Revista Comunicación

Call me by your name o "Llámame por el nombre de mi abuela muerta"

Publicado el 31 mayo 2020 por Dro @Drolope

Es harto incontrovertible que Call me by your name (Llámame por tu nombre) es un largometraje tan hermoso como desacertado. Su ambientación bucólica en el paraíso italiano de la Toscana ochentera le otorga a la película una magia que no tendría si hubiese sido filmada en los solares de Los Infiernos: rumbo Lo Pagán (pueblos de la murcianía).
Este filme poético-maquiavélico dirigido por Luca Guadagnino y protagonizado por el archideseado Timothée Chalamet no es más que el despertar sexual de un jovenzuelo gay cualquiera. El argumento de la película gira en torno a la manipulación psicológica ilimitada que ejerce, impunemente, Oliver en su estadía en la finca familiar. El estudiante de posgrado viene de la libertina América para ser asesorado por Mr. Perlman, profesor universitario de arqueología que con la excusa de buscar pedruscos se “tira a la Bartola” todo el verano junto a su familia en su estival residencia italiana. Elio, a la benévola e inmadura edad de diecisiete, cae rendido ante los pies del treintañero universitario. El malévolo sofista de Oliver se percata, desde su llegada al casoplón, de que la criatura de la familia es gay y bebe los vientos por él. Sin embargo, en lugar de ignorar al desdichado zagal, se aventura con la osadía de un ser sin escrúpulos a jugar con él a un despiste tan insoportable que pone contra las cuerdas al atormentado pipiolo. Este escarceo amoroso es conocido por los padres de Elio. Unos progenitores que, en lugar de frenar tal perniciosa escabechina emocional, lo fomentan guardando un silencio sepulcral. Por si todo esto no fuera suficientemente estremecedor, el “posgradista”, (que por cierto no estudia un pijo) sabiendo que está a punto de estallarle el corazón de amor al pobre angelico de Elio, prosigue alimentando una relación que ya está muerta desde antes de nacer. “Llámame por tu nombre”, ¡vaya cursilada sin ningún fuste! Si Elio hubiese estado libre de la arrebatadora pasión que lo desbordaba le habría de haber respondido: “llámame por el nombre de mi abuela muerta, ejraciao”.
Suenan las campanas, se avecina la segunda parte de este cruel romance blanqueado por las bondades de la Italia más pintoresca. ¿Volverá Oliver a jugar con los sentimientos de un joven con el corazón hecho trizas? ¿Le invitará a su boda con la mujer-tapadera de turno para así prolongar la agonía del bello Chalamet?

Jesús Kuicast (@jesuskuicastofficial)

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