En 2022, en plena recuperación pospandemia, trajo unas cuantas alegrías a la hostelería de Barcelona. Una de ellas fue la apertura del hotel Casa Sagnier, de 5* boutique, en plena rambla de Catalunya. Aunque el rastro del arquitecto Enric Sagnier i Villavecchia sigue muy vivo en Barcelona, el hotel que lleva su nombre es todo un homenaje personal, lleno de personalidad y signos distintivos. Desde el primer momento conectó con los visitantes pero también con los barceloneses.
Otro rincón del Cafè de l’Arquitecte.
El establecimiento ocupa el edificio que el arquitecto construyó como vivienda familiar y estudio profesional en Barcelona. La edificación conocida como ‘Casa Dolors Vidal de Sagnier’, en honor a su esposa y construida en 1892, combina ahora elementos de estilo gótico y diferentes esculturas ornamentales, destacan los artífices de la rehabilitación. En su nueva etapa como hotel vuelven a brillar una tribuna que domina los dos pisos superiores, y la que se añadió a principios de siglo XX en el principal.
Espacio para comer y fluir
En esta nueva vida, Casa Sagnier ofrece 51 habitaciones (seis suites) en una ubicación privilegiada en la esquina con el Passatge de la Concepció. El hotel es una pequeña joya que ha dado en la diana de los gustos de los viajeros que quieren conectar con el pasado y el espíritu local, alejado de espacios clónicos e impersonales. Pero queremos aludir aquí al estómago de la casa, a la cocina que al fin y al cabo se ha convertido en excusa para que muchos turistas hagan vida (más allá del alojamiento) en sus zonas comunes. Pero sobre todo que ha logrado que infinidad de ciudadanos se acerquen a diario a comer o cenar al calor de su salón. A su Cafè de l’Arquitecte.
Hay que agradecer a Federico Turull (Turull Sørensen Arquitectos) ese aire hogareño que atrapa al visitante. Y a estudio Elefante, y también a la mano de Estrella Salietti el interiorismo, evocador de una época, pero confortable y vigente, como ya lograse la familia Pérez-Sala con su otro proyecto hotelero de pequeño formato, el hotel Primero Primera, en la zona alta en 2011.
De temporada y próximo
En el caso de Casa Sagnier, la propuesta culinaria parte de ese espacio acogedor, con el ‘caliu’ de la chimenea central, los libros y la madera que desde las paredes alcanza el techo. Los sabores mediterráneos funcionan tanto para el recién llegado a la ciudad, como para el autóctono que busca un poco de calma. Tras unos meses de rodaje, la cocina se asienta en producto cercano, composiciones de temporada y atención a los gustos del comensal.
Los bajos combinan desde el desayuno bufet para los alojados, hasta la cafetería a cualquier hora, el servicio de restaurante (tan formal como uno quiera) y una agradable coctelería.
Con el chef Jorge Aranda (antes en Gresca) al timón, la carta es tan desenfadada como tentadora, del formato de la tapa informal al plato completo, según horario y apetito del cliente. Se abre con propuestas ligeras (ostras, anchoas, sabrosos dados de salmón marinado con salsa ponzu, caballa marinada con lima, jamón de bellota, croquetas de pollo de payés…) y cierra ese capítulo con un par de tortillas, la de patatas, y la abierta que se ha convertido en un ‘hit’. Tanto la versión con sobrasada y queso de Mahón, como la actual, con butifarra de Perol, el mismo queso menorquín y ajos tiernos.
El apartado verde abarca ensaladas variadas, pero con marcado protagonismo de la ‘stracciatella’ de burrata con tomate cherry confitado albahaca y avellanas, así como un plato redondo de temporada (como la mayor parte de las propuestas) que con frecuencia se agota de éxito: Alcachofas del Prat en texturas, habas tiernas, huevo a baja temperatura y panceta ibérica.
Arroces del Planta Baja
Entre los entrantes fríos, los clientes fieles sucumben en especial al ‘steak tartar’ de solomillo, yema curada y mostaza, equilibrado y atemporal. Le seguirán varias opciones principales calientes de difícil elección, entre pescados, carnes y arroces. Destaca el rodaballo salvaje con parmentier de céleri y setas de temporada. Y entre las carnes, probamos el solomillo, extraordinariamente jugoso y servido fileteado, pero con distintas presentaciones y acompañamientos según la temporada.
Para los arroces han ido sobre seguro, con una selección de los ‘hits’ del restaurante Planta Baja, del hotel Primero Primera Apuntan que el de sepia y pescado de roca se mantiene todo el año, pero también se pueden disfrutar otros de temporada, como el de setas y espárragos trigueros.
El entorno, cálido, lleno de fotografías del arquitecto y de piezas propias de un taller de arquitectura de su época, acompaña. Invita a relajarse, olvidarse de las calorías y sucumbir a las tartas caseras, a especialidades como el profiterol relleno de crema pastelera, puré de castaña con mascarpone y marrón glacé, o a los infalibles helados artesanales italianos DelaCrem. Pueden presumir, no obstante, de un tiramisú que deja huella, deconstruido en cada uno de sus tradicionales ingredientes y riquísimo.
Lo suyo llegado este punto es no mirar el reloj y, en mesa o en la barra de la cafetería, dejarse conquistar por sus cócteles. Aunque eso ya merece otra historia….
Cafè de l’Arquitecte (Hotel Casa Sagnier)
Passatge de la Concepció, 17 08008 Barcelona
https://hotelcasasagnier.com/es/larquitecte/
Tel. : 935 95 95 65
Restaurante abierto todos los días de 9.00 h a 00.00 horas.
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