Revista Cultura y Ocio

California Shake – Margo Guryan

Publicado el 18 noviembre 2015 por Srhelvetica

Pues no me molesta en absoluto, pero tampoco es que esté yo especialmente entusiasmado con la inesperada resurrección del casete, más aún cuando este formato era defenestrado hace un par de décadas por cualquier melómano de pro , y cuando su reivindicación está siendo en muchos casos ejercida por los mismos que abominan del CD por su sonido (aplastado, plástico, etc, etc; añádase lo que corresponda) frente al sacrosanto vinilo. A ver, no es que no lo entienda: como cualquier otro objeto de nuestro pasado, la cinta de casete se presta con indudable eficacia al rescate nostálgico, pero no acabo de pillarle la gracia al asunto mucho más allá de la mera cuestión sentimental, y percibo todo esto como un nuevo (y simpático, eso lo admito) episodio en el devenir de las modas, y el modo con que la industria musical genera nuevas -quizá no tan lucrativas como antes, pero lucrativas, al fin y al cabo- formas de consumo.

Quizá todo esto tendría más sentido para mí si la elección de tan curioso y trasnochado formato respondiera a una decisión de editar música indisolublemente asociada a  todo aquello del rewind y el ffwd. Vamos, que uno hasta podría llegar a comprar con gusto, por poner un ejemplo, cintas en clave italo-disco, recopilatorios (porfavorporfavorporfavor) de ochenterísimo out-run del sello Rosso Corsa, o impagables trabajos de aquella historia (llevamos años enterrándola pero la pobre no acaba de morirse) llamada synth-wave.  Al menos en estos casos, digo, encontraría una coartada formal que justifique el regreso de un soporte -el magnético- con tantos inconvenientes como posibilidades de acabar hecho un ovillo en mi regazo. Oh, sí, claro, estaba aquel truco de armarse de paciencia y un boli…

El caso es que aunque la noticia en realidad es del año pasado, yo me he enterado hoy, y tiene que ver con todo este rollo tan poco interesante que os he soltado del regreso de la vieja cinta de casete: el sello Burger editó en 2014 en este formato  “27 Demos“, que tal y como indica su título es una colección de demos, en este caso grabadas por la artista americana Margo Guryan, y una vez agotada la tirada anuncia una segunda remesa. Y no, la cosa no va en absoluto de revivalismo ochentero: los lectores más enteradillos del blog (alguno habrá, espero) habrán reconocido sin duda el nombre de la responsable de uno de los secretos más hermosos de la escena psych-folk de los últimos 60, el reinvindicadísimo -y quizás no tanto como aún merece- “Take A Picture“. Otros muchos seguro que no han oído hablar en su vida de ese disco de Margo Guryan: que tampoco se preocupen demasiado, que seguro que encontramos un buen momento por aquí para hablar de esta joyita de 1968, recuperada no hace demasiado para el disfrute de las nuevas generaciones (la edición que tengo en casa es la que sacó Siesta en el año 2000, Sundazed haría lo propio para el mercado americano en 2006) y merecedora en cualquier caso de todos los piropos imaginables. A lo que voy es que probablemente lo de rescatar ese recopilatorio de canciones inacabadas (que además ya fue publicado en 2001 como “25 Demos” por Oglio Records), ampliado ahora en dos temas y en formato casete es una cosa bastante curiosa, pero probablemente dará mayor satisfacción a los buscadores de trofeos exóticos para sus estanterías que a los consumidores usuales de música. Se agradece la reedición de estas canciones, por supuesto que sí, pero puestos a elegir, me quedo con la edición que a día de hoy aún ofrece Oglio Records en CD, con un sonido objetivamente mejor, y el atractivo extra de venir firmadito y todo por la mismísima Margo Guryan. (Vamos, que ya estáis tardando en regalármelo… malditos gastos de envío).

Como muestra, un botón. Esta fabulosa “California Shake” es una canción co-escrita por Guryan con Richard Bennett (cosa singular: la propia Guryan ya ha reconocido en alguna ocasión que lo de trabajar en equipo no es lo suyo), datado en 1975.  Fue el tema elegido el año pasado para promocionar la publicación del comentado recopilatorio, llegando incluso a grabarse un vídeoclip ad-hoc, y la verdad es que lo de la etiqueta de “demo” se le queda muy, pero que muy corto: a ver qué le falta a esto para ser un pelotazo. Juzguen ustedes mismos, después de darle al play, si serán capaces de esperar a que al Sr. Helvetica se le ponga en el gorro el dedicar a Margo Guryan la entrada que se merece, o si por el contrario no merecería la pena indagar por su cuenta en un filón todavía no demasiado conocido. Alguno igual hasta se anima a comprar, todo podría ser… Y quién sabe, igual hasta tiene ganas de agradecer a este escribe el descubrimiento del tesoro con un pequeño detalle, un gesto que siempre es bienvenido y honra a su autor: que sea en CD. El firmado.

Melon-rising California sun
Drifting in a day not yet begun
Six o’clock and peaceful and serene
Floating in a Technicolor scene

Something nearly peaceful in the sound
Rising from the San Andreas ground
Overground, it starts to feel strange
Underground, it starts to rearrange

You’d better get up
And run for a doorway

No time for thinking
Your life is at stake
Everyone’s doing the California Shake
California Shake

Nonbelieving, everybody waits
Shifting on the continental plates
Thunder far below the ocean floor
Damned impartial sub-terrestrial war

Wond’ring if you’re going to survive
God, it feels like eight point four or five
Fifteen seconds holding your breath
Living through a microscopic death

You’d better hold on
The worst isn’t over

No time for thinking
Your life is at stake
Everyone’s doing the California Shake
California Shake

Publicado en: Canciones EscondidasEtiquetado: 1975, 27 Demos, Burger, Demo, Folk-pop, Margo Guryan, OglioEnlace permanente1 comentario

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