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Cada corazón, un umbral: nunca volvemos de otros mundos

Publicado el 27 agosto 2018 por Daniel Daniel Pérez Castrillón @Mangrii
Cada corazón, un umbral: nunca volvemos de otros mundosCada corazón, un umbralSeanan McGuire (Trad. de Pilar San Román)Runas | Alianza EditorialTapa dura | 184 páginas | 15€
Cada corazón, un umbral: nunca volvemos de otros mundos


Cualquier lector de fantasía que se precie ha soñado con descubrir un portal que lo lleve a sus mundos más queridos. Una puerta para viajar a tierras lejanas y mágicas donde perderse. Lugares donde sentirse a gusto, vivir en paz con uno mismo y ser feliz. Pero, ¿Qué ocurre cuando esos mundos nos echan y volvemos a la realidad? Siempre leemos las historias de la gente que van a estos mundos de fantasía, lo pasan bien y son eternamente felices. Pocas veces abordamos las consecuencias de la vuelta. La bofetada de realidad. Los niños que vuelven son habitualmente inadaptados. Nadie los entiende, no encajan y los tratan como enfermos mentales. Ellos solo quieren volver. Por suerte para todos, existen una serie de instituciones para jóvenes que han sufrido este tipo de singularidades: la Residencia para niños descarriados de Eleanor West.
La primera entrega de la serie de novelas cortas titulada Wayward Children (con tres entregas ya publicadas, una cuarta en camino y una quinta anunciada) nos presenta a Nancy y el día en que sus padres la dejan en la residencia. Allí aprenderemos sobre los tipos de portales y mundos mágicos, conoceremos a otros compañeros de residencia, e investigaremos un par de espantosos asesinatos que sacará a la luz los entresijos de cada niño. Cada corazón, un umbral es una novela corta que mezcla elementos clásicos de fantasía con otros de misterio y terror, que empalma con algún toque de humor un tanto macabro, para dar una vuelta de tuerca novedosa, jugosa y fascinante. No por nada le ha granjeado el triplete de premios Hugo, Nebula y Locus a mejor novellaen 2017 a su autora.
Cada corazón, un umbral: nunca volvemos de otros mundosIlustración de Rovina Cai
Varios mundos, muchas lecturas
Una de las mayores virtudes de Cada corazón, un umbral es la de tejer un worldbuilding extremadamente amplio y atractivo. Con cuatro simples pinceladas abre una cantidad ilimitada de posibilidad e historias. Es verdad que al comienzo estamos tan perdidos como nuestra narradora Nancy, pero poco a poco vamos entrando en la dinámica que corre por los pasillos de la residencia. La información referente al funcionamiento de los elementos fantásticos se va desgranando, está bien dosificada y los conceptos acaban llegando a nuestra mente. ¿Qué es un mundo Lógico? ¿Qué es un mundo Sinsentido? ¿Por qué uno se relaciona con Virtud? ¿Por qué el otro con Maldad? ¿Qué otras posibilidades hay? Tan solo avanzad en las páginas y las respuestas llegarán. Estoy deseando leer más entregas de la saga para desgranar más detalles de todos estos posibles escenarios.
Cada corazón, un umbral: nunca volvemos de otros mundosEsquema de los portales en Tor.com
Pero Cada corazón, un umbral puede tener más lecturas, aparte de la literal. La novela nos habla por momentos de la propia adolescencia. Una etapa de inquietud y confusión, donde la identidad propia se tambalea y surgen una gran cantidad de problemas. Donde la mayoría de personas se sienten inadaptadas, como estos jóvenes que regresan a la realidad tras tanto tiempo. Donde los cambios y la experimentación están a la orden del día. También podemos leer otras claves en algunas de las historias: drogadicción, enfermedades mentales y acoso escolar. Pero sobre todo apesadumbra la novela una sensación de desarraigo.
‘No eres el portal de nadie más que el tuyo, y el único que puede contarte cómo termina tu historia eres tú.’
El tono y la prosa de la novella equilibra momentos oscuros, optimistas a veces, pero sobre todo melancólicos. Un tono que apuesta por una impresión de exilio. La expulsión de los jóvenes de su verdadero hogar y la tristeza de no poder regresar. El sentimiento de desesperanza al saber que es casi imposible que vuelvan a encontrar su puerta, pese a que nunca pierdan la ilusión. El rechazo generalizado de sus seres queridos. Que quieren cambiarlos, siendo totalmente incapaces de comprender lo que les ocurre en realidad. McGuire mezcla lo tétrico con lo bello, creando un escenario de lo más desgarrador para el lector. Pero también, desde cierta perspectiva, esperanzador.
Cada corazón, un umbral: nunca volvemos de otros mundosIlustración de Rovina Cai
La diversidad como arma
El otro puntal sobre el que triunfa Cada corazón, un umbral son sus personajes. Cada uno, tridimensional y carismático, muestra diferentes aspectos que no paran de enriquecer la lectura. En las pocas páginas de la novela corta podemos ir conociéndolos poco a poco. Empezamos viéndolos como un grupo de adolescentes perdidos, con diversas afecciones y rarezas. Poco a poco, según vamos rescatando sus historias individuales, entendemos su comportamiento. McGuire hace brotar todos los prejuicios y rencores que existen dentro del grupo con la llegada de los asesinatos. Y con ellos, la otra cara de cada niño es revelada. Es verdad que la transición de la primera parte de la novela, enfocada a la presentación, con la segunda es un tanto abrupta, pero nada insalvable.
El otro adjetivo que debería utilizarse para hablar de la novela es diversidad. Personajes asexuales, transgénero, de otras razas. McGuire dota a su pequeño universo de una verosimilitud única, creando personas reales y palpables. Son protagonistas que podrían existir fácilmente. Es más, alguno nos veremos reflejados directamente sobre ellos. Como mirarse en un espejo. La pura y diversa realidad social. No son un conjunto de clichés moviéndose por este peculiar escenario. Son personas con sus problemas, su pasado y su propia coherencia interna. La autora apuesta por hacernos ver a personas, de carne y hueso, que están sufriendo por haber sido expulsados y apeados de lo que realmente eran. Y por tanto, nos hace pensar en nosotros mismos.
Cada corazón, un umbral: nunca volvemos de otros mundosNo me extraña para nada la cantidad de premios que ha obtenido Cada corazón, un umbral. Aparte de tener una premisa muy original, esta escrita de una forma que llega fácil al lector. No es para nada complicado identificarse con esa realidad que no te acepta, que te expulsa y en la que te sientes realmente solo. Puede que la transición de una parte a otra sea un poco abrupta, y que el misterio de la trama de asesinatos no sea gran cosa, pero creo que lo que importa de Cada corazón, un umbral va de otra cosa. Y eso, solo cada lector lo puede descubrir en su interior.
 ¡Muchas gracias a Runas por el ejemplar!
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