Revista Música
El Mark II de Deep Purple había recibido demasiadas presiones para terminar a tiempo "Who Do We Think We Are", publicado a comienzos del año 1973, con el objeto de iniciar una nueva y jugosa gira. El problema es que la mítica alineación de los británicos llevaba ya mucha tralla encima, y la verdad es que lo que necesitaban era un descanso. Esta manera de hacer las cosas culminó con la salida del vocalista Ian Gillan de la banda, seguido del bajista Roger Glover, tras su segunda gira por Japón en el verano de aquel 1973, una salida que las habituales tensiones con el guitarrista Ritchie Blackmore habían precipitado.
Glenn Hughes, vocalista y bajista de Trapeze, entraba en Deep Purple casi de manera inmediata, y Blackmore y Jon Lord llegaron a plantearse la necesidad de convertir a su grupo en un cuarteto, con Hughes doblando en voz y bajo. La intención de traer a Paul Rodgers, el vocalista de Free, estuvo sobre la mesa, pero justo en aquellos momentos el tipo montó Bad Company, así que la pareja al mando de Deep Purple tuvo que convocar audiciones. El elegido fue David Coverdale, un desconocido que convenció a Blackmore gracias a su voz dura teñida de blues.
Se iniciaba así la corta era del nuevo Mark III. David Coverdale en voz, Ritchie Blackmore en guitarra, Jon Lord en teclados, Glenn Hughes en bajo e Ian Paice en batería daban forma a una nueva formación de una de las bandas fundamentales en la historia del rock, y parecía, sin temor a equivocarse, que las nuevas piezas encajaban de un modo adecuado, teniendo en cuenta siempre que sustituir una voz como la de Gillan y un bajo como el de Glover parecía en principio una misión imposible.
Los cinco se dirigían a Montreux, la misma localidad suiza donde el Mark II había grabado "Machine Head", para comenzar las sesiones para el nuevo álbum en Noviembre de 1973. Un álbum producido de manera acertada por la propia banda que sería publicado en Febrero de 1974 y que se llamaría "Burn". Aunque el álbum presenta algunos toques de rock progresivo, su mayor parte abraza el impresionante hard rock teñido de blues que Deep Purple habían elevado a la perfección, esta vez con nuevos y adictivos aportes de funk y de boogie. Un trabajo lleno de consistencia que adquirió nuevos briós gracias a los aportes en la composición que trajeron Glenn Hughes y David Coverdale. El sonido de la banda cambiaba de nuevo, y la alternancia en las voces de las dos nuevas incorporaciones resultó absolutamente convincente. Una re activación que llenó de energía la dinámica musical de Deep Purple.
Una vez más el trabajo de Ritchie Blackmore se puede considerar como de otro planeta, lleno de un nuevo entusiasmo y de un vigor fuera de toda duda. Jon Lord se establece de nuevo como el ancla de su banda, realmente brillante en el uso del Hammond, del piano e incluso del sintetizador, añadieno textura y color a las composiciones de "Burn". La voz del joven y desconocido David Coverdale se doctora en "Burn" complementándose brillantemente con la soul rock de Glenn Hughes, confirmándose en "Burn" como el relevo perfecto al bajo para el genial Roger Glover. Su capacidad como bajista era superior a la de sus contemporáneos, su voz sonó increible y además aportó fabulosos coros cuando no se encontraba al mando en lo vocal. Su pareja en el combo de ritmo, Ian Paice, no tenía que demostrar nada a estas alturas, pero su labor en "Burn" deja bien patente una vez más su precisión, su potencia y su habilidad para que ambas sumasen juntas.
"Burn" da inicio al álbum que lleva su nombre, y lo hace de un modo en ciertos aspectos sorprendente. Las influencias progresivas se hacen evidentes en la apertura del álbum. Progresiones de acordes basadas en Bach, solos barrocos de órgano y pequeños solos de sintetizador de un superior Jon Lord ofrecen algo diferente y adictivo, aunque ese riff de apertura de Blackmore es por si sólo grandioso, en una pieza que demuestra la capacidad del guitarrista para transformar las ideas e otros en algo totalmente original y brillante.
"Might Just Take Your Life" trae una impresionante división de voces, y es que en algún momento Blackmore y Lord alentaron la posibilidad de utilizar dos vocalistas principales, algo natural si tenemos en cuenta que clase de voces eran Hughes y Coverdale. Después "Lay Down, Stay Down" deja un Ritchie Blackmore estelar, merced sobre todo a un solo memorable y "Sail Away" es otro de los temas llenos de interés en "Burn" merced al uso maestro una vez más del sintetizador, esta vez con un sonido sincopado que da al corte ese aspecto tan trabajado, destilando sin complejos ese nuevo aroma funk empapando el hard rock clásico.
Un "You Fool No One" prueba de que la batería de Ian Paice era probablemente la columna vertebral de Deep Purple y un "What's Goin' On Here" en el que vuelven a brillar las teclas de un inconmensurable Lord anteceden a "Mistreated", la brutal improvisación espacial que llegaría a convertirse en uno de los mejores blues lentos de Deep Purple, la combinación perfecta entre los riffs más frescos de Blackmore y la poderosa voz de David Coverdale, prácticamente en la única pista en la que realmente es el protagonista único. "'A' 200" cierra el álbum en modo instrumental y lleva el nombre de un desinfectante. Basado en "The Planets", obra del compositor Gustav Holst ofrece de nuevo a Lord saliéndose con el sintetizador en una pieza absolutamente experimental.
Un trabajo memorable que reiventó y rejuveneció a Deep Purple demostrando de un modo incontestable que todavía quedaba mucho por dar y explorar en su motor creativo. Evidentemente esto no es "Machine Head" ni "Fireball" ni "In Rock", ni tampoco pretende serlo, pero si es un álbum genial de los pies a la cabeza, resultado de la combinación del talento, la energía y las ganas de los cinco miembros del recién inaugurado Mark III de Deep Purple, algo que tendría su continuidad en el "Stormbringer" que iban a publicar a finales de 1974.
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