Revista Deportes
CAMINO GIJON COVADONGA, reto superado, promesa cumplida
Publicado el 19 septiembre 2016 por Rafa Herrero - Prometo Entrenar Blog @RafitaHerreroEl 17 de Septiembre de 2016 será seguramente uno de esos días de batallitas que contar el dentro de muchos años.Siete intrépidos del Club del Corredor, Pitu, Lolo, Hernán, Mario, Juan, Cesar y yo mismo, a las 5:45 horas de la mañana iniciamos la ruta Gijón – Covadonga, nuestra intención cubrir los 78 kilómetros en una sola jornada y con buen ritmo.En las mochilas además de avituallamiento y ropa de recambio, muchas promesas y agradecimientos que llevar a La Santina. Nos pusimos en marcha con noche cerrada, foto de rigor y a trotar. Las linternas alumbraban el camino, algo de silencio al principio que enseguida se tornó en risas y buena conversación.
Los kilómetros iban pasando, el ánimo seguía fuerte y sin casi darnos cuenta estábamos en el Alto del Curviellu, primer “repechón” superado. La bajada desde el El Curviellu, con la única luz de las linternas y bastante barro se hizo un poco difícil, pero estábamos empezando y nada podía con nosotros, las fuerzas aún nos acompañaban. Enseguida vino la fuerte subida al Alto La Cruz, el buen ritmo siguió, siempre los siete unidos y aprovechando para trotar en bajadas y llanos, las subidas a buen ritmo pero caminando. En algún momento las piernas y las cabezas pedían una tregua o algo más, pero en grupo todo se lleva mejor y seguimos adelante con más ganas aún si cabe.Con 25 kilómetros cumplidos, tocó hacer una breve parada de 15 minutos. Unos buenos cafés y algún que otro pincho de tortilla para reponer fuerzas y otra vez adelante. En este punto destacaremos la entereza de Mario, que tras varios kilómetros con alguna molestia descubrió una ampolla de las que hacen época (hay fotos para atestiguarlo), pero un buen alfiler, algo de hilo y un Lolo que nos mostró sus dotes de costurero, dejaron la ampolla lista para seguir.El ritmo seguía siendo vivo, más trote del que esperábamos, risas, alguna que otra broma que demostraba el buen ánimo que llevábamos y el “grupo” siempre unido nos llevaron hasta el pueblo de Sietescon bastante mejor crono del previsto. Llevábamos ya unos 36 kilómetros y tocaba nueva parada de avituallamiento. Unas bebidas frías y unos buenos bocatas de carne y tortilla nos recargaron las pilas para seguir el camino. Retomamos la marcha 20 minutos después y con la compañía de una lluvia fina, que al principio nos preocupó, pero que luego nos vino muy bien para refrescar. En poco más de media hora otra vez nubes pero ni rastro de agua.
Seguimos avanzando y con buen ánimo, la idea de ir acercándonos a Covadonga podía más que las molestias físicas que cada uno íbamos ya arrastrando.A 12 kilómetros de Cangas de Onísnueva parada para beber y otra vez a trotar. Tras esta nueva parada debo reconocer que nos costó arrancar de nuevo, los músculos pedían descanso pero no se lo íbamos a dar. Descubrimos que trotando levemente además de avanzar más rápido, sufríamos menos que caminando. Poco a poco fuimos haciendo camino hasta llegar a Cangas de Onís, los ánimos por todo lo alto pero aún quedaban otros 11 kilómetros.Esta última etapa entre Cangas de Onís y Covadonga la hicimos caminando, ya no estábamos para muchas alegrías, pero aun así con muy buen ritmo.Emoción por todo lo alto cuando divisamos a lo lejos la Basílica y os podéis imaginar cuando llegamos hasta la Santa Cueva…Habían sido 78 kilómetros en 13 horas y 15 minutos incluidas paradas, el reto estaba superado. Desde Gijón, el grupo unido, con mucho ánimo y muchas emociones habíamos llegado hasta Covadonga donde todos en mayor o menor medida dejamos depositados nuestros mejores deseos y agradecimientos a los pies de La Santina, ella sabrá cómo gestionarlos.
Me despido agradeciendo a mis compañeros este gran día que hemos pasado juntos, sin ellos seguramente habría sido mucho más duro, casi impensable de hacer. Ayer se demostró eso que dicen que la unión hace la fuerza, ahora solo toca empezar a pensar en algún nuevo reto, tal vez alguno de los que ayer rondaron por nuestras cabezas.