Editorial: Clarín - Alfaguara
El Premio Clarín 2017 fue otorgado a esta novela mayor, una sólida y escalofriante pesadilla futurista en la que el canibalismo es legitimado en gran parte del mundo a causa de un virus que afecta a los animales y resulta mortal para los seres humanos. ¿Qué resto de humanismo puede caber cuando los cuerpos de los muertos son cremados para evitar su consumo? ¿En qué lugar queda el vínculo con el otro si, de verdad, somos lo que comemos? En esta despiadada distopía -tan brutal como sutil, tan alegórica como realista-, Agustina Bazterrica inspira, con el poder explosivo de la ficción, sensaciones y debates de suma actualidad
En un futuro que no parece tan lejano, nuestro protagonista trabaja en un frigorífico, pero no de la clase que conocemos, no de animales, sino de humanos, ya que en este futuro distopico, el Gobierno ha dicho que los animales tienen un virus que los hace tóxicos para las personas, así que se ha legalizado el canibalismo, esto no quiere decir que todos anden como locos comiendo gente por ahí (o si), sino que hay criaderos especializados para criar cabezas para comer, cabezas (humanos) que son creadas para este fin, humanos que no son humanos, que no son vistos como humanos, ya que no hablan, no son educados, no existe el proceso de sociabilización por el cual pasamos nosotros.
Así que las personas no sienten culpa, la vida continua como siempre. Pero para Marcos no es tan fácil, él no come carne, no puede, después de presenciar como se trata a estos seres que no son humanos pero lucen como nosotros, le es imposible separar lo que debería hacer de lo que siente que es correcto.
Su vida se vera cambiada por una de estas cabezas, tanto significará para él que hasta le pondrá nombre e intentara domesticarla.
La verdad es que comencé este libro con altas expectativas y se mantuvo siempre firme. Me encantó, me resulto súper atractiva la trama y atrapante la pluma de la autora. La critica social, económica, política y humana que hay dentro de esta historia me hizo reflexionar, asquearme y enojarme. Cadáver exquisito provoca emociones fuertes, y no siempre buenas, pero creo que fue la idea de la autora a escribir sobre una temática tan tabú.
Muchos dirán que este no es un libro para jóvenes, pero creo que si, quedan advertidos de que hay escenas de sexo y lenguaje explicito, y que claro, como ya saben, se come gente y la autora no gasta en palabras para contarnos como es el proceso de faena humana =)
Entrevista a la autora
¿Cómo surgió la idea de "Cadaver Exquisito"?
La idea surgió gracias a mi hermano Gonzalo Bazterrica. La novela está dedicada a Gon porque gracias a las charlas que tuve con él en su restaurante cambié mi alimentación. Gonzalo es chef y trabaja con comida orgánica, pero sobre todo es un estudioso de la alimentación consciente, es uno de los representantes del movimiento Slow Food acá en Argentina. ¿Qué es la alimentación consciente? Se puede resumir en esta frase de Hipócrates: "Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina". La comida puede enfermarnos o curarnos, es por eso que gracias a las charlas con Gon y a mis propias lecturas sobre el tema fui cambiando gradualmente mi alimentación y parte del proceso fue dejar de comer carne. Cuando lo hice hubo un cambio radical de paradigma. Leonardo Da Vinci hablaba de los carnívoros como “devoradores de cadáveres” y cuando dejé de comer carne entendí el alcance de esta frase de Da Vinci. También entendí que de la misma manera que en una carnicería hay cadáveres de animales podría haber cadáveres de humanos. Somos animales, somos carne. No comemos carne humana sólo por un tabú. Y ahí apareció el primer germen de la novela que fue el de contestar a la pregunta: ¿qué pasaría si naturalizáramos el consumo de carne humana como lo hacemos con la carne de ciertos animales?
¿Te resulto difícil escribirlo? ¿Pensar en los humanos como un "producto"?
Lo que me resultó sumamente angustiante fue la investigación previa a la escritura. Ver videos, leer instructivos, reglamentos, procedimientos de cómo se faenan animales que sienten y sufren como las vacas, cerdos y pollos. Ver como los matan, como gritan, como hay una industria del dolor que sostenemos y apoyamos cuando comemos carne. Hay una industria hipócrita que habla de humanizar el proceso de muerte de estos animales cuando en realidad buscan procedimientos para que el animal sufra menos para que la carne tenga mejor sabor, porque si el animal tiene miedo libera químicos que hacen que la carne pierda calidad. Hay todo un sistema de creencias muy arraigadas que nos hace pensar que comer carne es necesario, cuando no lo es.
Somos una especie soberbia que considera que los seres de nuestro planeta están a nuestra disposición, que son un producto. Somos la única especie que no vive en armonía con la naturaleza, ni siquiera con nosotros mismos y eso es lo que me produce mayor tristeza y una gran desolación.
¿Pensas que en algún momento tu mundo distopico puede ser realidad?
Sí. De hecho ya es real, me refiero a que si bien no hay frigoríficos donde se faenan humanos (que yo sepa) sí hay situaciones donde los humanos se fagocitan entre sí de manera simbólica. La guerra, el trabajo precarizado, la prostitución infantil, la trata de personas, la violencia de género son algunos ejemplos de cómo nos canibalizamos los unos a los otros. Después de las muertes masivas por conquistas, guerras, inquisiciones, cruzadas, holocaustos no me sorprendería que el día de mañana el canibalismo fuera real, masivo y legitimado. Somos capaces de las cosas más maravillosas y de las más crueles.
A pesar de que no es un libro "juvenil", para mi, tu novela puede atrapar al publico young adult, ¿te gustaría saber qué piensan los (no) tan jóvenes al respecto?
Sí, totalmente. Creo que las distopías atraen a los lectores young adult, pero además tengo dos pruebas irrefutables. Una es la de distintos profes de escuelas que me escribieron diciéndome que iba a incluir Cadáver Exquisito en la bibliografía obligatoria. Y otra es la de la hermana de una amiga que sería una joven young adult que me llamó emocionada porque había leído la novela de una sentada, que por cuatro horas no había tocado el celular, que era la primera vez que leía un libro de corrido y por placer y que quería que le recomendara más lecturas.
Por otro lado sería un honor y una alegría ser leída por las generaciones más jóvenes.
¿Qué significo para vos ganar el Premio Clarín?
Significó una enorme oportunidad. Es un premio que da mucha visibilidad y eso te abre puertas. Además pude publicar con Alfaguara que es una de las editoriales más serias del mercado y mi obra llegó a todo nuestro país. Celebro que exista este premio y sería grandioso que se crearan más premios como este. ¿Qué consejo le darías a un joven escritor?Que escriban y lean de manera compulsiva, crónica. Que asuman el compromiso, el impulso, la curiosidad y el riesgo que implica dedicarse a una vocación. Pero sobre todo a no creérsela, porque el ego puede ser un monstruo destructor, porque la obra siempre puede estar mejor y porque, al fin y al cabo, nadie es tan importante.