Como ya sabréis los que habéis ido siguiéndome en estos últimos días, me vi afectada indirectamente por la huelga encubierta de los controladores. Cuando empezó el país a desmoronarse mi hermana se encontraba en Marrakech a la espera de poder regresar el sábado por la mañana a casa, como estaba programado. Ya la misma tarde del viernes hablé con ella y le informé de las noticias que empezaban a correr por todos los medios. Para más inri, debía esperar a que ella se pusiera en contacto conmigo, ya que durante el viaje se le había estropeado el móvil. Pensando que esto sería un contratiempo temporal de un par de horas, como otras veces ya había pasado, me fui a cenar.
Al volver vi que la cosa se había complicado. Las compañías aéreas ya informaban mediante sus cuentas en Twitter que el espacio aéreo iba a estar cerrado hasta el día siguiente a las 19 horas como mínimo. Ahí empezó el desespero mayor. No tenía modo de contactar con mi hermana y desde Vueling en twitter me confirmaron que el vuelo estaba cancelado y que además la compañía no cubría los gastos extras que se generaran por la ampliación de la estancia.
No fue hasta el día siguiente que mi hermana se puso en contacto conmigo y pude ampliarle la información que ya le habían dado en el aeropuerto. La único que recibieron allí fue un papel con un teléfono 902 y la dirección web de vueling para consultar la información. Puedo entender que en Marrakech no tengan un mostrador fijo de información, pero no pueden dejar a 100 pasajeros buscándose la vida para hablar con España. Primero intentaron buscar un vuelo alternativo a cualquier punto de España, pero no fue posible. La segunda opción fue un vuelo Marrakech – Casablanca – Toulouse que suponía dejarse la mitad de la paga extra de navidad y la tercera opción fue llamarme a mí.
Llamé a Vueling para ver que alternativa nos ofrecían. Primero me dijeron que el vuelo no estaba cancelado, cosa que me cabreo muchísimo ya que sabía perfectamente que lo estaba según la información de la propia web desde las 3 de la madrugada. No disponían de vuelo hasta el martes, además con pocas plazas disponibles, eso quiere decir que iban a colocar a la gente en otro vuelo que ya tenían programado con antelación, pero que no pensaban poner un vuelo especial para trasladar a esa gente que se había quedado sin posibilidad de volver a sus casas.
¿La solución? Pues la encontramos en un vuelo de Casablanca a Toulouse que salía la misma tarde del sábado. Eso significaba que debían recorrer de algún modo los 240 km desde Marrakech para llegar antes de las 16 horas, teniendo en cuenta que eran las 10 pasadas. Por suerte el suegro de una andorrana que estaba en el grupo se ofreció a llevarlos. Así pues hice la compra de los billetes y salieron disparados hacia Casablanca. A la vuelta los esperaría yo en Toulouse para aún recorrer 410 km hasta Vallirana.
Todo salió a pedir de boca. Antonio, el marido de mi prima Marta me acompañó hasta Toulouse y llegamos justo cuando ellos salían de recoger los equipajes. La andorrana tenía el coche en el aeropuerto de Barcelona, pero teniendo en cuenta que hasta casa solo tenía 200 km, prefirió irse a Andorra y recoger el coche un par de días más tarde.
Nosotros proseguimos el viaje de vuelta con Eli (mi hermana), Óscar y Lourdes, llegando a casa prácticamente a las 4 de la madrugada, pero como mínimo ya estaban todos en el destino.
Se ha hablado mucho estos días de la gente que no se ha podido ir de vacaciones y de las recomendaciones que se hacían para que la gente se fuera a sus casas, pero… ¿qué pasa con la gente que estaba fuera de casa? Tanto extranjeros en España como españoles en el extranjero. No todo el mundo tiene una billetera para pasar tres noches extras en un país que no es el tuyo con la incertidumbre de saber cuándo va a poder regresar. Mi hermana me decía que ella lo único que quería era llegar a Europa de un modo u otro, para como mínimo no tener mar por el medio.
Por otro lado quiero felicitar a Vueling por toda la información que ha estado facilitando mediante su cuenta en Twitter, aunque tengo que ponerles un 0 patatero en cuanto a información telefónica y en el propio aeropuerto de Marrakech. En cuanto a los gastos extras ocasionados: Billete, carburante, peajes, etc.… Se presentarán junto a la correspondiente denuncia en la OCU y a ver qué es lo que pasa.
Sobre los controladores no voy a decir nada, ya que ellos mismos han cavado su propia tumba. Puede que suene cruel, pero escuchar llorar a una controladora porque le ha obligado a trabajar el ejercito, mientras yo tenía a mí hermana sin ningún tipo de información y tirada en un país extranjero, por muy cercano que esté, no me ha dado ni una pizca de pena. Donde las dan las toman.