Vota este artículo
Los juegos sobre apuestas, salvo raras excepciones, no suelen aparecer entre los preferidos de nadie, pero hoy os vamos a hablar de uno sobresaliente, adictivo y bastante emocionante: Camel Cup.De 6 a 8 jugadores, todos apostando durante una carrera de camellos que se divide en varias rondas y en la que las posiciones de los mismos van variando.
Las opciones de los que juegan: tomar una ficha de apuesta por un determinado camello, lanzar los dados para que mediante el azar se muevan, obstaculizar la carrera o hacer una apuesta mayor por el camello ganador o perdedor.
Así de simple, pero con miga. Porque los dados (uno por cada camello) irán determinando en cada turno la posición de los animales, y esto nos romperá las apuestas previas o jugará a nuestro favor.
A veces ocurre, y es la parte que más me gusta del juego, que resulta relativamente sencillo intuir o adivinar quién será el perdedor, y lo mismo ocurre (con menor frecuencia) si hablamos del ganador.
Existe un factor que tiene que ver con lo matemático y con las probabilidades, que obliga a que pensar sea necesario y que le da una lógica bastante significativa a las apuestas. El azar está ahí, y en ocasiones nos rompe los esquemas, pero esto también es parte de su encanto. Intuitivo pero impredecible a ratos.
La presentación y los materiales son fantásticos (mención especial para la "pirámide lanza-dados"), las reglas harto sencillas y es apto para todo tipo de públicos, desde niños a mayores, con partidas no demasiado largas (30, 40 minutos) y con esa sensación de "quiero volver a jugar".
Aunque el título es bastante redondo de serie, existe una expansión, llamada Super Cup, que añade nuevas posibilidades, tales como apostar no solo por el ganador o el último, añadir un tramo de pista extra, colocar una cámara (los camellos que caigan en esa casilla le darán monedas al que la sitúe) o realizar apuestas conjuntas, además de permitir que el juego llegue hasta los 10 jugadores (entre algunos otros extras).
Desde mi humilde punto de vista, este añadido es más que recomendable, porque aporta variedad en cada turno y corrige, mediante algunos modos nuevos, pequeñas lagunas aleatorias del juego base.
Es divertido, intuitivo y hace darle vueltas al coco, además de resultar en un juego vistoso y con un trasfondo la mar de original. Últimamente se está convirtiendo en uno de nuestros pasatiempos favoritos, y es por eso que os animamos a comprarlo.
No os dejéis engañar por lo poco seductora que pueda parecer su propuesta (Las carreras de camellos no parecen una excusa seductora, al menos para un público occidental): pocos juegos de mesa basados en apuestas son tan redondos y simpáticos.