Revista Cultura y Ocio

Butoh

Publicado el 31 julio 2010 por Eduardogavin
Butoh
Recuerdos, en medio de la sofisticación de la vida urbana y europea del día a día. Tokio. Un camino lleno de luces, neones, ruidos siseantes de trenes, serpientes de la noche iluminada o hijas de Apolo y su progreso. Durante las dos horas del camino.
Un camino que conduce a una escalera que desciende. Donde nos piden que nos descalcemos y que esperemos, hieráticos, en cuclillas, lo que viene a continuación.Un camino oscuro que recorre lo más profundo de la existencia nos lleva durante las dos horas de duración del espectáculo, en el que exploramos los infiernos humanos, las danzas banales, los ritmos, el desenfreno, el instinto y el escándalo.Una oscuridad total que en la que surge una luz, un ritmo, unos cuerpos desnudos, empolvados de blanco, con los labios en rojo. Ellos, con el pelo al cero. Ellas, recogido. Todos desnudos, con un simple taparrabos que el decoro del mundo real no puede evitar mostrar en esa cueva.El teatro-danza butoh, creado en los años 59 por Tatsumi Hijikama, con base en una historia de Mishima, es una forma de expresión teatral básica que recuerda en mucho a rituales antiguos, a la pantomima, a las primeras manifestaciones religiosas y artísticas (si es que no son lo mismo) de la humanidad. Y sin embargo, es un genero moderno, de vanguardia, que reúne, sí, las tradiciones arcaicas, pero también antiguas y contemporáneas, Kabuki y Rock n' roll, Noh, ballet clásico y moderno. Música de toda especie. Incubación.Y con ello se crea un espectáculo nuevo y a la vez antiguo, pero que, sin palabras, en otra cultura, en otro mundo, no puede pasar sin movernos cada fibra, como reencontrados con lo que siempre andamos buscando.Una maravilla que vale el buscar el teatro que os quede cerca cuando visitéis Japón y su inframundo, que es igual al nuestro.

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