Espectacular. La película comienza con la primera de las catorce estaciones del Vía crucis: Jesús es condenado a muerte. Un plano fijo, un cura y seis adolescentes recibiendo la catequesis para su confirmación. Nada raro en el horizonte, excepto un fundamentalismo religioso que produce pánico. Sacrificio, represión, contención… todo un programa. Esto tiene pinta de acabar mal.Rótulo y enunciado del siguiente paso: María, la primera de la catequesis va a seguir al pie de la letra las instrucciones, travestidas en instrucciones, del sacerdote. La mente de un joven es como una escultura dispuesta a tomar forma, un erróneo modelado produce imperfecciones que se fijan para el resto de la existencia.Las estaciones continúan y el mal rollo, también. Nada de extraordinario o anormal en pantalla: una ligerísima disputa familiar con su madre (irreconocible y absolutamente magistral, Franziska Weisz), aún más fundamentalista que el propio párroco… pero la peli comienza a darme más miedo que una de terror o, peor, que una reunión del Banco Central Europeo. Esto seguro que acaba mal.Avanzamos en las estaciones y la pobre María, sublime primer papel de una actriz impresionante, Lea van Acken, te deja pegado en la butaca por su sensibilidad, intensidad y fuerza. La protagonista puede que alcance un momento de tranquilidad. Una luz aparece en el horizonte en forma de amistad. Esperanza momentánea. Esto promete.Más estaciones y más angustia en el espectador. La inteligencia del director, Dietrich Brüggemann, ha creado un dispositivo estético que funciona a la perfección. Una inmovilidad de cámara, 14 planos secuencia y fijos con leves movimientos (3 o 4) que materializa la pesadez, la resistencia y la gravedad de la situación. Más tensión.Las tres últimas estaciones se viven como un calvario. No hay límites cuando los hombres se creen en posesión de la verdad. María pagará las consecuencias pero hay un instante genialidad que duda en señalar al verdadero culpable. Un último plano que promete largas sobremesas de discusión. Extraordinaria película.Tanto los festivales de Berlín (mejor guión) como la Seminci de Valladolid (Espiga de Plata y Premio FIPRESCI) se rindieron ante esta maravilla. Cine europeo de altísima calidad, como el que se podrá apreciar en el, siempre sorprendente, Festival de Cine Europeo de Sevilla, que abre sus puertas hoy. Buen festival a todos/as.