Cada vez son más los estudios que aclaran y estudian el fenómeno y no prometen nada bueno: para 2050, Europa estará plagada de inundaciones muy intensas.
¿Las inundaciones que asolaron la mitad de Italia? Tendremos que acostumbrarnos. ¿Qué hay de la lluvia torrencial? Sólo un aperitivo de lo que puede pasar con el cambio climático. Así lo revela el estudio más importante sobre el riesgo hidrogeológico en Europa, publicado en “Nature Climate Change”. Fue coordinado por investigadores del Instituto de Estudios Ambientales de Ámsterdam que, por primera vez, estudiaron el sistema fluvial del continente europeo en su conjunto, descubriendo que el riesgo de inundaciones catastróficas está subestimado. Debido al cambio climático, el número de inundaciones se duplicará a mediados de siglo. Y los más violentos se harán frecuentes.
Ahora está claro que el calor que se acumula en la atmósfera, como en una olla a presión, encuentra su camino hacia los eventos extremos que están devastando el planeta. La factura de los daños será alta. Los costes anuales de las inundaciones en Europa se quintuplicarán, pasando de los casi 5.000 millones de euros actuales a más de 23 000 millones de euros en 2050.
En Arabia Saudita, inundaciones sin precedentes en el desierto.
También en Arabia Saudita se está abordando el cambio climático. Las fuertes inundaciones han producido un escenario más único que raro, especialmente donde las tormentas de granizo han blanqueado los desolados brezales de la península. La arena mezclada con el agua se ha convertido en una capa de barro, lo que dificulta el desplazamiento de camellos y dromedarios, el medio de transporte más utilizado en el desierto. Esta situación se ve agravada por las características del suelo, que en la zona no se utiliza en absoluto para absorber grandes cantidades de agua, que luego se estanca en la superficie o se canaliza hacia verdaderos ríos de barro.
Más de 96 milímetros de lluvia en pocas horas pusieron de rodillas a la ciudad de Kuwait, la capital del pequeño estado de Kuwait a lo largo de las costas del Golfo Pérsico. Una condición que llevó a las autoridades a cerrar el aeropuerto, debido a las malas condiciones de visibilidad, desviando los vuelos a la cercana Bahrein. Todos los edificios públicos fueron cerrados y varias escuelas sufrieron fuertes inundaciones. La situación también es difícil en el suroeste de Irán, donde, en las zonas más altas, se teme que se produzcan deslizamientos de tierra y deslizamientos de tierra.