¿Qué es para vosotros la serenidad? ¿Pensáis que sabéis serenaros cuando se os presenta algún problema complicado, difícil o ante un imprevisto que puede descolocar vuestros planes o metas cotidianas?
Como muchos sabréis, la serenidad es una actitud designada a la calma o tranquilidad como respuesta ante cualquier evento, situación o imprevisto, sin dejarse arrebatar por sentimientos o emociones desestabilizadores (ira, miedo, furia, enfado…).
Normalmente la serenidad se asocia con una persona apacible, pacífica o tranquila. No siempre es así, pero ya se sabe, los estereotipos son lo que tiene. A veces la serenidad es un vehículo que puede enmascarar otros sentimientos como el dolor, la pena o la tristeza. Es un tema complejo, y por el momento lo dejo ahí.
Acabo de leer un libro titulado “Calm: algunos secretos de la Serenidad en el mundo“, en el que diferentes culturas del mundo revelan el secreto de su serenidad. Lo mejor a tener en cuenta, es que está escrito por viajeros y autores de Lonely Planet, los cuales han viajado por todo el mundo y conocen bien cómo cada cultura intenta alcanzar la serenidad y también saben que, a pesar de ser viajeros, no hace falta viajar para relajarse.
Las sociedades occidentalizadas han creado una imparable rueda del estrés y una adicción enfermiza por la productividad. Sin embargo, cada vez son más las voces que abogan por buscar de nuevo la serenidad.
En este libro, queda claro que la serenidad no está en ninguna parte y está en todas. No está en un lugar, está en la búsqueda. La calma es un estado mental que algunos llaman “conciencia focalizada” y que otros –atletas, bailarines, artistas, y cualquiera que se deje llevar por una actividad- conocen como fluir.
En él, se dan cita cincuenta relajantes secretos culturales y la manera de practicarlos, desde los cantos gregorianos de los monasterios europeos o la recitación de mantras de la India, hasta el cuidado de bonsáis en Japón o la caligrafía del agua (dishu) en China.
Como un pequeño aperitivo, vamos a dar una pincelada sobre dos de estos relajantes actos cotidianos, por si os apetece tomar nota y ponerlos en práctica:
LA HORA DEL TÉ
SECRETO: Cuidar los detalles. TRADICIÓN: High tea. ORIGEN: Gran Bretaña
A pesar de que su origen se remonta a Japón (las ceremonias de té son todo un todo un ritual, el cual os invito a probar por lo menos una vez en la vida), hay otros países como por ejemplo, Gran Bretaña, en dónde la hora del té, es también un momento para hacer un “alto”, en las tareas diarias y pararse a disfrutar del “momento CuidaTé”.
Su secreto reside en cuidar los detalles, para ello es necesario tomar media hora de nuestro tiempo, por ejemplo a las cinco en punto de la tarde y comenzar: ¿Cómo?
Cuando el reloj marque las cinco, deja de hacer lo que estés haciendo. Para. Acto seguido, ponte en plan inglés. ¿Ya? Bien.
Ahora siéntate treinta minutos. Ve a por el símbolo de esta cultura, sinónimo de relajación y refinamiento desde hace más de doscientos años. Aplica el protocolo clásico y sigue los pasos para prepararte una taza de ese “símbolo”.
Sí quieres “honrar” a tus amigos con tu hospitalidad, invítalos. Discute con ellos (con educación) sobre el momento adecuado para verter (o no) una nube de leche. Después, bebe despacio saboreando el momento. Huele su aroma familiar. Ahora todo puede empezar de nuevo… O no, espera un poquito más, sigue siendo la hora del té.
La ceremonia del té de la tarde se remonta a la década de 1840, y se convirtió en toda una tradición británica. Allí donde hubiera británicos (en sus hogares, en una fábrica durante la guerra, en un hotel de lujo o en los sitios más recónditos del imperio), detenían el tiempo como lo hacían las madres de sus madres y como lo harían los hijos de sus hijos.
Aunque hoy el té de la tarde oscila entre una taza solitaria y el té completo o high tea, con tetera, sándwiches refinados sin corteza, scones u otros dulces, conserva la estructura familiar y acogedora del evento.
Así, la próxima vez que hagas una pausa para un té (o un café o una infusión), no te conformes con un trago apresurado para seguir trabajando. Tómate el tiempo necesario para hacerlo bien. Saca la porcelana buena (o la que más te guste), date el capricho de algún dulce y disfruta de un momento de lujo. Seguro que tus días serán más tranquilos, o por lo menos, disfrutarás de tu momento “CuidaTé”.
NACIDOS PARA CORRER
SECRETO: Correr por placer. TRADICIÓN: Correr largas distancias. Región de Sierra Madre, México.
¿Alguna vez te has calzado las zapatillas de deporte y te has obligado a salir a trotar? ¿Sales a correr porque sabes que es bueno para la salud? Puede que hayas oído hablar de las endorfinas y del subidón del corredor, así que ya sabes que salir a correr te calma; pero también sabes que podría ser más divertido.
Pregúntale a un corredor tarahumara de los cañones y montañas de Sierra Madre, en México, si correr es una obligación y te mirará como a un bicho raro. Para ellos, que viven en zonas muy remotas, correr largas distancias sobre terreno duro es un hábito vital tan normal como respirar o dormir; y lo más importante: para los tarahumara, correr es divertirse. Corren para llevar mensajes, para desplazarse de un pueblo a otro o para jugar a un deporte de pelota cuyos partidos duran varios días.
Con sandalias de neumáticos en los pies y la alegría en el corazón, recorren fácilmente 200 km en una única salida. Y terminan sonrientes.
Nadie te pide que corras ultramaratones para ser como los tarahumara. Lo que sí puedes es aprender de ellos a hacer del running (o de cualquier otro deporte) un modo de vida y un placer en lugar de una obligación.
¿Eres de los que de niño quería ir corriendo a todas partes? Prueba a recuperar aquel espíritu saliendo a correr con amigos escuchando música o corriendo en plena naturaleza; haz corriendo todo lo que te haga feliz. Tu cuerpo, que está hecho para correr, se encargará del resto. Nadie te está pidiendo que seas el más veloz, ni el que pueda llegar a la meta de carreras de largas distancias. Solo corre. El tiempo que puedas, cuando puedas y concentrándote en el momento “carrera”.
Podría ir explicando con más detalle las otros de los cincuenta secretos de la serenidad, pero no, es mejor que si os apetece, saboreéis el libro y disfrutéis de las acciones tan curiosas que pueden hacer en otros lugares del planeta para retomar la serenidad. Baños con piedras calientes, cuidar de pequeñas plantas, ir de rebajas, cultivar un pequeño huerto urbano, hacer la siesta, bailar, acariciar, reírse de los miedos, utilizar la música, como instrumento o canto, tejer, coser, cocinar…. Son algunos de los secretos que podéis poner en práctica si os lo llegáis a plantear. ¿Por qué no?
¿Y vosotros? ¿Consideráis que sois unas personas serenas? ¿Tenéis algún secreto para buscar la calma? Yo suelo utilizar el yoga, el running u otro deporte como natación o ciclismo y mis momentos “CuidaTé” para mantenerme en equilibrio conmigo misma….. Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!
Besos desde mi blog!!!
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