Luego de cortar hierbas [medicinales],
miro el agua fluir, limpia y clara.
Las nuevas ramas han sido lavadas por la lluvia,
las antiguas montañas por las nubes, están bien.
Tiernas hojas nacen graciosamente,
y las flores irradian deleite antes de marchitarse.
Los acantilados esmeralda se ven como un velo,
con el musgo que sirve como zafu.
¿Qué más puede uno pedir?
Pensativo, acaricio mi barba
y me percato que olvidé regresar a casa.
Ahora el sol se pone en la fría montaña,
para dar luz a la niebla detrás de los árboles.
—Ven. Choui (1786–1866), Maestro de la escuela Seon, Corea.
Trad. Kyonin
Cuando tu práctica budista te mantiene en el presente, es muy común perderse en la poesía del ahora. La mente se convierte en una cámara fotográfica que capta cada detalle, sin juzgar y sin desarrollar apego alguno.
¿Hace cuánto que no te detienes a mirar las nubes, a escuchar el viento o a mirar la vida?