Las personas amantes de la naturaleza estamos más o menos acostumbrados a los cambios de nombre en especies que solemos ver en nuestras salidas campestres. Algunos seguirán llamando a esas especies como siempre lo han hecho desde jóvenes, otros intentarán adaptarse aunque les cueste, otros criticarán el nuevo nombre, etc. La verdad es que lo que antes era un águila puede pasar a ser un aguililla, lo que antes era lechuza ahora búho, incluso por si acaso algún sector se vuelve muy susceptible se puede sugerir el desuso de un nombre como águila perdicera, no sea que crean que solo caza perdices y pongamos en un compromiso la supervivencia de la especie. Pero la entrada de hoy no quiere polemizar, si acaso generar alguna sonrisa, porque voy a hablar de algo muy recurrente en conversaciones “pajareras” y que por lo visto va a mayores…cambiar el nombre común de una especie por ser políticamente incorrecto.
Las pollas de agua son unas aves muy abundantes que en Sevilla crían tranquilamente en parques urbanos muy transitados. Seguro que alguna vez, al detectarla y querer comentarlo al acompañante en cuestión, todos hemos dicho: ” ¡mira…una polla, ahí, ahí!. Entiendo las caras desconcertadas de la gente pensando en todo tipo de teorías de ciencia ficción sobre qué y cómo es eso posible, a saber en qué irán pensando camino de casa y cómo le contarán lo ocurrido a sus familiares. Desde hace años se estila el nombre de gallineta común para referirnos a esta especie, en guías es el nombre que más se usa, igualmente válido me parece, pero no entiendo tanta algarabía y cara colorada por decir polla para referirse a un ave (práctica de alto riesgo especialmente si es dentro de una actividad con niños y adolescentes). Pues nada, gallineta común. Veo que este tema ya ha dado para hablar en http://www.desmotivaciones.es, una popular web.
Resulta que algunos pájaros carpinteros que pululan por nuestro país también tenían un nombre que se ofrecía a la mofa y al chascarrillo, y he comprobado que se rebautizan, ofreciéndose para su uso otros nombres menos equívocos, así que tendremos que acostumbrarnos a llamar pico/pito verde al pito real (aquí es más leve el cambio) y picamaderos negro al pito negro de toda la vida. No entiendo el misterio de un pito negro o de un pito real, aunque también me ha pasado de decir en voz alta aquello de “¡mira!…un pito real” y que me miren con cara rara. El pito real es ahora pito verde, que también si nos ponemos puede ser motivo de risa a poco que uno sea imaginativo, pero bueno, da menos juego supongo.
Me alegro de que al buscar una foto del pito negro para ilustrar la entrada me hayan salido muchas fotos de esta bonita ave en vez de cualquier otra cosa, que Internet es muy traicionero.
Esta entrada se me ha ocurrido a raíz de algo hablado en el inspirador foro http://ellinceiberico.com/foro/ donde ya se ha dado rienda suelta a la imaginación y se proponen cambios en más seres vivos. Yo particularmente creo que el próximo en caer va a ser otro de los mencionados en ese hilo: el chochín. Ese nombre no está bien, también es polémico, a ver lo que tardan en llamarlo de otro modo.