En Madrid, se impuso 90-85 y el domingo disputará el título ante el Dream Team.
Viven el básquetbol en la sangre. Lo sienten como propio.
Dejan el alma en la cancha. Y si encima se juntan, tiran del mismo carro y dan espectáculo con juego colectivo, la cosecha no sólo es propia sino que la disfruta el resto. Serbia, esa escuela de básquetbol que viene desde la ex Yugoslavia, derrotó a Francia y el domingo jugará la final del Mundial de España ante Estados Unidos.
Con un triunfo por 90-85 que comenzó a sustentar en el segundo cuarto y que estuvo en vilo en el último por la remontada francesa, el seleccionado balcánico festejó de lo lindo en Madrid. Francia, en tanto, se medirá con Lituania por el tercer puesto mañana a las 13 de la Argentina.
Después de terminar cuartos en el Grupo A, con derrotas ante España, Brasil y Francia, que generaron inquietud en su país, los serbios apelaron a su historia en este deporte y fueron paso a paso en los cruces de eliminación directa. Primero se sacaron de encima a Grecia y luego limpiaron a Brasil como si nada. Esta noche le tocó a Francia, la responsable de dar el batacazo del torneo, al eliminar a España. Por eso ayer los hinchas locales silbaron a los franceses con el mismo descaro con el que comenzaron a escucharse críticas a su Selección. La misma Selección a la que tenían en un pedestal hasta el miércoles.
Puede hablarse de Milos Teodosic como el conductor y líder de los serbios. Y no se estará errado en el análisis, porque anota (sumó 24 puntos, con 9-12 tiros de campo), tiene una visión panorámica de la cancha y da la cara. Pero Serbia fue un equipo y a este deporte se gana en equipo. Tuvo en Bogdan Bogdanovic al autor de 10 tantos importantísimos en ese cuarto final en el que Francia se vino con todo, a puro triple (9-13 en los diez minutos finales), de la mano del implacable Nicholas Batum. Pero más allá de la implacable actuación del alero, con 35 tantos (3-5 dobles, 8-12 triples y 5-6 libres), los serbios celebraron con su gente y terminaron besando la cancha.
Serbia abrió el partido con un segundo cuarto de básquetbol total, para irse al descanso por 46-32. Esos diez minutos los ganó por 25-17, pero la planilla quedó al margen si de rendimiento se habla. Porque durante esa racha de 22-10 que le permitió al equipo balcánico lograr la máxima ventaja de 18 puntos (43-25), se vio un básquetbol lujoso por todos los costados.
Defensivamente, Serbia le provocó 10 pérdidas a Francia gracias a una marca áspera que nunca soltó a los rivales. Y en la ofensiva fue una orquesta, con Teodosic en la batuta (18 puntos en el tiempo), las penetraciones de Markovic, el juego interior de Raduljica y 12 asistencias, cifra que marcó a las caras el juego de pase de los serbios.
Francia sólo pudo estar en partido en el primer cuarto, gracias a dos triples de Nicholas Batum y a un buen arranque de Boris Diaw, quien luego también padeció la defensa serbia. Y cuando los de camiseta roja lograron un parcial de 11-0, con Teodosic y Markovic como baluartes, la diferencia comenzó a ser evidente.
Catorce tantos de diferencia marcaban los dos tableros en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Y el tercer cuarto sería clave para esperar la recuperación francesa o la definición de los serbios.
Ni una cosa ni la otra pasaron en esos 10 minutos. Los balcánicos se ocuparon de mantener la diferencia sin lucir más de lo que se habían lucido en el cuarto anterior. Y Francia era sólo Batum, que contagiaba con 18 puntos. Pero los galos requerían que aparecieran otros actores para tener esperanza. Y la esperanza se asomó a los 40 segundos del último parcial, cuando un triple de Fournier y una volcada de Batum acercó 61-51 a los de camiseta blanca.
La ilusión francesa ya se hizo evidente realidad cuando luego de triples de Batum, Diaw y Fournier, quedó apenas a cuatro tantos (65-61) con cinco minutos por jugarse. El partido cambió totalmente y los hinchas galos volvieron a decir presente. No habían aparecido desde la Marsellesa. Bogdanovic los calló un poco con sus apariciones efectivas, pero Batum, Diaw y Heurtel les dieron una vida más.
Así el partido llegó al minuto final con Serbia ganando 82-79 y la platea baja parada de los nervios y la excitación por una semifinal que estuvo a la altura de esta instancia y que contó con el argentino Alejandro Chiti en la terna arbitral. Krstic anotó en la zona pintada, Heurtel sumó tres libres para el 84-82 impensado luego del primer tiempo y la recta final fue toda para Serbia, que con seis libres sentenció un partidazo en Madrid.
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