6 canciones, 6 trayectos de un verano perfecto (6/6)
Pontevedra-Pamplona, mediados de agosto de 2022: Vuelvo a casa felicísimo pese a que este trayecto pone fin a un verano inolvidable. Mi primo es una persona fuera de lo común, por la que siento un enorme cariño, y vivo como un regalo los días que puedo compartir cada año con él y el que ahora es su marido, en esa casa de piedra más viva de lo que a primera vista su aspecto lastimero pudiera transmitir. La lucha de P. contra el paso del tiempo y la voraz naturaleza gallega tiene algo de épico y mucho de romántico, y aunque veo en P. la misma falta de pragmatismo que es común a una rama de mi familia, en cierta forma resulta evidente para todos que no existe nadie más apropiado que él para domar todas aquellas zarzas que se empeñan en encaramarse en los muros de piedra. El mismo hecho de que sea una batalla en la que aún no sea posible dilucidar quién es el ganador ya es una victoria para él. Suena en el coche “C’mon Baby Cry” de Orville Peck, y la imagen del vaquero gay enmascarado me hace pensar en la singular pero enriquecedora experiencia que ha puesto fin a mis vacaciones: el que podríamos llamar, de forma oficial, Mi Finde Marica.
P. y R. ya me habían avisado: compartiría los dos últimos días de mi estancia en Galicia con un grupo de amigos, todos ellos gays, llegados de Mallorca. Se trata de dos parejas de edades variadas, situaciones profesionales diversas, que han acogido con mucho cariño a mi primo y su pareja en la isla balear en la que ahora viven por motivos profesionales. La situación (la convivencia intensiva de seis hombres homosexuales, un hombre heterosexual y un perro cuya orientación, visto el modo en que se restriega contra mis piernas bajo la mesa durante las comidas, no acaba de estar del todo clara) es tan inédita para mi como para ellos, pero conseguimos que la cosa funcione, y entre todos logramos que la distinción inicial entre “ellos” y “yo” acabe convertida en algo parecido a ”nosotros”. Me río mucho, bebemos mucho, nos sacudimos gustosamente los polvorientos clichés. Algunos de ellos pasan de largo la cincuentena: les oigo hablar y no puedo evitar admirarme ante el modo en que han construido un mundo en el que cualquier forma de expresión les es permitida, por encima de prejuicios y convenciones. Me reconozco distinto de ellos, pero también me doy cuenta de hasta qué punto las etiquetas se muestran inútiles para abarcar una realidad mucho más compleja: son seis hombres, todos ellos distintos entre sí, tratando de ser ellos mismos y ser felices sin hacer daño a los demás. Lo mismo que yo.
Publicado en: RevelacionesEtiquetado: 2022, Bronco, Country-rock, Orville Peck, Sub PopEnlace permanenteDeja un comentario