie haya sido creada porque confío en que sea un toque de atención para todo el que la vea. Puede que tú, persona que me está leyendo, hayas sido acosador, acosado o lo hayas presenciado sin hacer nada; y puede que para ti y para mi sea tarde. Perdimos la oportunidad de hacer las cosas bien. Pero algún día seremos padres de jóvenes con miedos e inseguridades y será nuestro trabajo hacerlo lo mejor posible para hacerles ver que el sufrimiento ajeno no te lleva a ninguna parte. Y que el éxito conseguido a costa de los demás no es otra cosa que una absurda y estúpida quimera. 


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