Revista En Femenino

Calidad de vida

Por Beatrizmontiel @CantandoAMama

Si hay algo casi mas dañino que la culpa en la maternidad y crianza, creo que es la generalización. Hoy se comenta por todos lados las declaraciones de una mujer muy mediática, que ha sido recientemente madre de mellizos y ha escrito un libro en el que asegura que 'tener hijos es perder calidad de vida'. Una afirmación muy generalizada para una experiencia concreta (la suya) en la cual se basa otra generalización: "Hay un relato único de la maternidad como un estado idílico, que no coincide con la realidad y estigmatiza a las mujeres".

Yo me pregunto si esta mujer tiene apoyo. Y no me refiero al apoyo de su familia o al apoyo de su pareja. Me refiero a una red maternal con la que debatir sobre estos temas, llorar, reír, compartir el agotamiento extremo, o escribirse a través de mensajes de whatsapps a las 5 de la madrugada. Porque no existe para nada un relato único de la maternidad, y menos un relato idílico. No por lo menos en la red donde yo me muevo y me consta que muchas mujeres. Lejos de juzgar su opinión, la valido y reconozco que la maternidad es muy bruta, diría que en mi experiencia lo más bruto que viviré jamas (y solo tengo una niña), pero no me atrevería a generalizar mi experiencia.

Luego está el tema de perder o no calidad de vida. Esto es igual de personal, empezando por qué es calidad de vida para cada cual. En mi caso creo que he cambiado la percepción de lo que es calidad de vida para mí. Antes de tener hijos pensaba que calidad de vida era estabilidad laboral, una casa confortable a la que llegar tras una jornada de trabajo y una buena cena con mi pareja mientras veíamos una peli cómodamente. Ahora, para mí, calidad de vida es tener tiempo. Tan básico como eso. Y ese tiempo pasarlo con mi hija. Claro que necesito tiempo para mí, y lo busco y lo encuentro. Eso también lo tenía antes de ser madre. Pero nunca imaginé lo que podría disfrutar saltando charcos con ella, o acurrucándome a su cuerpecito bajo el edredón antes de irme a trabajar cada mañana y observar cómo duerme, o mirando con detenimiento un reguero de hormigas que afanosas llevan ramas y hojas diminutas a su hormiguero, o haciendo un castillo de arena a la orilla del mar, o haciendo una guerra de cosquillas... Todo esto, también es calidad de vida para mí y cada vez más.

Creo que la maternidad necesita de unos cuidados extra hacia la madre que pocas veces se llevan a cabo (estoy generalizando ahora yo, jijiji). Es cierto que para que una madre pueda disfrutar de la calidad que la vida le ofrece en esta nueva etapa, necesita de personas que acompañen esa calidad:

Una mujer no puede meterse en la bañera con su hijo de año y medio y jugar a salpicarse o contar cuentos acuáticos si no hay alguien haciendo la cena para todos tras el baño. No puede irse a saltar charcos con su niña de 4 años si no hay alguien haciendo la compra de la semana. No puede dormir aprovechando una siesta mañanera de su bebé de 5 meses tras una noche de insomnio si tiene que ir a trabajar fuera de casa porque en este país no existen políticas enfocadas al cuidado que permitan permisos de maternidad más amplios...

Ya cansa un poco el discurso de "la madre arrepentida". Entiendo que es una moda como otra cualquiera. Resulta que ahora, muchas mujeres están diciendo que su vida se ha visto destrozada por la llegada de sus criaturas. ¡Ni que hubieran parido a Donald Trump! Por favor, por respeto a la infancia y sobre todo por respeto a nosotras mismas y nuestra transformación como mujeres cíclicas y cambiantes veo injusto que se reniegue de los hijos e hijas de la forma en la que se está haciendo.

Hay mujeres que deciden no ser madres y otras que deciden tener 12 hijxs. Perfecto. Pero dejemos de generalizar, la maternidad esto, la maternidad lo otro... me aburro, de verdad.

Qué diferente sería si cada una tuviéramos la confianza de hablar desde las entrañas sobre nuestra experiencia sin generalizar, sin juicios ni auto juicios, con la libertad de encontrar al otro lado simplemente a alguien dispuesto a escuchar sin espectativas. Y desde luego, encontrar el espacio merecido para disfrutar de una vida de calidad. Esta foto que mi amiga Andrea Irles me hizo en Bulgaria resume la mía:


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