Asumo que todos conocen la bebida conocida como café. Muchos son los que la toman en diferentes horas del día y en distintas combinaciones para mantenerse despiertos. Y otros lo hacen sólo por disfrute. Sin embargo, esta bebida no siempre fue bien vista a lo largo de la Historia.
Granos de café tostado.
El café ha sido mal visto muchas veces a lo largo de la historia. Ya les he hablado, por ejemplo, Gustavo III ysu obsesión con esta bebida, a la cual consideraba un brebaje insano. En defensa de Gustavo III, podemos decir que es fácil olvidar que el café es una potente droga, cuya introducción necesita de un consenso cultural, pero no de un consenso médico. Es así que agitados debates acompañaron desde siempre la introducción del café en todos los sitios del mundo. En dicho sentido, hoy les traigo otros casos de prohibición del café, cuyas penas han llegado a tal extremo como el de la mutilación.
Comencemos entonces por el caso islámico. En 1511, el emir Khair Bey observó en La Meca a un grupo de hombres bebiendo café. Desde entonces observó las características particulares de la bebida y juntó a un grupo de doctores y juristas para decidir si el café se ajustaba a las especificaciones del Corán, el cual prohíbe toda forma de intoxicación del cuerpo humano.
En 1517, Kahir Bey sería nombrado por el sultán Selim I del Imperio Otomano como gobernador de Egipto, gracias a la ayuda que había brindado en la conquista de dichos directorio.
Poco después de ocupar su cargo, Khair Bey se enteró de que las críticas contra su poder provenían de bebedores de café, lo cual se sumó a sus ya anteriores investigaciones sobre la bebida, y decidió cerrar todas las cafeterías, llevando a cabo, en conjunto, una campaña de desinformación contra los perjuicios del café. Pero el entusiasmo turco por el café era ya demasiado amplio para combatirlo, tal es así que existía una ley turca de la época sobre el divorcio que precisaba que una mujer puede divorciarse de su esposo si éste no llegaba a proporcionarle una dosis diaria de café.
De esta manera, el cierre de todas las cafeterías causó grandes rebeliones, lo que incitó al gobernador a cancelar la prohibición. El consumo de café pudo entonces proseguir su desarrollo. Tal es así que en 1630, había ya un millar de cafeterías en El Cairo.
Aquí termina esta historia, más tarde la prohibición volvió de nuevo a Europa, tras la apertura de las cafeterías y, curiosamente, por las mismas razones, es decir, por creer que la ingesta de café desarrolla el espíritu crítico, favoreciendo probablemente los intercambios intelectuales entre consumidores…
Pero esa es otra historia que contare en la próxima entrada.
Sobre la entrada de una cafetería de Leipzig hay una representación escultórica de un hombre con traje turco recibiendo una taza de café de manos de un chico.