La felicidad es una cosa curiosa, va y viene, y luego se va otra vez para volver. Todas las emociones humanas funcionan así. Nunca son permanentes, aunque a veces es difícil recordarlo cuando estás atrapada en una tormenta de pensamientos y emociones negativos.
Además el cambio de humor puede ocurrir de un momento al otro. Estabas la mar de feliz hasta recibir esta llamada con las malas noticias. A veces un comentario sarcástico de la pareja es suficiente para desatar esta sensación de sentirte realmente pésimo.
Claro que al revés también funciona. La visita sorpresa de una buena amiga, la carta de hacienda que te devuelven una cantidad considerada de tus impuestos, un ramo de flores inesperado... la vida fluye y nada es constante. Ni siquiera tus emociones.
Las emociones negativas con como velcro...
En la psicología positiva dicen "las emociones negativas son como velcro para la mente mientras las positivas son como teflon". Quiere decir que recordamos las cosas negativas con mucho más nitidez y claridad que las positivas. Saber dónde te encontraste el león el sábado pasado era cuestión de supervivencia... cuándo aún teníamos que preocuparnos por los leones.
Hoy en día los leones que generan tu estrés y mal humor suelen ser más mundanos: el mensaje de Whatsapp mal expresado de un amigo, aquel profesor que te hizo pasar tan mal frente a toda la clase cuando ibas a la universidad o la vecina que te preguntó si estabas embarazada cuando habías engordado un poquito.
Puedes llevar este rencor contigo, o puedes cambiar el velcro que retiene estas experiencias malhumoradas. Como todavía no existen talleres donde te reparan tus recuerdos tendrás que pasar a la acción tu misma.
Revisa el pasado y el presente con placer
La próxima vez que te sientes mal, recuerda un momento en el que te sentiste bien. Recordar lo positivo utiliza la misma parte del cerebro que recordar lo negativo. Y como tu cerebro no es capaz de mantener dos pensamientos al mismo tiempo, irá reemplazando poco a poco la emoción.
Tendrás que empezar a trabajar tu capacidad de recordar los eventos positivos, rascando el teflon por quedarnos con la analogía. Si te pasa algo positivo como un cumplido, algo que te hace reír, alguna noticia buena, asegúrate de darte cuenta de ello de forma consciente. Para durante 15-20 segundos para realmente deleitar este momento y anclarlo en tus recuerdos.
Mientras tanto, cuando te pasa algo negativo, déjalo pasar. Busca una forma de perdonar, recordando que todos hacemos lo mejor que podemos. La persona que te ofendió probablemente no lo hizo intencionalmente.
Y así, poco a poco vas entrenando tu cerebro.
¡Ojo! La felicidad seguirá yendo y viniendo. La idea no es que que seas eternamente feliz (sería aburrido). No te escaparás de vivir emociones negativas. Sin embargo, esta técnica te ayudará de tener más control sobre tus emociones y de rebotar más rápidamente cuando la vida no va exactamente como tú te lo habías imaginado.