Revista En Femenino

Cambio climático: problema de todas y todos

Publicado el 20 noviembre 2011 por Daniela @lasdiosas

Hilaria apenas puede hablar, las palabras parecen atrancarse en su garganta e inevitablemente los ojos se le llenan de lágrimas. En su rostro se refleja la angustia de quien vuelve a vivir el dolor y las tragedias, que como en el caso que no nos puede contar, llegaron con el agua y el lodo que se llevaron su casa, sus sembríos y en ellos parte de su vida, debido al embalse del río Lucre provocado por las torrenciales lluvias, allá en su Cusco querido. Para quien no ha tenido una experiencia semejante, es muy difícil sólo imaginar la sensación y el terror que se va apoderando de las personas al oír correr con tal estrépito el río de aguas que lo arrasa todo. (1)

Para ella, como para Bertha de Piura, María de Arequipa, Cleofé de Cajamarca y Sonilda de Puno, quienes ofrecieron su testimonio en la Audiencia Pública sobre Mujeres Rurales y Cambio Climático organizado por el Centro de la Mujer Flora Tristán (2), el cambio climático no es algo lejano de lo que se habla conferencias de “alto nivel”, en las cuales mujeres como ellas con seguridad no tendrán oportunidad de participar y exponer sus ideas y experiencias. Es una realidad que viven cotidianamente y que las está afectando severamente sin que se tenga aun muchas respuestas o políticas dirigidas a enfrentar las consecuencias, a adaptar o mitigar como dicen los entendidos.

El cambio climático, como lo pudimos escuchar en la voz de estas mujeres, tiene un alto costo para ellas y sus comunidades. Ellas pagan, por decirlo de alguna manera, por un hecho en que no han tenido mucho que ver, porque es importante señalar que aunque sus comunidades son las más vulnerables a la problemática del calentamiento global, su aporte al cambio climático es mínimo si se compara con el de los países industrializados. Enormes son los desastres que se están produciendo debido a acciones humanas, como la quema de carbón, gas, petróleo, o la destrucción de los bosques tropicales, muchas veces para construir hidroeléctricas como la que se pretende construir en Inambari, Pakitzapango y como parte del Acuerdo energético Perú-Brasil o en el Marañón. Todos estos proyectos generarán la deforestación de miles y miles de hectáreas de bosque tropical. Las represas, bien se sabe, hacen una enorme contribución al calentamiento global, pues al descomponerse las áreas de bosque inundadas, generan por lo menos un 20 o 30% del total de gases de efecto invernadero emitidos por los seres humanos, ahondando la gran huella ecológica que la humanidad esta dejando en el planeta.

Una inundación que provocó intensas lluvias durante días y días significó que Bertha perdiera sus medios de subsistencia, según nos cuenta y quedara aislada por un tiempo. Y, lo que le parece más doloroso a ella, que como promotora de salud y partera ha salvado tantas vidas y recibido tantas vidas nuevas, es que doña Socorro, una compoblana, haya muerto durante el parto por una hemorragia, sin que haya podido acudir a asistirla como lo ha hecho tantas otras veces, con tantas otras parturientas.

Son historias como éstas, que suceden en pequeñas comunidades, historias de tragedia pero también de lucha y de ejemplo de fuerza, que no ocupan los titulares que en cambio se regocijan con el escándalo, la muerte o el crimen sobre todo si alguna mujer está involucrada.

“Se pelan los bosques, la tierra se hace desierto, se envenenan los ríos, se derriten los hielos de los polos y las nieves de las altas cumbres. En muchos lugares la lluvia ha dejado de llover, y en muchos llueve como si se partiera el cielo. El clima del mundo está para el manicomio”, dice Eduardo Galeano. (3)

En el Perú, también estamos siendo testigos de la reducción de los glaciares – un 30% de la superficie de los glaciares peruanos ha desaparecido en los últimos 40 años, señala José Serra Vega (4) – y lo podemos ver en nuestra cordillera blanca en Áncash que parece quedarse sin cabello, lo que trae consigo una reducción de aproximadamente un 12% de dotación de agua para la costa, y en los diferentes nevados en el sur también.

Por otro lado, disminuye la humedad, se seca el flujo de agua de los manantiales, se reduce la cobertura vegetal, aparecen enfermedades debido al aumento de temperaturas, enfermedades que afectan a los humanos y a los animales, desconocidas muchas de ellas, que llegan hasta lugares que eran antes muy fríos, heladas que matan los sembríos, y sequías que les impiden florecer, lluvias imparables que lo inundan todo. La afectación a la productividad es enorme, como cuenta María, quien siembra frutos y flores en su media hectárea en Arequipa, pero que en esta temporada sólo pudo obtener el 20 por ciento de lo que había sembrado debido a que las flores terminaron quemadas por la helada y no pudo cumplir con los pedidos de temporada. Deudas y frustración, escaso apoyo, dice, pero pese a todo ella no se amilana y planea seguir en la brega.

