Si hay una voluntad clara y decidida de parar la eugenesia embrionaria, ligada al diagnóstico prenatal, impidiendo el aborto por malformaciones fetales, en buena lógica habrá que modificar la Ley de Reproducción Asistida.
Como es sabido, la Ley 14/2006 de Reproducción Asistida permite la
selección genética de embriones, previa a su implantación, con fines
eugenésicos, es decir de búsqueda de los mejores ejemplares humanos y la
destrucción de los que se consideran no aptos. Esta ley de Reproducción Humana Asistida contraviene la normativa internacional en materia de protección de seres humanos, por ejemplo el Convenio de Oviedo, que establece la obligación de los países de garantizar al ser humano,
sin discriminación alguna, el respeto a su integridad y a sus demás
derechos y libertades fundamentales con respecto a las aplicaciones de
la biología y la medicina.
Igualmente, una reciente sentencia del Tribunal Europeo de Luxemburgo ha definido «embrión humano» como todo óvulo humano a partir del estadio de la fecundación,
todo óvulo humano no fecundado en el que se haya implantado el núcleo
de una célula humana madura y todo óvulo humano no fecundado estimulado
para dividirse y desarrollarse mediante partenogénesis.
Si el Partido Popular quiere mantenerse coherente con lo que se espera de un partido progresista tendrá que luchar, hasta las últimas consecuencias, por los más débiles y desprotegidos, desde el primer momento de su existencia, independientemente de que hayan sido implantados o no.