Este año la huerta aún nos tenía una sorpresa reservada. Estamos muy felices con las plantas de Caléndula Arvensis que han aparecido en algunos bancales. No recuerdo haberla visto antes por estos lares, o al menos nunca le había prestado atención. Es lo que tiene permitir que las hierbas adventicias te invadan la huerta, que siempre se sigue aprendiendo y descubriendo malas hierbas, que normalmente siempre están ahí y que no vemos.
Esta variedad silvestre de caléndula, es la más utilizada en cosmética y con fines medicinales, ya que sus flores y hojas contienen más propiedades que las variedades cultivadas.
Su virtud principal en uso interno es como emenagoga. Se usa en infusión hecha con la planta entera, un puñadito por taza de agua, de una a tres veces al día durante la semana anterior a la fecha prevista de la siguiente menstruación: es reguladora y disminuye la cantidad y el dolor.
En uso externo el aceite elaborado con las flores frescas a razón de 1000 gramos por litro de aceite, dejado en maceración una quincena al sol y filtrado, es un excelente remedio para la regeneración epitelial y la cicatrización de heridas.
Es muy popular el ungüento de caléndula, con las mismas aplicaciones, hecho con una combinación de cera pura de abejas (6 g.), aceite de oliva virgen (75 g.) y 2 o 3 cucharadas de extracto de flores de caléndula frescas.
Ahora que las tenemos localizadas, dejaremos que concluyan su ciclo y depositen semillas para otros años. A ver si mimándolas conseguimos que se queden!
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