En los arroyos de aguas limpias y claras de muchas zonas de Asturias, incluyendo por supuesto los concejos de Salas y Tineo, se encuentran estos días pequeñas poblaciones del hermoso y fascinante caballito del diablo azul (el cual, a pesar de recibir este nombre, presenta un marcado tono verde metálico) Calopteryx virgo. Probablemente sea ésta la especie más abundante en nuestra tierra dentro del grupo de los odonatos, aunque su presencia está muy relacionada con la altitud, a partir de los 500 m se hace muy escasa y por encima de 1.000 m desaparece.
Hace un par de días me entretuve observando a una pequeña población de este caballito del diablo y su peculiar comportamiento. Los machos se agrupan en pequeñas colonias donde defienden un pequeño territorio, seleccionando dentro de él los mejores posaderos y expulsando a otros congéneres cuando lo sobrevuelan. La colonia donde fotografié a estos machos, de unos pocos metros cuadrados de extensión, agrupaba unos 7 ejemplares, y no detecté ninguna hembra.
Los caballitos del diablo se diferencian de sus parientes las libélulas básicamente por dos rasgos: el presentar las alas juntas en reposo y no separadas; y por el contrario tener los ojos en el rostro bien separados y no juntos. Son pequeñas joyas de nuestra naturaleza cada vez más escasas, ya que si bien otras especies pueden soportar pequeños grados de contaminación, Calopteryx virgo precisa de aguas limpias y bien oxigenadas. Los ejemplares adultos volarán hasta septiembre.