Revista Música
Los intocables aún gobiernan las estanterías de las tiendas de arqueología musical. Qué sería de la raquítica industria discográfica sin los catálogos de Beatles, Dylan o Pink Floyd. Ni siquiera Spotify se atreve a toser a los grandes clásicos del paganini; ni gratis, ni series medias, ni zarandajas. A pasar por caja. Los turistas de Spotify se tropezaron días atrás con un par de regalos misteriosos, sendos discos pirata de Bob Dylan y Bruce Springsteen de una colección titulada Live On Air. Han durado poco en la bandeja del deseo. Primero suplieron algunos temas del Boss por horribles piezas de trash metal, luego las oscurecieron, y ahora ocurre lo mismo con el directo de Dylan, que contenía piezas de diversas épocas, entre ellas Hurricane en la tele americana. Nada del otro mundo, por otra parte, pero ideal para completistas y fanáticos. El disco de Springsteen pintaba mejor: versiones en directo de la etapa de Born to Run, algunas de ellas tremendas. Parece que el álbum se vende expandido con deuvedé y otro disco extra. Pero los mandamases seguramente pusieron el grito en el cielo, y en la nube, y han desaparecido tales canciones de un plumazo. Suerte que en este rincón del mundo no somos pratas y no pensamos buscarlas por los recónditos bulevares de la red. No, qué va.