Revista Coaching

Cambia el chip: de ‘sabelotodo’ a ‘aprendelotodo’

Por Falcaide @falcaide
Si hay un rasgo que distinguen a las personas que consiguen metas de manera recurrente y sistemática (y no éxitos puntuales) es que tienen una actitud de mejora continua. Nunca dejan de aprender, mejorar y crecer. Nunca bajan la guardia, de estar alerta, de permanecer concentrados.
En Aprendiendo de los mejores (#aprendiendodelosmejores) se recogen las palabras de Amancio Ortega, que ha conseguido posicionar junto a su equipo a Zara como el primer grupo textil del mundo, y quien decía en una ocasión: «La autocomplacencia es lo peor si quieres lograr algo grande. En esta compañía nunca nos hemos confiado, ni en aquellos años en los que dábamos los primeros pasos, ni ahora que tenemos tiendas por todo el mundo. Hay que tener siempre un afán de superación y una constante capacidad de crítica. Siempre pensé que para triunfar teníamos que poner la organización boca abajo cada día».
Y si hay virtud indisolublemente unida al Aprendizaje y el Crecimiento es la Humildad; pero todo hay que decirlo, la Humildad es un concepto socialmente muy mal entendido. Se puede tener autoestima y ser humilde al mismo tiempo. No son incompatibles.
Humildad no es infravalorarse, no. Humildad es actitud de apertura, disposición para aprender de todo y todos, ganas de mejorar. Humildad es saber que lo que uno no sabe supera por goleada a lo que sabe. O como decía Descartes: «Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro».
El otro día dejaba esta reflexión en twitter: «Los ineficientes quieren saberlo y hacerlo todo; los inteligentes preguntan, delegan o subcontratan». Las personalidades ineficientes son a menudo más inseguras, que intentan hacerlo todo porque identifican pedir ayuda con ser débil, cuando en realidad es todo lo contrario, pedir ayuda es un rasgo de fortaleza y seguridad en uno mismo (ver post Una virtud que te hará llegar muy lejos).
Las personalidades más seguras se centran en su área de expertise y para el resto de cosas se ‘buscan la vida’ para no hacerlo ellos. Se apalancan en sus fortalezas, porque cada hora que uno no dedica a aquello que sabe hacer mejor se está restando oportunidades de sacar brillo a esas fortalezas. El éxito es una cuestión de sumar horas: cada hora que dedicas a algo mejoras; y cada hora que no lo haces, lo contrario. De ello ya hablamos en el post Los peligros de la autosuficiencia.
Las personalidades con mentalidad ganadora preguntan y preguntan mucho porque saben que no es posible saberlo todo y que hay otras personas saben mucho más que ellos sobre otras cosas. Quizás por eso el filósofo Martin Heidegger decía que «la pregunta es la forma suprema del saber». La consigna es siempre la misma: pregunta, pregunta y pregunta.... como hacen los niños que son grandes ‘preguntones’ y por eso aprenden tanto y tan rápido. 
Lo más sorprendente es que cuando uno pregunta a las personas adecuadas, estas están muy dispuestas a compartir sus ricos conocimientos y experiencias. ¿Y sabes por qué? Porque a la gente nos encanta hablar de lo que sabemos, demostrar nuestros conocimientos, porque es en cierto modo una forma de obtener reconocimiento, que como hemos dicho «es la necesidad humana más universal».
En el último Los 10 hábitos de Robin S.Sharma decíamos cuál era uno de los hábitos de este autor de obras como Una inspiración para cada día o Las 8 claves del liderazgo y que es muy recomendable seguir al pie de la letra:
«Al menos una vez por semana tengo una conversación con una persona interesante. Una conversación puede cambiarte la vida. En un número del Business Week, el experto Jim Collins confesaba que una idea que un mentor suyo comento con él durante 30 segundos lo transformó».
T. Harv Ecker (@t_har_ecker) autor del excelente libro sobre Psicología de la Riqueza, titulado Los secretos de la mente millonaria, decía:
«Al inicio de mis seminarios presento a la gente lo que llamo las tres palabras más peligrosas; esas palabras son: Ya lo sé. ¿Y cómo se sabe si se sabe algo? Sencillo: si lo vives, significa que lo sabes. Si no, has oído hablar de ello, has leído sobre ello o hablas de ello, pero no lo sabes. Dicho claramente, si no eres verdaderamente rico y feliz, es muy probable que aun te queden cosas por aprender acerca del dinero, del éxito y de la vida».
Y añadía:
«Durante mis tiempos de ruina, tuve la suerte de recibir unos consejos de un amigo multimillonario que se compadeció de mi penosa situación. Me dijo: ‘Harv, si no te las estás arreglando todo lo bien que te gustaría, hay algo que no sabes’. Por suerte, me tome a pecho su sugerencia y pase de ser un sabelotodo a un aprendelotodo. A partir de aquel momento todo cambió. Muchas personas tratan con frecuencia de demostrar que tienen razón. Se ponen una máscara como si lo tuviesen todo resuelto y como si el hecho de que se hallen arruinados o pasando apuros se debiese sólo a algún golpe de mala suerte o a un problema técnico temporal del universo».
Los resultados no mienten. Y si tu vida no es como te gustaría que fuese todavía hay cosas que aprender y mejorar. Pero es que además siempre hay cosas que mejorar y aprender. Nunca está todo rematado. Por eso la actitud más adecuada es la de ser un ‘eterno estudiante’. Me gustó mucho lo que le escuché a Robert Kiyosaki (@therealkiyosaki) en una entrevista reciente. Este conocido inversor, a pesar de tener 66 años, decía allí: «Todavía sigo buscando mentores». Buena recomendación, ¿no?
Se me ocurren a vuelapluma algunos rasgos o etiquetas que distinguen a los sabelotodo y también algunos otros que distinguen a los aprendelotodo. Aquí van y tú añade otras que se te ocurran.
Algunos rasgos de los sabelotodo:
– Creen que más edad es saber más (y desprecian a la gente más joven).
– Creen que éxitos pasados garantizan éxitos futuros.
– Creen que saber mucho de algo es saber mucho de todo.
– Creen que su ‘realidad es la realidad’.
– Creen que tener razón es ser mejor.
– Creen que es posible saberlo todo.
– Creen que hablar muy bien y con elocuencia es saber mucho.
– Son arrogantes.
– Hablan mucho.
Algunos rasgos de los aprendelotodo:
– Leen mucho.
– Preguntan mucho.
– Son curiosos.
– No utilizan el desprecio cuando no entienden algo.
– Ensanchan su realidad: ¿y por qué no?
– Tienen claro que nada es eterno y todo cambia.
– Buscan aprender y no quedar por encima de nadie.
– Tiene claro que no es posible saberlo todo.
– Tiene claro que sabiduría no es saber sino hacer las cosas.
– Son humildes.
– Escuchan mucho.
* Hoy en Libros de Management (@librosdemanagem) puedes ver una Entrevista a J.M.Muriel, autor de El gestor eficaz.
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