Los dos años de diferencia hicieron que no puedan formar dupla de ataque en las selecciones Sub 17 y Sub 20, pero los Juegos Olímpicos sirvieron de excusa para reunir a una de las parejas más recordadas de la historia del fútbol: Romario y Bebeto.
José Roberto Gama de Oliveira, más conocido como Bebeto, ya había tenido una destacada actuación en el Mundial Sub 20 de 1983 disputado en México, donde, con el número 10 en la espalda, salió campeón junto a Dunga. Para llegar allí, el habilidoso delantero había deslumbrado en el Sudamericano que se jugó en Bolivia.

En 1987, ambas jóvenes promesas ya hacían sus primeras incursiones en la Selección Mayor, y en 1988, el DT Carlos Alberto Silva juntó a esta pareja explosiva para viajar a los Juegos Olímpicos. Y mal no le fue.
El Chapulín fue clave para que Brasil pase la fase de grupos y llegue a cuartos de final –fue autor de 5 de los 9 goles que había convertido el equipo hasta allí, mientras que Bebeto hizo dos tantos-.

Pero en el partido definitorio, al hombre de los más de mil goles –según cuenta él- no le alcanzó la pólvora. Pudo abrir el marcador a los 29 de la etapa inicial, pero Igor Dobrovolskyi igualó 30 minutos después desde el punto del penal y estiró la definición hasta el tiempo suplementario, donde Juri Savichev infló la red y la medalla dorada se fue para Unión Soviética.

Un año después, ambos tuvieron revancha y se consagraron campeones en la Copa América. En ese torneo, de los 11 goles marcados por el scratch, 6 los hizo Bebeto –fue el goleador- y 3 Romario, quien marcó el gol decisivo en el último partido ante Uruguay, en el Maracaná.


publicado el 03 septiembre a las 04:00
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