Cap Roig, naturaleza, arte, cultura e historia | A pesar de que oír mencionar Cap Roig nos lleva irremediablemente al verano y a su festival anual de música, es uno de esos lugares de la Costa Brava que vale la pena ir a visitar en cualquier época del año.
De hecho, hacerlo en época baja te puede ayudar a disfrutar del entorno con calma, y a tomarte el tiempo que necesites para recorrer los jardines, disfrutar de las vistas panorámicas e ir aprendiendo infinidad de nombres de botánica, gracias a las especies vegetales que inundan los jardines.
Vistas panorámicas desde Cap Roig hacia la silueta de la costa de Calella de Palafrugell
Cap Roig, un entorno natural privilegiado
Es evidente que situar la zona en la Costa Brava ya es un incentivo para que te llame la atención y, que antes de visitar el lugar, te dejes llevar por el infinito encanto que suele evocar cualquier rincón de la costa de Girona.
Como nos explica Álex Rigola en su artículo «Espacio Natural Castell-Cap Roig»: «es una zona boscosa de bosque mediterráneo de 1100 hectáreas que se encuentra junto a la costa, entre las localidades de Palamós, Calella de Palafrugell y Mont-ràs, en un entorno de gran valor paisajístico y ecológico».
Vistas panorámicas hacia les illes formigues
Es evidente que si hoy en día continua manteniendo ese encanto natural, no es de extrañar que enamorase al matrimonio Woevodsky allá por 1927, quienes dejaron su vida en Londres para construir una nueva vida en un entorno que se puede calificar como «de película».
Un matrimonio ruso-británico
Los creadores de lo que hoy en conocemos por «els jardins de Cap Roig» fueron Nicolai Woevodsky y Dorothy Webster.
Nicolai Woevodsky fue attaché de la embajada rusa en Londres quien, tras el triunfo de la revolución bolchevique, optó por exiliarse en la capital británica. Nacido en San Petersburgo en 1888, parece ser que llegó a algún grado en el ejercito del zar, aunque oficialmente hiciese que le tratasen como «coronel». Le encantaba dibujar y, sin haber pasado por la universidad técnica, tenía dotes para el diseño y la arquitectura, algo que llevaría a Josep Pla a definirlo como «arquitecto tradicional nada vulgar».
Dorothy Webster, nacida en Derbi también en 1888, fue una aristócrata y aventurera inglesa, aficionada a la decoración y a la jardinería. Llevó una vida bohemia y desenfrenada, dedicada a la venta de antigüedades en la tienda que tenía en Londres, que le llevaría a relacionarse con el grupo de arqueólogos que descubrieron la tumba de Tutankamón. Tras un sonado divorcio, se unió a Nicolai junto a quien partiría de su Inglaterra natal a buscar una nueva vida en algún lugar paradisíaco y desconocido del Mediterráneo.
Después de diferentes viajes buscando ese lugar idílico, fue en una visita a Barcelona cuando les hablaron de la Costa Brava. Allí es donde encontraron «un peñón inhóspito con viñas abandonadas, encinas y pinos», situado frente a las míticas Illes Formigues, lugar donde en 1285 tuvo lugar una batalla naval en la que Roger de Llúria derrotó a las tropas francesas, y que tienen fama de estar habitadas por los fantasmas de muchos corsarios que anduvieron por el lugar… Ese se convertiría en su lugar soñado.
Cal Rus: un castillo con pinceladas escocesas y medievales
Fue en 1927 cuando adquirieron los terrenos y empezaron la construcción del castillo y de los jardines, que todavía hoy lucen en todo su esplendor. Un castillo que dicen estar inspirado en el Monasterio de Poblet y que, como no podía ser de otro modo, pasó a conocerse con el apelativo de «Cal Rus».
El edificio que tardó más de 45 años en finalizarse, cuenta con todos los elementos que suelen formar parte de la estructura de un castillo medieval. Cuenta con puertas y ventanas góticas, torreón, almenas, así como una iglesia y un claustro. Y, aunque no es la única construcción que hay en la finca, sí que es la más destacada e importante.
Fachada principal del castillo de Cap Roig
El terreno, repartido en diferentes terrazas, desciende hacia el mar donde está la cala d’en Massoni y el embarcadero. El lugar se conoce popularmente como «el bañador de la rusa», ya que se dice que Dorothy bajaba allí para bañarse en el mar.