Las mujeres, debido a los diferentes roles, responsabilidades y concepciones de género vigentes en los distintos pueblos, son las más vulnerables. Así al ser ellas las encargadas de actividades como la provisión de agua y leña, que se vuelven cada vez más escasas, aumentará su carga de trabajo ya que tendrán que desplazarse más lejos a buscar estos recursos. Asimismo, la presencia de enfermedades conocidas y desconocidas, como se ha mencionado en los diferentes testimonios, significará que ellas tendrán que redoblar esfuerzos en el trabajo de la chacra o en el cuidado de la familia, más horas de jornada, más angustia.

Por otra parte, debido a las afectaciones producidas por el cambio climático, los varones de la familia, o las mujeres más jóvenes, se ven obligados a salir de sus localidades para buscar ingresos, lo cual a su vez tiene un impacto en las responsabilidades que tienen que asumir las mujeres, en condiciones muy duras y difíciles, pues no hay que olvidar que precisamente ellas han tenido menos oportunidades de acceder y controlar los recursos, de acceder a créditos o a capacitación en nuevas tecnologías.

Rosaura Cleofé, de Cajamarca, tiene la sonrisa y el animo joven a sus 67 años, y pese a que perdió en marzo todos sus sembríos, sus semillas, sus animales, y a que sus hijos tuvieron que irse a buscar trabajo a la selva, ella parece no amilanarse, no pierde su sonrisa, sus ganas de aprender ni sus esperanzas, y nos las transmite al contarnos su historia, sus temores, ganándose la simpatía total y los aplausos de la sala llena.

Un impacto que debe mencionarse por su enorme importancia es que tanto los desastres que se están produciendo ― inundaciones, huaycos, etc. ― como los megaproyectos que inundarán el bosque aportando al cambio climático vale insistir, van a generar desplazamientos forzosos de miles y miles de hombres y mujeres que verán sus vidas quebradas al romperse todos los vínculos que las hacían posible y que les daban sentido, las diferentes formas de organización de la comunidad, los lazos de solidaridad que se establecen y en general el tejido que se ha elaborado tras años y años de hilar colectivamente para construir comunidad.

Un punto adicional que cabe mencionar es que, aunque los impactos que esta teniendo el cambio climático no están aún presentes entre los conflictos que se están dando en el país en relación al agua, sin duda, al volverse cada vez más escasa se incrementarán muy probablemente las disputas por el recurso.

Entonces es hora de tomarse en serio el cambio climático y de tomar en serio la experiencia de la gente y de las mujeres que están viviendo sus efectos. Es necesario que todas las políticas y los programas que se impulsen y los acuerdos que se tomen partan del reconocimiento del rol de las mujeres como agentes de cambio, reconociendo y recuperando sus saberes “que son ahora más pertinentes que nunca”, como dijo Tania Villafuerte de la Gerencia de Desarrollo Social del gobierno regional de Cusco, que conjugados con nuevos conocimientos y con moderna tecnología, les posibilite a las mujeres y a sus comunidades responder a la incertidumbre que se ha instalado en sus vidas. Es también imprescindible visibilizar las experiencias y respuestas que las mujeres están dando pese a todas las limitaciones y generar más espacios como el desarrollado en la Audiencia Publica para permitir a la ciudadanía tomar conciencia no sólo de lo que significa el cambio climático para las mujeres que tan generosamente nos han contado su experiencia, sino también de que es un problema que está aquí y ahora y nos atañe a todos y todas.

Por Rosa Montalvo Reinoso

[email protected]

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La Ciudad de las Diosas

Notas:

(1) Los siguientes videos nos dan una pequeña, pero potente, idea:http://www.youtube.com/watch?v=nBtIiMLUp5w ; http://www.youtube.com/watch?v=cZxG7L62E3I&feature=related

(2) Audiencia Pública: “Mujeres rurales y cambio climático”. Desarrollada en la ciudad de Cusco el 10 de noviembre del 2011.

(3) Eduardo Galeano,”S.O.S”, Brecha, Uruguay, 16 de agosto del 2002.

(4) José Serra Vega, “Hidroeléctrica del Inambari: Altos beneficios para los inversionistas, Altos costos para los peruanos”, PRONATURALEZA, marzo 2011.http://es.scribd.com/doc/51610492/Hidroelectrica-del-Inambari-Altos-bene...


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