La calle Judería comunicaba antiguamente el barrio hebreo con el Real Alcázar. Sevilla llegó a contar con una población judía de más de 2000 personas, lo que la convertía en la segunda comunidad hebrea del reino, sólo superada por Toledo.
El pueblo judío había vuelto a Sevilla tras la conquista cristiana en 1248. Desde el principio se les dio facilidades para que se instalaran y, además, la Corona tenía interés en mantenerlos cerca, ya que eran habituales prestamistas del reino. Los judíos, a cambio, disfrutaban de protección al encontrarse próximos al rey, pues desde antiguo habían sufrido la animadversión de los cristianos por dos motivos: el oficio al que se dedicaban, acusándolos de usureros; y el nivel general de cultura de que gozaban, que a menudo era confundido con brujería o saberes ocultos.
De este modo se explica el asentamiento de la comunidad hebraica en una zona tan próxima al rey que sólo estaba separada por una puerta. Por otra parte, Alfonso X el Sabio, un hombre culto y refinado, daba gran valor a las artes y a la cultura de este pueblo, por lo que, en 1252 otorgó a los judíos tres mezquitas para que las convirtieran en sinagogas: San Bartolomé, Santa María la Blanca y una desaparecida en la Plaza de Santa Cruz. La ubicación de los templos en este espacio también determinó la constitución del barrio judío en estas calles.
Calle Judería, comunicada al fondo con el Real Alcázar.
Y es que la Sevilla medieval era un crisol de culturas, donde convivían judíos, musulmanes y cristianos. Si quieres saber más sobre esta fascinante etapa de la historia de nuestra ciudad, no puedes perderte nuestra ruta “La Sevilla de las Tres Culturas”, el viernes 27 de noviembre a las 20:00 h. Información y reservas en www.alminar.net, [email protected] y en el 954374172. ¡Te esperamos!
Autor de esta entrada: Lola Cordoncillo . Historiadora, guía e intérprete de patrimonio.