Esta entrada es solo un recordatorio de las pequeñas tonterías del día a día, de los actos desinteresados que otros hacen por ti sin esperar nada a cambio -aunque hayas tenido la cara de malaje durante todo el día sin venir al caso (cualquier parecido con la realidad… en fin… es obvio).
Esta merienda me ha alegrado varios minutos de la tarde de aislamiento teclea-que-teclea de hoy…
¿Y tú, algo de lo que agradecer por estas horas nocturnas?
Por mi parte, nada más. Por cierto, gracias, papá. Que sí, que sé que no me lees, pero de todas formas…