Candelaria, mil sensaciones un destino.

Candelaria va del mar a las cumbres pasando por la riqueza natural de sus medianías. Cincuenta kilómetros cuadrados del sureste de Tenerife que permiten disfrutar del tiempo libre gracias a sus temperaturas suaves durante todo el año.

El lugar sagrado y de peregrinaje por excelencia de Canarias, el que protagonizó la unión de las culturas guanche y castellana en torno a la imagen de la Virgen, fundando de esta forma la Villa de Candelaria. Fusión de civilizaciones que hoy, muchos siglos después, sigue marcando la idiosincrasia y hospitalidad de sus gentes.

Es también un destino de turismo natural y rural, de buena gastronomía y actividad comercial, además de una tierra de contrastes, de diversidad, de costumbres, fiestera y parrandera, ligada a sus orígenes, a la tierra. Un lugar único, en sus paisajes, olores y sabores, o en las manos de sus artesanas que para trabajar el barro conforme a los mandatos más primigenios.

Abierto al mar, histórico, acogedor por naturaleza… Y de calidad turística. El compromiso y apuesta están reconocidos por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España, distinción que garantiza la total satisfacción de las personas que visitan Candelaria. Y son muchas… Más de dos millones al año.

Cautivó a los antiguos pobladores igual que hoy deslumbra al visitante. Su litoral volcánico, caracterizado por pequeñas playas de arena negra y callaos, fue lugar de trashumancia para los guanches, quienes encontraron cobijo en su multitud de recovecos y cuevas.

Hoy en día, la Cueva de los Camellos y la de Achbinico, situada en el interior de la Ermita de San Blas, son considerables ejemplos de este pasado aborigen. Junto a esta zona de importancia arqueológica, se alza el Convento de los Padres Dominicos y la Basílica de Ntra. Sra. de la Candelaria, un edificio moderno de estilo neo-canario que constituye una mezcla ecléctica de las diferentes corrientes arquitectónicas que se han dado en Canarias. Contiguo a todo ello, como guardianes de la venerada imagen, se elevan las majestuosas esculturas de los Menceyes o Reyes guanches.

La Basílica y Real Santuario de Nuestra Señora de Candelaria no sólo es símbolo de Tenerife, sino de toda Canarias. Desde el año 2011, el edificio ha sido elevado a la dignidad de Basílica Menor por el Papa Benedicto XVI y se ha convertido en un entrañable punto de encuentro para los canarios.
Ya en el interior, la luz atraviesa las vidrieras e iluminan los sietes escudos de las islas que decoran el cimborrio. El color y la maestría de artista canario José Aguiar se ven reflejados en el presbiterio, decorando el camarín de la Virgen.

Opciones para divertirse, de relax, para tomar el sol y disfrutar en cualquiera de los locales del paseo marítimo. Y lo más importante, junto al mar, empapándose de su inmensidad. Hacer deporte, pasear… ocio al máximo exponente. Bares, comercios, solariums… Punto de encuentro, de sensaciones, de relajación y animación.

Tres kilómetros de costa con recónditas calas y playas de origen volcánico. Entre otras, la Playa de la Arena, lugar de descanso para los peregrinos; y Punta Larga, extensa playa de arena negra, grava y callao con zonas de solárium y una pasarela e isla-muelle con escaleras de acceso al mar, un lugar ideal para disfrutar de las puestas de sol.

También merece la pena callejear por el casco antiguo, cuyo paisaje está dominado por la torre de la Iglesia de Santa Ana, y descubrir sus pintorescas casas.

Refugio de endemismos y caprichos naturales, Candelaria sorprende por su diversidad. Tesoros medioambientales salpicados de terrenos fértiles y un elenco de elementos arquitectónicos de reconocidos valores históricos y artísticos. Por estos lares el peso de la agricultura y ganadería ha esculpido pintorescos pueblos y estampas de bella factura.

Candelaria se descubre recorriendo su sorprendente y bien señalizada Red de Senderos. Caminos tradicionales puestos en valor, homologados. Caminos reales que atraviesan barrancos y sortean montañas. Lomo El Centeno, Barranco de Chacorche, La Mesa, Barranco El Rincón, El Moralito, Los Brezos y Samarines, territorios únicos para la práctica de deportes y ecoturismo. Lugares de esparcimiento junto a parajes de gran belleza. Guardianes de la historia, de elementos etnográficos y patrimoniales que escriben el devenir del municipio.

Cada 2 de febrero y también el 14 y 15 de agosto Candelaria estalla en su más multitudinaria fiesta, la de la patronal de Canarias. Año tras año se repite el ritual y las muestras de apego con las raíces. Huellas de un pasado materializadas en actos que, como la representación del hallazgo de la Virgen o la luchada institucional, recuerdan los orígenes de la localidad.

Y en Carnaval, Candelaria se llena de color, diversión y sobre todo muchas ganas de pasárselo bien. Se diferencian de otros por el Encuentro Regional de Murgas, el único que es capaz de reunir a los grupos ganadores de los carnavales más importantes de Canaraias. Una cita a la que acuden miles de amantes del Carnaval cada año para disfrutar de la ironía y picardía de sus letras.

También destaca por su gastronomía. Comer bien en Candelaria es sencillo. Y es que por estos lares saben manejar los pucheros y la materia prima. Excelente gastronomía de mar y tierra, feraz y profusa en sus preparaciones, de productos frescos y de temporada.

Papas, batatas, mojos, escaldón de gofio, carne fiesta, ropa vieja, garbanzas, pescados… Para todos los paladares. En cualquier época del año y con la calidad que le reconoce el distintivo de `Compromiso de Calidad Turística´. Una sinfonía de elaboraciones típicas y otras más internacionales para una carta amplia y de prestigio, con identidad y en los mejores escenarios, con el toque y las sugerentes combinaciones que permiten los vinos de la zona.

Más información: turismocandelaria.es