Camino de Santiago

Me gusta caminar pero no soy muy fan. Con 18 años y unas amigas del instituto fui a hacer el Camino de Santiago desde Sarria. Me quedó un recuerdo maravilloso de su gente y de la experiencia en general así que este año decidí repetir con mi sobrina de 15 años que está en plena forma y me adelantaba en todas las subidas. La verdad es que me quedo con sensaciones parecidas a las que viví la primera vez. Siempre hay un gallego dispuesto a indicarte el camino correcto cuando te equivocas y a saludarte cuando pasas por su lado, los que van en coche te saludan a bocinazos cuando pasas por el lado y no dejan que te pierdas. Aunque el camino esté muy bien señalizado. El único sitio donde te puedes perder un poco es en las ciudades porque las señales cuestan un poco más de seguir pero no estarás perdido más de 5 minutos.

Desde el 2013 los albergues son de pago, 6€ por persona y noche. Se acabó eso de “la voluntad”, mucho gasto y demasiado rata. Aunque al menos te dan sábanas desechables, un sitio tranquilo donde cocinar, lavar la ropa, conocer gente y sobretodo descansar de la jornada.

Esta vez nosotras hemos hecho el camino Portugués desde Valença do Minho. Las etapas son de unos 20 km más o menos sin desniveles muy grandes. La página del Camino de Santiago ofrece mucha información sobre la ruta, los albergues, la capacidad, los desniveles y está constantemente actualizada por peregrinos.

Marta y yo nos picamos con otros peregrinos intentando adelantarles, jeje. La verdad sorprende la cantidad de no españoles que recorren el camino y parecen venir de muy lejos. Muchos de ellos repitiendo experiencia de otros años. Nosotras aprendimos rápido que lo mejor es salir sobre las 6 o 6:30 de la mañana para caminar con el fresco, desayunar con la salida del sol, llegar pronto al sitio y luego tener todo el día para descansar o ver el pueblo.

A la misma altura que nosotras iba un grupo de 4 personas mayores de Bilbao, una pareja de mediana edad de Canarias, una mujer mayor polaca, dos chicas jovenes alemanas, tres coreanos y un chico al que no conseguimos sacarle una palabra en ningún idioma. Además había mucha más gente pero estos son con los que hablamos y nos reconocíamos al llegar. Las dos chicas alemanas estaban impresionadas con el bajo nivel de inglés que tenía la gente en España y llegaron a mostrarme una crema para preguntarme si era antimosquitos. Habían ido a la farmacia, por señas tuvieron que explicar a la farmacéutica que les habían picado los mosquitos y no tenían muy claro lo que les habían dado. Por si os lo preguntáis, sí, les dieron crema antimosquitos pero también era antihemorroides. Y no paro de pensar cómo representaron crema para aliviar el picor o si tenían alguna picada en el culo.

De todas las recomendaciones que os pueden hacer para ir por el Camino de Santiago: llevar agua, sellar el pasaporte compostelano, ropa cómoda, bambas cómodas, no cargar la mochila… sólo hay una realmente importante: usar tapones para dormir! Si no lo hacéis, después de haber pasado toda la mañana caminando, os encontraréis con un señor, porque suelen ser señores, roncando en vuestra oreja como si estuviera intentando hacer el grito en celo de los elefantes africanos mientras una manada de hienas hace eco. No los olvidéis: tapones para las orejas!

Ya que estábamos en Galicia aprovechamos para comer casi todos los días auténtico pulpo a la gallega (polbo á feira), pimientos de Padrón y almejas. Si escucháis que el pulpo se ha tenido que racionar en Galicia este año es culpa nuestra :P

Por el camino nos encontramos un perro que nos acompañó desde Redondela hasta Pontevedra. Y es que hasta los perros son majos.

nos alegramos mucho de lo bien que lo pasasteis