Terrazas en escalera por las que el terreno va descendiendo hacia el mar
Siguiendo los deseos del matrimonio, tanto Nicolai como Dorothy están enterrados en Cap Roig. Y junto a ellos están las tumbas de sus mascotas: el perro Nerón, el gato Bonzo y los burros Navidad y Lunes, que eran los encargados de transportar a Dorothy hasta «la bañera de la rusa» para tomar sus baños de mar.
Además del castillo, en la finca existen otras construcciones como las que conforman el espacio que se conoce como «el poblado», que en la actualidad es por donde se accede al recinto. Ese conjunto de viviendas se diseñó como lugar de alojamiento para los trabajadores que se encargaron de la construcción del castillo.
Uno de los jardines botánicos más importantes del Mediterráneo
El lugar se acabó convirtiendo en un referente tanto paisajístico como turístico de la Costa Brava, además de ser un lugar de cita obligada en los eventos musicales del verano.
Su ubicación privilegiada, resguardada de los vientos del norte, crea un microclima ideal para las diferentes especies botánicas que lo conforman; más de mil. Hay especies tanto de origen mediterráneo, como exóticas, tropicales y subtropicales. Y una de las secciones más espectaculares es el jardín dedicado a los cactus.
Espectacular muestra de Echinocactus grusonii, llamados comúnmente «asiento de suegra»
Todas las especies que hay en el jardín están rotuladas con su nombre común, su nombre científico y su lugar de procedencia.
Recorrido y espacios a visitar: Guía de los jardines
El parque de esculturas
Otro de los atractivos que ofrecen los jardines es el museo de esculturas de arte contemporáneo y de gran formato, que te vas a ir encontrando repartidas en diferentes puntos del recorrido. Obras tanto de destacados artistas nacionales como internacionales.
El origen de este museo es relativamente reciente, y fue impulsado por la Fundación Caixa de Girona, organismo que se encargó de esta parte del legado de los Woevodsky tras su fallecimiento.
«Cuc» de Jaume Plensa (1986)
Josep Pla y Cap Roig
Es evidente que no podemos finalizar este breve artículo sobre Cap Roig sin mencionar a uno de los personajes más emblemáticos del lugar y que fue un apasionado de la obra del matrimonio Woevodsky, dado su empeño por preservar e incrementar la belleza del lugar. Y no es otro que Josep Pla.
Tal y como recogen en la pagina web de la Fundació Josep Pla, en el libro «Tres guies. Obra completa volum XXX», el escritor ampurdanés dedica un apartado a escribir sobre los Woevodsky y Cap Roig:
“Cap al 1927, Mr. Woevodsky, un cavaller, ex-coronel rus emigrat a Londres, arquitecte, molt relacionat amb la societat anglesa, després d’un llarg viatge pel Mediterrani amb la intenció de fincar-s’hi, descobrí Cap Roig i el considerà com un dels llocs més bells dels que havia vist fins a la data. Comprà terrenys, inicià la construcció d’una gran residència, però sobretot dedicà la màxima atenció a la formació d’un gran jardí paisatgístic que servís de marc a un altre de més reduït, de gust italià ―perspectiva esglaonada de boixos i xiprers sobre un paisatge de mar, realitzada amb una agudíssima comprensió de la geometria romàntica. Construí, a més, per als jardiners i el servei un nucli d’habitacions d’estil popular del país i ho va fer amb suma habilitat i màxima gràcia.”
Por ello, es interesante recordar que entre las actividades que se organizan desde la Fundació Josep Pla hay una ruta literaria por diferentes lugares del Baix Empordà, que lleva hasta Cap Roig. Así como diferentes encuentros de lectura al aire libre en el espacio conocido como el «Jardí de la Dorothy», dentro de los propios jardines de Cap Roig.
El castell de Cap Roig, conocido popularmente como «Cal Rus», por el origen de su propietario.
Els jardins de Cap Roig
Camí del Rus, s/n
17210 Calella de Palafrugell
Palafrugell – Mont-ras
Baix Empordà
Para saber más:
El castell dels «russos»
L’arxiu que guardava el coronel
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